Las claves
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La educación es uno de los pilares fundamentales de nuestra sociedad, aunque cada vez más voces advierten un descenso en la preparación y la motivación de las nuevas generaciones.
En el podcast Spicy4tuna, el empresario y profesor Marc Urgell compartió una reflexión que ha generado debate sobre la evolución de los estudiantes de posgrado en los últimos años.
Con una trayectoria consolidada en el mundo de la empresa y la docencia, Urgell aseguró con claridad: "Llevo 8 años como profesor de máster y cada generación que llega es peor".
Una tendencia negativa
A lo largo de la conversación con Euge Oller y Guillermo Díaz (Willyrex), Urgell explicó que su observación proviene de una experiencia directa y prolongada.
"Absolutamente, de las ganas y del conocimiento", respondió cuando Oller le preguntó si había notado un declive en la motivación de los alumnos.
"¿En un máster pagan y van con menos ganas?", preguntó Guillermo Díaz, claramente sorprendido.
Ante ello, Oller respondió que "a veces pagan sus padres", a lo que Urgell añadió: "O sus empresas".
Esta dinámica, según los tres, puede influir en la falta de implicación personal de algunos estudiantes que cursan másteres sin una motivación genuina.
Para Urgell, el problema no radica únicamente en la actitud, sino también en el nivel de conocimiento que los alumnos demuestran.
"Lo que veo es que cada vez tienen menos nivel", afirmó, antes de matizar que no se trata de una opinión aislada.
Según explicó, suele contrastar sus percepciones con otros docentes: "Cuando evidencio algo, bajo mi punto de vista, bajo mi opinión, lo que hago es preguntar a otros profesores y todo el mundo coincide en que el nivel cae".
El profesor también quiso aclarar su método de evaluación, dejando claro que no se basa en tareas rutinarias.
"Yo no pongo deberes", insistió, explicando que prefiere "poner pruebas de evaluación, o preguntar en clase, para ver qué conocimiento tienen".
Las declaraciones de Urgell abren un debate sobre la calidad formativa y la actitud de los estudiantes en programas de posgrado.
Su diagnóstico, claramente, plantea una cuestión inquietante: ¿Están los nuevos profesionales perdiendo el interés y el rigor que antes caracterizaban a quienes buscaban especializarse?
