Hay gente que se toma muy a pecho las discusiones y necesitan, sí o sí, tener la última palabra sentirse victoriosos. Eso es lo que le debió pasar a uno de los protagonistas de esta historia. Ocurrió en Dnipro, una ciudad del centro de Ucrania de casi un millón de habitantes, la tercera más grande del país.

Dos soldados -fuera de servicio- comenzaron a discutir e incluso llegaron a las manos, según explica el diario Metro, pero el giro surrealista ocurrió cuando parecía que las cosas se habían calmado. Uno le pidió a otro que le sujetase una cosa. El otro, pensando que le daría el teléfono o algo así extendió la mano, solo para encontrarse una granada de mano sin seguro en su palma, mientras veía que su ex-amigo salía corriendo. 

Su primer impulso fue apretar la palanca para evitar que no explotase. Sin embargo, se dio cuenta de un pequeño problema: no iba a poder estar así permanentemente, por lo que -con bastante buen criterio- comenzó a gritar pidiendo ayuda. Los paseantes que descubrieron semejante escena llamaron a la policía, pero antes de eso tomaron otra decisión para evitar que la granada explotase.

Un agente le ayuda a mantener la presión con cinta americana. CEN

Y lo mejor que pudieron hacer es atar las manos del soldado con cinta americana a la granada, para evitar que el sudor, los nervios o el cansancio le hicieran aflojar y, por tanto, volar por los aires.

Todavía faltaba un último giro absurdo

Cuando llegó la policía, con el equipo de artificieros y todo, un agente le ayudó a mantener la presión sobre el seguro. Pero el descubrimiento que hicieron al tratar de desactivar el aparato fue todavía más delirante que la situación anterior: el artefacto era una réplica, todo era una broma.

Con todo, el autor fue detenido unas horas después, lo encontraron tranquilamente en su casa, pero ahora se enfrenta a una pena de hasta siete años de prisión.

Y es que lo de gastar una broma dejando caer lo que parece una bomba puede ser algo muy tentador:

Pero también puede salir muy caro. Solo hay que recordar el caso del youtuber Andy Arab, quien fue detenido por simular una amenaza de bomba que llevó a evacuar una facultad mientras emitía en directo:

Ahora se enfrenta a una posible condena de hasta 10 años de prisión.