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Son historias de superación, de emprendedores, o de personas que se han hecho a sí mismas. Se definan como se quieran definir, lo cierto es que han dado un vuelco radical a su vida. Y, como se suele decir, para mejor.

Es el caso de Marcos, un frutero mileurista que, en la actualidad es dueño de tres pisos. “La historia real que nadie te cuenta”, afirma David Cumplido, asesor de crédito inmobiliario.

“Cuando Marcos nos conoció hace 7 años, ganaba poco más de 1.000 euros al mes trabajando en la sección de frutas de una gran cadena de supermercados. Sin ahorros, sin lujos… pero con una idea clara: quería tener un piso propio”, recuerda Cumplido.

El cambio de Marcos

Dada la situación económica de Marcos, David Cumplido analizó su caso y encontró una oportunidad que le venía como anillo al dedo: “Un humilde cuarto sin ascensor en Quatre Carreres [Valencia] por 63.000 euros”.

¿Cuál fue la entrada? “Mínima”, indica el asesor del crédito inmobiliario. Y la hipoteca fue de apenas 300 euros mensuales.

“Marcos era listo. Alquiló una habitación por 250 euros, y con nuestro consejo empezó a ahorrar y amortizar a toda velocidad”, continúa relatando David Cumplido.

Sin embargo, hubo un momento en su vida en la que la misma cambió radicalmente: “Se fue a vivir con su pareja a un chalet compartiendo gastos, y alquiló su piso entero por 900 euros al mes”.

¿Cuál fue la consecuencia de dicho giro? “Eso disparó su capacidad de ahorro y aceleró aún más las amortizaciones”, apunta el asesor.

Han pasado siete años desde entonces. ¿Y cuál es su situación en el presente? Pues que su primer piso está completamente pagado. Además, el mismo, en la actualidad, vale 150.000 euros. Recordemos, lo adquirió por 63.000 euros.

“Pidió una nueva hipoteca sobre ese piso ya pagado y se compró dos viviendas más por 95.000 euros cada una”, señala Cumplido.

Por lo tanto, hoy Marcos es dueño de tres viviendas. Paga 1.000 euros en hipotecas y cobra 2.700 euros en alquileres. Y sigue trabajando de encargado en la misma sección de frutas.

¿Cuál fue la clave? “Una buena estrategia, decisiones con cabeza y alguien que le guiara desde el minuto uno”, concluye David Cumplido.