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Muchos ancianos se encuentran actualmente sacando partido del verano a través de los famosos viajes del Imserso que se organizan cada año.

Se trata de una oportunidad de poder vacacionar en compañía de otros ancianos y con la ventaja de que está al alcance de muchos debido a su precio reducido. Sin embargo, en muchas ocasiones más que un sueño puede convertirse en una verdadera pesadilla.

Una de esas experiencias es la de Conchi Vilar, una jubilada que contó cómo su viaje de ensueño acabó con un brote de gastroenteritis y hasta cinco personas hospitalizadas debido a la mala higiene del comedor de su hotel.

Los viajes de Imserso, señalados

El Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) se encarga de organizar diferentes viajes para las personas mayores y dependientes en España cada año a diferentes destinos repartidos por todo el país.

A diferencia de organizar unas vacaciones por cuenta propia, estos poseen unos precios reducidos, pensión completa en hoteles, seguro médico y transporte incluido, y también puede contar con diferentes actividades de ocio o culturales.

No obstante, aunque suena muy bien y son muchos los jubilados que tienen experiencias gratificantes, lo cierto es que en algunos casos puede ser lo contrario. Así lo contó Conchi Vilar en el canal de Youtube @Tagoror, donde explicó las experiencias y problemas de los viajes de Imserso.

"Estuve en Cádiz y fue magnífico pero después fuimos a Palma de Mallorca, y eso fue un auténtico caos. Se trató de un brote importante de gastroenteritis en El Arenal. Llegamos el día 14 de enero y ya había personas afectadas. Había mucha gente en cama y se habían producido algunas hospitalizaciones puntuales", contaba Vilar.

De hecho, profundizó en la poca higiene y malas condiciones de la comida: "Cuando entramos al comedor, nos llevamos una muy mala impresión. No era solo por la comida; lo que realmente no nos gustó fue la limpieza, la forma en que preparaban los alimentos. No usaban guantes ni gorros, cualquier camarero podía estar en la cocina, no había un cocinero responsable que diera la cara. La higiene brillaba por su ausencia".

Por ello, ante esas condiciones, Conchi optó por no comer en el hotel. "Nosotros no comimos allí en ningún momento. Lo intentamos alguna noche con una ensalada, pero ni siquiera eso fue posible. Simplemente no era seguro. Tuvieron que cerrar las cocinas. Presenté una reclamación, al igual que muchas otras personas. La respuesta que recibimos fue que todo estaba revisado, que no era un virus y que no había ningún problema", señaló la jubilada.

Además, no tuvo reparos en contar cómo se vivían los días con gente tan enferma y cómo "hubo gente que literalmente se cayó en el comedor por los efectos de los vómitos y el malestar". Incluso aseguró que un anciano se desmayó por una bajada de azúcar y otro tuvo una caída en el baño que le dejó una brecha. El relato de Conchi parecía sacado de una película de terror.

Después de su olvidable experiencia, la jubilada apuntó que el principal problema era a través de la manipulación de alimentos y contaminación cruzada: "Podías ver perfectamente cómo manipulaban los alimentos sin cuidado: tocaban una cosa con las manos, cogían otra; la comida sobrante del mediodía la "tuneaban" y la volvían a poner de cualquier manera", afirmaba.

En todo caso, la historia de Conchi tuvo final feliz dado que después su viaje olvidable a El Arenal, fue en otra ocasión a Palma de Mallorca con el Imserso: "Yo cogí uno en verde y me tocó en un hotel de la cadena Barceló, que son hoteles muy buenos. Esto fue una forma de compensar un poco. Palma es una ciudad muy bonita".