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El debate sobre la relación de los jóvenes con el mercado laboral lleva años generando titulares y encendiendo discusiones.

Mientras algunas voces críticas insisten en que las nuevas generaciones han perdido la cultura del esfuerzo, otras perspectivas señalan que el verdadero problema está en las condiciones ofrecidas.

Xavier Abat, abogado conocido en redes como 'El Abogado de TikTok', se ha sumado a la conversación con un mensaje claro: el problema no es la falta de ganas de trabajar, sino la falta de dignidad en muchos puestos.

Un panorama desalentador

"Me hace gracia cuando escucho que los jóvenes de hoy en día ya no quieren currar. No es que no quieran trabajar, es que no quieren hacerlo en tus miserables condiciones, ni yo trabajaría así", afirma el abogado.

La reflexión no es gratuita. Basta observar la precariedad que se esconde tras muchas ofertas: contratos a tiempo parcial con sueldos bajos, horarios indefinidos y escasa formación.

Abat lo resume de forma tajante: "¿De verdad creéis que una persona joven y preparada va a aceptar un contrato de mierda de 20 horas a la semana cobrando 600 pavos, sin horarios claros, sin formación y con un jefe que se cree Dios? Pues claro que no".

Este tipo de condiciones laborales, lejos de fomentar la incorporación de los jóvenes al mercado, los empujan a buscar alternativas.

El abogado sostiene que la nueva generación está mejor formada que nunca y que, precisamente por ello, no se conforma con cualquier cosa.

"La generación actual no es floja, es lista, es rápida, muy capacitada, con ganas de comerse el mundo y sobre todo es mucho menos sumisa", destaca.

"Esta generación sabe lo que vale y no va a mendigar una silla en tu triste oficina si no hay respeto, condiciones y sentido común", añade, señalando que el problema está en el mercado laboral.

Por otro lado, resulta inevitable comparar con generaciones anteriores, cuando muchos trabajadores aceptaban lo que fuera con tal de acceder al mercado laboral.

"A mí también me tocó aguantar mierdas en mi primer curro, pero eso no lo hace correcto, simplemente significa que aguantamos más de lo que deberíamos", reconoce Abat.

Con esa experiencia como referencia, insiste en que no se puede romantizar el sacrificio mal entendido ni justificar la precariedad como parte inevitable del proceso.

El problema, según él, no está en la falta de motivación de los jóvenes, sino en la falta de oportunidades dignas.

"La próxima vez que digas que la generación que quería currar ya no existe, piénsalo dos veces, porque igual lo que no existe son condiciones dignas para desarrollar un buen trabajo", sentencia.

El debate, en definitiva, no debería centrarse en cuestionar la actitud de la juventud, sino en repensar las estructuras laborales.

Las empresas que no ofrezcan un mínimo de estabilidad, formación y respeto difícilmente atraerán a los profesionales que necesitan, porque el futuro del trabajo pasa por dignificarlo y no por culpar a quienes se niegan a ser explotados.