Las claves
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Juan Carlos, un joven de 30 años, ha logrado comprar 12 pisos en solo dos años, desafiando la tendencia de acceso limitado a la vivienda para jóvenes en España.
Su estrategia de inversión se centra en ciudades con más de 50,000 habitantes, buscando siempre un mínimo de 10% de rentabilidad en sus propiedades.
A pesar de las dificultades, su formación en ingeniería civil y gestión de proyectos, junto con un trabajo estable, fueron clave para obtener financiación bancaria.
El acceso a la vivienda sigue siendo un gran reto para los jóvenes en España, quienes a menudo deben recurrir al alquiler compartido debido a los altos precios.
En una España marcada por los precios récord de la vivienda y el miedo a no llegar a fin de mes, hay perfiles que logran romper con todos los esquemas.
Juan Carlos, de tan solo 30 años, tiene a su nombre 12 pisos, viviendas que ha ido comprando con los años. "Me acuerdo de que le decía a mi madre: voy a coger cinco pisos en 3 años. Al final, al cabo de dos años conseguí 12 viviendas", confiesa a Libertad Inmobiliaria.
Su caso es la excepción en un país donde menos del 13% de jóvenes logra acceder a una vivienda antes de los 30, según el Observatorio de Vivienda del MITMA.
"No tiene sentido sin una rentabilidad del 10%"
Carlos cuenta que arrancó justo antes de la pandemia. "Empecé a invertir en 2019 y después seguí comprando más fuerte. Estudié ingeniería civil, luego hice un máster de gestión de proyectos y algún MBA. También leía mucho, sobre todo cursos del sector inmobiliario", explica.
Hoy, cinco de sus pisos están alquilados, otros cinco pasando por una reformación, y dos más en obras. "Si no tiene mínimo una rentabilidad del 10% no tiene sentido, porque al final, muchas veces no solo es que la vivienda se pague sola, sino que te genere un 'cashflow' positivo", afirma el joven.
Su estrategia es clara: invertir solo en ciudades de más de 50.000 habitantes, con servicios básicos como hospitales y universidades, "porque hay demanda de todos los perfiles: funcionarios, estudiantes, trabajadores de larga estancia...".
Pero no todo ha sido fácil. Juan Carlos reconoce que tener un trabajo estable fue clave para conseguir financiación bancaria.
En cuanto a la inversión, señala que se necesitan ingresos sólidos y demostrar un historial. Aun así, señala que su receta es simple, "aunque no te salga una operación perfecta, tira por la siguiente y a por la siguiente".
Su ambición no se detiene. En los próximos años aspira a tener una cartera de 50 pisos, siendo este uno de sus mayores retos.
Según datos del Ministerio de Vivienda, el precio medio de compra en la Comunidad Valenciana sigue siendo un 21% inferior al de Madrid o Barcelona, pero las rentas de alquiler han subido más de un 12% en el último año.
"Alcoy es una ciudad muy turística. Tiene en torno a 60.000 habitantes y todo lo necesario para invertir. Me parece una de las ciudades más atractivas para ello", recomienda.
Los jóvenes y la crisis de vivienda
Los números no fallan. En lo que va de año, uno de cada cinco pisos adquiridos por jóvenes se destinó a inversión y alquiler con más de 7.000 nuevos inversores en vivienda solo en el primer semestre del año, según MITMA.
"Lo que me motivó a invertir es el poder dirigir mi vida, ser el dueño de mi destino y tener tiempo libre para decidir qué hacer", confiesa Juan Carlos.
Y es que, a ritmo de reformas, alquileres y visitas a edificios, Carlos sigue ampliando su cartera. "Esto es mi pasión. Estar continuamente formándome a nivel profesional y personal", exclama.
Sin embargo, el acceso a los alquileres para los jóvenes en España sigue siendo un gran desafío. Marcado por precios altos y sueldos que no crecen al mismo tiempo, el adquirir una vivienda, o tener un alquiler que no 'ahogue' a los jóvenes, dista mucho de la realidad de Juan Carlos.
Por eso, compartir piso sigue siendo la opción más común y necesaria para miles de jóvenes en España, aunque el coste incluso de una habitación supone más del 30% del salario mediano joven, superando el límite aconsejado para no comprometer las finanzas.
Aunque el Gobierno ha renovado las ayudas para soportar este peso, no siempre es suficiente para poder luchar contra una situación en la que cada vez más jóvenes se ven involucrados.