En los últimos años, la okupación ha pasado de ser un fenómeno casi desconocido para la sociedad a convertirse en uno de los principales problemas para los españoles.
Es el miedo de que cuando menos te lo esperes, ya sea un inquilino o un extraño, se asienten en tu propiedad y no tengas manera de expulsarlos de forma legal. Es un terror que se ha propagado por España como una pandemia.
Así, a diario se pueden ver diferentes noticias y casos de okupaciones, y el sentimiento de impotencia que genera en los propietarios. Uno de esos casos es el de Estíbaliz, una mujer de País Vasco que contó en Espejo Público la pesadilla que vive con su inquiokupa.
Inquiokupas al acecho
De acuerdo con cifras del Ministerio del Interior, en 2024 se registraron más de 16.000 denuncias por ocupación ilegal de viviendas, conocidas popularmente como okupaciones.
Este número ha supuesto un incremento del 7,4% respecto al 2023. Sin embargo, aunque un 7% pueda parecer poco, lo cierto es que cada uno de esos casos esconde una historia detrás llena de impotencia para sus propietarios.
De tal manera, uno de esos casos es el de Estíbaliz, una mujer de 48 años que desde enero de 2024 ha vivido con su inquiokupa en la misma vivienda y ha contado su historia en Espejo Público.
En un principio a finales de 2023, el inquilino aceptó pagar 350 euros de alquiler por la habitación extra que tenía la propietaria en su casa. "Es una persona de 48 años que desde enero a junio más o menos bien. El problema es que empezó a traer cosas a casa para vender y le dije que no podía hacer eso. Ahí empezaron los problemas y desde julio lo que hace es fastidiarme tanto por el día como por la noche", aseguraba Estíbaliz.
A partir de ese momento, la mujer empezó a tener diferencias con su inquilino, llegando a insinuarse sexualmente delante de ella: "A veces me hablaba y se tocaba las partes íntimas, o me he sentado a cenar y él estaba viendo porno".
Estíbaliz, ante esta situación, pidió al hombre que abandonase la vivienda, pero el inquilino no entendía razones. "Es una persona con la que no se puede hablar, le dices cualquier cosa y le da igual. Desde el 30 de diciembre él ya sabe que se le acabó contrato y se tiene que ir, pero llamé a la Policía y me dijeron que si no tiene una orden de desahucio no le pueden echar", señalaba la mujer.
Así, una vez se acabó el contrato, el inquiokupa se apoderó de la vivienda y la dejó en malas condiciones. "Piensa que mi piso le pertenece", afirmaba Estíbaliz. "Siempre se ha pensado que la casa es suya. Cuando me insulta me llama puta y perra sucia. Es una persona que está mal psicológicamente".
Ante tal situación, la propietaria optó por abandonar el inmueble el pasado mes de junio, pero el daño que le ha hecho a su vivienda y a la mujer es muy grave. "Estoy con un psicólogo. No he podido hablar con él porque me bloqueó de Whatsapp durante un año. La casa está asquerosa", señalaba Estíbaliz.
Además, en todo este tiempo que se ha apoderado de la casa, el inquiokupa no ha pagado ni el alquiler ni ninguna de las facturas de luz, gas o agua. "Pago yo todos los gastos. Encima me hace gastos de 200 euros al mes de electricidad. He tenido que pedir ayudas para pagar las facturas", contaba la mujer.
Estíbaliz espera recuperar su piso pronto, pero cree que con la legislación todavía le toca esperar mucho más tiempo a que se dé la orden de desahucio.
