El plató de 'Y ahora Sonsoles' fue escenario de un testimonio tan estremecedor como surrealista, y, sobre todo, necesario.
Anabel, una mujer que acudió al programa para contar su historia, relató el infierno que vivió durante años a manos de su expareja, en una relación marcada por la humillación, el control y el maltrato psicológico.
Todo comenzó en 2017, cuando Anabel se trasladó a Holanda "por amor". En ese momento, su peso era de 47 kilos. "Bueno, yo ahora tengo un sobrepeso evidente, pero en el año 2017 pesaba 47 kilos y no me veía gorda", comentó.
Sin embargo, el cambio de vida y la inactividad le hicieron ganar peso progresivamente.
"Cogí peso en Holanda porque, al no trabajar y estar siempre en casa, fue algo progresivo. No fueron 30 kilos de golpe, pero daba igual", señaló.
La reacción de su pareja fue despiadada: "Entonces la cosa empezó: 'Es que estás gorda'".
Anabel explicó que no solo la llamaba gorda, sino también fea: "Me decía: 'Estás fea...'. Y era muy duro".
La relación se rompió el 30 de septiembre de 2018, pero antes, ella aguantó por una razón clara: "Yo le quería, le quería muchísimo y la amaba muchísimo".
Él mismo le compró un billete para que regresara a España. "Te vas a las tres menos cuarto de la mañana, te vas", le dijo su expareja.
Y, con dureza, añadió: "Te vas porque estás gorda. Cuando adelgaces lo que tengas que adelgazar, vuelves, porque esta sigue siendo tu casa".
Anabel recuerda haber tenido que hacer trasbordo en Oporto antes de llegar a Barajas. Ya en Madrid, y sola, se sometió a una intervención quirúrgica.
"El 8 de noviembre me someto a la operación de balón gástrico. Por él exclusivamente, y sola", puntualizó.
La operación fue financiada por sus padres, a pesar de su negativa inicial: "Mi familia me dijo que no me iban a pagar un balón gástrico... pero al final lo hicieron: 3.990 euros. Me lo pagaron, porque yo me quería morir".
Durante los seis meses posteriores perdió 22 kilos. Mantenía contacto con su expareja, enviándole fotos para mostrar su transformación.
"Yo le pasaba fotos de cómo era mi cambio físico. Yo perdí 22 kilos, y era para ver si yo me daba opción a volver a mi casa", explicó.
Anabel volvió a Holanda con la esperanza de que las cosas mejoraran, pero la situación no hizo más que empeorar.
Un descubrimiento terminó de abrirle los ojos: "Tirando de las sábanas de franela cayó una bolsa... Saqué un tanga de encaje rosa, precioso, talla S; una sudadera verde talla M y unos vaqueros talla 36 en los que yo no quepo".
Le entregó la ropa a su expareja con un mensaje: "Le puedes decir a la rubia que haya venido que cuando quiera puede venir a buscarlo".
Aunque no dejó la relación en ese momento, ya había comenzado a planear su salida: "Yo ya estaba planeando dejarle, pero el problema era la mudanza de vuelta a España... aguanté dos meses y pude recuperar mis cosas".
Un caso de violencia psicológica
El testimonio de Anabel fue reconocido por los colaboradores del programa como un claro caso de violencia de género.
"Ella ha sido víctima de una violencia de género psicológica... y estas víctimas necesitan trabajar desde el punto de vista psicológico", explicó una experta en plató.
Además, recordó que, aunque los hechos se cometieron en el extranjero, al ser ambos residentes en España, el caso podría haber sido competencia de la Audiencia Nacional. "De haberlo denunciado, probablemente él estaría ya condenado", concluyó.
