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Adquirir una vivienda es el sueño de muchas personas. Y puede hacerse realidad en un momento como el actual, donde los tipos de interés están bajos, con hipotecas por debajo del 2%, y el precio del alquiler disparado.

Sin embargo, esas ‘luces’ para adquirir vivienda también tienen sus ‘sombras’. Y es que el precio de la vivienda también está alcanzando niveles que están por las nubes. Así lo demuestran las diferentes estadísticas, tanto del INE como de los portales inmobiliarios.

Quien esté decidido a dar el paso, debe tener en cuenta una serie de puntos. Porque no todo se reduce a ir al banco y mostrar la nómina y los ahorros. “Esto es lo que no te cuentan cuando pides tu hipoteca”, afirma David Cumplido, asesor de crédito inmobiliario en LinkedIn.

¿Qué valoran los bancos?

“A menudo pensamos que todo se reduce a tener nómina y ahorros, pero los bancos valoran mucho más de lo que parece”, afirma Cumplido. Y lanza una serie de criterios “que raramente se explican de forma transparente”.

Por ejemplo, no todos los salarios pesan igual. “Un ingeniero con 1.800 euros al mes no se mide igual que un camarero con el mismo sueldo”, sostiene el asesor.

¿Por qué? Porque el banco “mira la estabilidad del sector, la facilidad de recolocación y el tipo de contrato. La profesión importa”.

A este primer punto que subraya, hay que añadir otro: “Tu historial no es solo deudas o ingresos. No basta con ‘no estar en Asnef’”. ¿Qué es Asnef? La Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito.

¿Y a qué se dedica? Pues básicamente es un registro de morosos donde aparecen aquellas personas físicas y jurídicas que tienen deudas impagadas con entidades financieras, empresas de servicios o comercios.

Por eso, las entidades financieras también valoran la antigüedad en la empresa, la evolución de tus ingresos y hasta cómo gestionas tus cuentas: descubiertos, movimientos raros o muchos créditos rápidos restan puntos.

El tercer punto es que “la vivienda es el aval, y no todas valen lo mismo”. Y pone el siguiente ejemplo: un piso en una capital, con buena ubicación y servicios cerca, se financia mejor que uno en un pueblo pequeño.

“La facilidad de reventa pesa. Si el banco tiene que ejecutar, quiere hacerlo rápido”, remarca.

Otro aspecto que destaca David Cumplido son los detalles del inmueble que acabarán marcando la diferencia. “Plantas bajas con poca luz, áticos sin ascensor o viviendas en mal estado son menos atractivas para la tasación”, sostiene.

Por eso, “aunque tú las veas perfectas, para el banco son más difíciles de colocar en el mercado”.

¿Otros aspectos? La población y el entorno cuentan. “No es lo mismo un piso en una ciudad dinámica que en una localidad en retroceso poblacional. El banco analiza si la zona tiene demanda o está perdiendo valor con los años”, indica.

Y, por último, la radiografía completa. “Más allá del sueldo, miran tu edad, número de hijos, cargas familiares, incluso si compartes hipoteca con alguien y su perfil. Todo ello suma o resta confianza al riesgo de la operación”, concluye.