"Necesitamos mucha vivienda, pero no tenemos manos para construirla, con lo cual será un pez que se muerde la cola", resume un empleado del sector en una entrevista publicada por el perfil de TikTok Talent Match, que visibiliza profesiones y realidades laborales de distintos sectores.
En medio de una profunda crisis de acceso a la vivienda, el sector de la construcción en España y en Europa vive una paradoja alarmante: se necesita edificar más que nunca, pero no hay suficientes trabajadores para hacerlo.
Este trabajador forma parte de un grupo empresarial dedicado a la construcción y conoce de cerca los desafíos estructurales que enfrenta la industria. La escasez de mano de obra cualificada se suma al envejecimiento de las plantillas, al estancamiento en la formación profesional y a una imagen pública deteriorada que aleja a los jóvenes del oficio.
Su diagnóstico es claro: "Tenemos una plantilla que se está envejeciendo. Es un sector que cada día resulta menos interesante para los jóvenes". Las cifras lo confirman.
Según datos del Observatorio Industrial de la Construcción, más del 30 % de los trabajadores del sector en España superan los 50 años, y la incorporación de menores de 30 es insuficiente para cubrir el relevo generacional.
Frente a este panorama, una de las soluciones emergentes es la industrialización del sector, es decir, aplicar procesos más mecanizados, modulares y automatizados para construir con menos personal.
"La industrialización nos beneficia: con menos gente podemos hacer lo mismo o más", explica. Pero aunque esta transformación tecnológica aporta eficiencia, no resuelve del todo el problema de fondo: el estigma que aún arrastra el trabajo en obra.
"Una parte fundamental es desestigmatizar el trabajo de la construcción", insiste. A su juicio, la imagen que muchos jóvenes tienen del sector sigue anclada en clichés del pasado: un trabajo físico, rudimentario, duro y poco atractivo.
"A día de hoy tenemos la imagen aún de un trabajo muy manual, muy simple, con unas condiciones que son duras. Realmente son más duras que un trabajo estándar de oficina", admite. Pero también matiza que la realidad ha cambiado: "Ha evolucionado bastante en los últimos años".
Esa evolución incluye desde nuevas medidas de seguridad laboral y formación continua hasta procesos digitales en la gestión de obras. Aun así, la brecha entre la necesidad de viviendas y la capacidad real de construirlas sigue creciendo.
De hecho, según datos del Ministerio de Vivienda, España necesitaría construir unas 300.000 viviendas al año para responder a la demanda actual, especialmente en grandes núcleos urbanos. En 2024, apenas se iniciaron alrededor de 120.000, incluyendo tanto viviendas libres como protegidas.
El testimonio de este profesional refleja una urgencia estructural: no se trata solo de ladrillos y grúas, sino de recuperar el valor social de un oficio esencial.
Para que la construcción del futuro sea posible, primero hay que reconstruir la narrativa que la rodea. Y eso comienza, como él mismo apunta, por reconocer que el sector ya no es lo que era, y que tampoco tiene por qué serlo.
