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El campo español está viviendo una situación realmente tétrica. La falta de mano de obra y los gastos en alza han hecho que los agricultores cada vez más duden sobre el futuro de su profesión.

Así, varios viticultores de San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja, hablaron en el programa La Linterna, en la cadena Cope, sobre la realidad del campo español.

Uno de ellos, David Ramírez, viticultor de segunda generación, habló sobre la realidad económica que deben atravesar los agricultores y pintó un cuadro relativamente apocalíptico sentenciando que "esto se acaba".

"Un año muy complicado"

El trabajador explicó que, además de los problemas económicos, este año la cosecha fue escasa. Ya de por sí, los agricultores cobran 30 céntimos por kilo de uva; por ende, en esta situación temen unos ingresos mucho menores.

"Hemos tenido un año complicado por el mildiu, con unos gastos que se nos han ido de las manos y un esfuerzo increíble", expresó Ramírez.

Este año ha sido especialmente duro para los viticultores, ya que se han tenido que enfrentar a los bajos precios y problemas climáticos, como por ejemplo los incendios forestales en el verano o las sequías.

Además, La Rioja, Castilla y León y Andalucía son las zonas en las que la plaga del mildiu golpeó con más fuerza, causando pérdidas de hasta el 80% de la cosecha, como mencionó el agricultor.

A todo esto, también denunció que "las bodegas otra vez nos siguen dando la espalda y no nos dan lo que merecemos por nuestro trabajo duro".

Por otro lado, el viticultor quiso hacer énfasis en otro de los grandes problemas a los que se enfrentan, dando un diagnóstico de lo más sombrío: "Que mi sobrino o mis hijos vivan de la agricultura va a ser imposible".

"Estamos entrando en un bucle y no nos damos cuenta de que esto se acaba", advirtió, plantando con ello una semilla de preocupación por el futuro de esta profesión.

De esta forma, expuso que el motivo detrás de pensar que "esto se acaba" es que "no podemos estar trabajando continuamente a pérdidas porque nadie trabaja perdiendo dinero, o sea, es imposible".

En los últimos dos años, se han perdido hasta 50.000 empleos agrícolas que, acompañados del encarecimiento de los insumos, la gestión hídrica, la burocracia y la falta de relevo generacional, han llevado al sector agrícola a una importante crisis.

Por otro lado, el sector vinícola se enfrenta a las sequías, olas de calor, granizadas y lluvias torrenciales que afectan la cantidad y la calidad de la uva. Esto, a su vez, pone en peligro la rentabilidad del viñedo.

Sumado a esto, a nivel de competencia global también se han visto afectados por los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el descenso del consumo mundial de vino y una importante falta de apoyo institucional.

Por último, la falta de relevo generacional, derivada de la baja rentabilidad y condiciones laborales duras, lleva a que en familias de agricultores como la de David Ramírez, exista la duda y la amenaza de la desaparición de su viñedo familiar.