Manifestación en Madrid contra el cambio climático.

Manifestación en Madrid contra el cambio climático. Efe

Sociedad

'No hay planeta B': miles de jóvenes marchan contra el cambio climático

El movimiento 'Fridays for Future', iniciado en Suecia por Greta Thunberg, ha convocado una manifestación global en más de 120 países.

15 marzo, 2019 18:50

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Miles de jóvenes en todo el mundo han salido a la calle este viernes, 15 de marzo, para exigir a los gobiernos medidas urgentes contra el cambio climático. Más de 120 países y de 2.000 ciudades, han secundado la huelga siguiendo el movimiento 'Fridays for Future', que se ha extendido por todo el mundo en los últimos meses.  

Miles de jóvenes se manifiestan por todo el mundo contra el cambio climático Atlas

La líder de esta corriente mundial en que se han convertido los 'Fridays for Future' (FFF), se encuentra Greta Thunberg, una joven activista sueca que, desde septiembre de 2018, falta cada viernes a la escuela para reclamar frente al Riksdag (Parlamento de Suecia) que el gobierno sueco reduzca las emisiones de carbono conforme a lo acordado con el Tratado de París.

La activista, de 16 años, se ha convertido en todo un icono del movimiento ecologista y ha conseguido que las huelgas de cada viernes se extiendan por el mundo. Por ese motivo, decidieron convocar una huelga global este 15 de marzo que suponga un antes y un después en las políticas climáticas. 

En España, más de 50 ciudades han secundado la huelga. En Madrid, más de 4.500 personas han acudido a la manifestación, según datos de la Policía Nacional, que pretendía terminar frente al Congreso de los Diputados. En Barcelona, han sido más de 2.000 los estudiantes que han salido a la calle al grito de "queremos un futuro".

Los jóvenes son los protagonistas de estas jornadas porque, como ellos mismos se autodefinen, son "las generaciones sin futuro" se niegan a que se continúe con las "políticas pasivas", ya que, como escriben en su manifiesto de convocatoria (publicado por Juventudes por el Clima): "El coste de la pasividad es enorme". 

Algunas de las consignas más escuchadas y reflejadas en carteles y camisetas han sido: "Ni un grado más, ni una especie menos", "no hay planeta B", "más plástico que sentido común" o "sin planeta no hay futuro".

Igualmente, grupos de jóvenes han gritado "en este movimiento no estamos politizados" para desmarcarse de algunos mensajes anticapitalistas y contra algunos partidos políticos, como el Partido Popular, que han comenzado a dar miembros del Sindicato de Estudiantes. Portavoces de FFF han aclarado que se trata de "un movimiento apartidista" y que "hay ciertos lemas que no van con el movimiento". 

Líderes mundiales lo apoyan

A pesar de ello, muchos políticos españoles han querido dar su apoyo a la huelga a través de distintos mensajes en Twitter o ruedas de prensa como Pedro Sánchez, Inés Arrimadas o Alberto Garzón. Íñigo Errejón, candidato de Más Madrid a la presidencia Comunidad de Madrid, incluso ha acudido a la manifestación. 

Estas protestas globales, aunque son lideradas por estudiantes, han sido también respaldas por más de 15.000 científicos europeos y de Estados Unidos, que han aclamado la iniciativa y han firmado un manifiesto conjunto. 

Laurence Tubiana, exministra francesa y actual directora de la Fundación Europea del Clima, ha participado en la huelga y ha asegurado que: "Los dirigentes de todo el mundo deben prestar atención a los llamamientos de nuestros hijos y garantizar que vivamos en un futuro seguro desde el punto de vista climático". 

Por su parte, la directora de la Organización de Mujeres para el Medio Ambiente y el Desarrollo (WEDO), Bridget Burns, ha mostrado su solidaridad con los "miles de jóvenes inspiradores" de todo el mundo que siguen en su "búsqueda inquebrantable de justicia ambiental", como ha recogido Europa Press. 

Consecuencias del cambio climático

Las consecuencias del calentamiento global se llevan advirtiendo décadas y han sido inspiración para películas de cataclismos y ciencia ficción. Sin embargo, de ficción tiene poco. 

Según los datos del Banco Mundial (BM), si no se adoptan medidas urgentes, para el año 2030 unas 100 millones de personas más podrían verse empujadas a la pobreza como consecuencia de los impactos del cambio climático, lo que convertiría para 2050 a más de 143 millones de personas en "migrantes climáticos".

La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) explica que "los migrantes por motivos ambientales son personas que se ven obligadas a abandonar sus viviendas habituales por cambios repentinos o graduales del medio ambiente que inciden negativamente en sus condiciones de vida". 

Estas migraciones ya se han puesto en marcha debido al aumento de sequías e inundaciones, que se han triplicado en las últimas tres décadas, según datos de la OIM.

El BM alerta también de los impactos del cambio climático en la salud de las personas, ya que la contaminación atmosférica es responsable de "más de 7 millones de muertes prematuras al año". 

Todo esto debido al modelo de vida actual en el que destaca al gran consumo de plástico, las bajas cifras de reciclaje y reutilización de materiales, la emisión de gases contaminantes o el uso de combustibles fósiles, entre otros. 

Pequeñas mejoras

No obstante, hay motivos para pensar que las cosas pueden mejorar, partiendo de la base de la gran concienciación de miles de personas que están reclamando los cambios necesarios. 

Además, en los últimos años hemos hechos pequeños progresos. Por ejemplo, en España reciclamos en 2017, el 33,3% de los deshechos totales. Esa cifra está lejos del 45% que de la UE, pero ha aumentado, tal y como informa la Oficina Europea de Estadística (Eurostat)

Asimismo, en 2018 la NASA demostró que el agujero de la capa de ozono, que fue un tema clave hace unos años por su importancia a la hora de protegernos de los rayos ultravioletas del sol, se ha reducido un 20% desde 2014, a pesar de que en algunas otras zonas de la Tierra se haya debilitado. 

Si se toman medidas reales ya, tanto en la vida cotidiana como en las políticas internacionales, puede que consigamos retrasar o reducir el impacto del cambio climático, un problema no de las futuras generaciones, sino del presente.