“Educar a los hijos ahora es más complicado que nunca”. Así de tajante se muestra el profesor y pedagogo José Antonio Marina, quien asegura que los padres en pleno 2016 tienen “infinidad” de dudas sobre cómo hacer esta tarea “de la mejor forma posible”. Una profesión complicada, ya que la implicación de las familias en la educación de los niños es “esencial” para el éxito escolar de estos. Por ello, desde hace casi una década está inmerso en su gran proyecto vital: la Universidad de padres, que nace con la premisa de que “cualquier persona, para sobrevivir y progresar necesita aprender, cuanto menos, a la misma velocidad que crece el entorno”.

El curso está a punto de comenzar en esta peculiar universidad online y su rector Marina -quien fue calificado como filósofo de cabecera de Zapatero y a quien el Ministerio de Educación actual (PP) le hizo el encargo de elaborar el libro blanco de la profesión docente- explica a EL ESPAÑOL cuál es el modo de funcionar de este campus online. “En una sociedad del aprendizaje, cuya economía estará basada cada vez más en la ciencia y en la tecnología, la principal riqueza de las naciones ya no es el territorio, ni la población, ni las materias primas, ni el capital: es el Talento”. Con mayúscula.

La Universidad de padres, según explican sus responsables, gira en torno a dos grandes ejes. El primero de ellos radica en el ansia de convertirse en un observatorio que oriente a educadores, especialmente a los padres, y a la sociedad en general, sobre “el rumbo que van tomando las cosas”. Esto es; comunicar los hallazgos, avisar de las oportunidades y alertar de los peligros que la velocidad de los cambios produce: “Lo fundamental es entender que estamos virando desde la sociedad del conocimiento a la sociedad del aprendizaje”. “Todos nosotros debemos convertirnos en los protagonistas de nuestra manera de aprender y desarrollarnos, buscando la mejor información, los mejores hallazgos científicos y tecnológicos para incorporar a nuestra vida diaria”, analizan.

En segundo término, la Universidad de padres busca ayudar a estos a fomentar talentos flexibles, de gran “inteligencia práctica”, capaces de aprender constantemente, de fijarse metas ambiciosas y realistas y de “poner empeños para conseguirlas”. “Lograr que cada niño encarne las mejores posibilidades de nuestra especie”, resumen. Según la teoría de este centro, los padres no son sólo padres, “son profesionales, amigos, hijos y personas que tienen anhelos, proyectos y sueños de avanzar y mejorar sus vidas”. Creemos que debemos incorporar a nuestro modelo pedagógico el concepto de desarrollo personal a través de la paternidad. Unos padres mejor preparados como personas estarán mejor preparados para asumir su proyecto familiar de manera exitosa”, añaden.

¿Cómo se logran las metas?

Pero, ¿cómo se llega a estas metas? El profesor José Antonio Marina, artífice de este centro, resume todo el recorrido con la palabra “talento”. Educación del talento a la inteligencia triunfante, que es, tal y como explica, aquella que acierta a elegir las metas y consigue alcanzarlas. “Nuestro objetivo prioritario es que cada uno de los niños desarrolle su inteligencia al máximo de sus posibilidades, es decir, que desarrollen todo su talento. Necesitamos tener a muchos ciudadanos con talento, porque al fin y al cabo la calidad de la cultura que nos rodea va a depender de la calidad de nuestras inteligencias”.

El primero de los obstáculos a superar es el de conseguir una imagen de la realidad “rica, veraz y llena de posibilidades”. En este primer momento de la educación del pequeño, el niño va construyendo en su memoria “una imagen del mundo, pesimista u optimista, hostil o acogedora, amplia o cerrada, con creencias que van a facilitar la vida o hacérsela difícil”. Aquí, la Universidad de padres trata de fomentar una imagen del mundo “llena de contenidos que despierten su interés y que les ofrezcan muchas posibilidades”. “Una imagen que sea equilibrada con la realidad y organizada de tal manera que fomente su creatividad, su capacidad de emprender, resolver problemas y encontrar caminos nuevos”, aseguran.

Tras ello, es el turno de construir un pensamiento “riguroso, creativo y capaz de resolver problemas”. Esto pasa por enseñar a los pequeños “a utilizar bien su inteligencia”. Es fundamental, en su opinión, que aprendan a pensar por sí mismos con un gran sentido crítico. “Cada vez es más importante que los niños tengan recursos que estimulen su curiosidad y su motivación intrínseca; herramientas que les ayuden a manejar su atención, a fortalecer sus capacidades intelectuales: observar, comparar, razonar, analizar, establecer hipótesis y extraer conclusiones”.

El tercero de los escalones para llegar a esa educación plena en talento que Marina impulsa consiste en que el niño adquiera progresivamente “un tono vital y un estilo afectivo a partir de su temperamento”. “Todos queremos que nuestros hijos sean alegres, tengan iniciativa, tengan una personalidad resistente y sepan gestionar las emociones negativas”, dice.

Pensar y convivir, claves esenciales

A medida que se avanza en este proceso, se forma a niños -y padres- en una voluntad “libre y recta”, según reza el programa académico. Este objetivo tiene que ver con uno de los tres niveles de la inteligencia de la teoría de José Antonio Marina. el de la importancia del desarrollo de las “funciones ejecutivas del cerebro” para evitar crear “personalidades vulnerables”. Son herramientas educativas necesarias para el aprendizaje de la libertad y no este no existirá, tal y como afirman, “si no controlamos las tempestades de nuestro inconsciente, si no tenemos recursos para elegir el camino más conveniente frente a lo más fácil o placentero”.

Llegando al final, se trata de potencia la capacidad de comprender y comunicarse: “Nuestra inteligencia es lingüística”. Parten de la premisa en esta fase de que  gracias al lenguaje podemos pensar y convivir. Así proporcionan recursos para que los padres enseñen a sus hijos a “hablar de sus sentimientos, a enriquecer su lenguaje verbal y a fomentar la lectura”. A lograr que los niños encuentren en el diálogo y la conversación momentos de gran satisfacción.

Por último, aclaran que de nada sirven todos los objetivos anteriormente expuestos si los niños no saben convivir. Estos, van construyendo mes a mes sus dos grandes espacios vitales: la familia y los amigos, por lo que desde la Universidad de padres tratan de fomentar conductas prosociales: la búsqueda de la justicia,  desarrollar el valor de la amistad y el compañerismo e integrarse en la sociedad de manera proactiva y constructiva.

Formación 100% online

La formación que se ofrecen en este particular campus es completamente online y tiene una duración de ocho meses por curso. Los alumnos se matriculan en un aula en función de la edad del hijo que desean educar en ese talento que proclaman y la universidad le asigna un tutor que le acompaña a lo largo de año. 

“Intentamos flexibilizar en la medida de lo posible el itinerario pedagógico con el objetivo de que cada uno de los alumnos pueda adaptar todos los contenidos, estrategias educativas y herramientas a su situación concreta y particular. Somos conscientes de que hemos entrado en la era del aprendizaje, por eso nuestra labor va más allá del parenting, queremos acercarnos a los padres y madres como personas interesadas en avanzar, desarrollarse intelectualmente y emocionalmente para lograr un núcleo familiar optimista, cálido, entusiasta, rico en experiencias y en posibilidades”, sentencian.

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