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Las claves

Los obreros al sol, casco en mano y manos encallecidas, ya no seduce a las nuevas generaciones. Ser albañil, un trabajo que durante décadas levantó ciudades enteras, ha perdido atractivo entre los jóvenes.

Hoy, las obras se quedan vacías y las empresas se las ven y se las desean para encontrar mano de obra. Según los últimos datos, se estima que hacen falta unos 700.000 trabajadores en el sector de la construcción para cubrir la demanda actual.

Sin embargo, la falta de trabajadores cualificados ralentiza el ritmo de construcción, encarece los precios y retrasa las entregas ya estipuladas. Los empresarios lo repiten una y otra vez: sin albañiles, no hay casas.

"Está mal visto y es cansado"

David Cerrillos, albañil y profesor de fábricas de albañilería, asegura en Informativos Telecinco, que hoy por hoy, "los jóvenes no quieren trabajar porque está mal visto y es cansado". Este testimonio relata una realidad que se repite en casi todos los rincones del país.

En los talleres de formación, la mayoría de los aspirantes son extranjeros. Las cifras confirman el panorama. Según la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), la edad media de los empleados en el sector supera ya los 45 años.

Hace dos décadas, solo un tercio de los trabajadores tenía esa edad; hoy son más del 65%. Un relevo generacional que no acaba de llegar en un oficio que cada vez se ve más avejentado.

Mientras tanto,  el paro juvenil en España continúa entre los más altos de la Unión Europea, un 26% en 2025, según Eurostat, lo que hace más paradójico el vacío laboral que vive la construcción hoy en día. Faltan manos, pero sobran jóvenes en busca de empleo.

Pedro Fernández, presidente de la CNC, confirma que el sector intenta atraer talento joven a través de varias ventajas: "Un albañil cobra muy por encima del salario mínimo interprofesional", explica. De hecho, el sueldo medio ronda los 1.700 euros mensuales, aunque puede superar los 2.000 euros en obras de gran escala.

Lo cierto es que los programas de formación se multiplican, pero cuesta llenar las aulas. El Ministerio de Trabajo y las comunidades autónomas impulsan recursos para capacitar en oficios de obra, pero la matrícula joven no acaba de despegar.

Y es que, de acuerdo a los expertos, esta situación puede agravarse si no se actúa rápido. Con trabajadores envejecidos y una demanda que no cesa, la falta de albañiles no solo retrasa los proyectos, sino que también podría llegar a encarecer la vivienda.