Imagen de Carmen Utrera con los Seises durante el día de la Inmaculada.

Imagen de Carmen Utrera con los Seises durante el día de la Inmaculada. Cedida. Sevilla

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Carmen Utrera, la madrileña que lleva 24 años enseñando a bailar a los Seises: la tradición sevillana con cinco siglos

Álvaro Falcón cuenta sus recuerdos. Él fue uno de los niños que formó parte de este cortejo el día de la boda de la Infanta Elena.

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Carmen Utrera nació y creció en Madrid, pero lleva 24 años manteniendo viva una tradición con más de cinco siglos de historia en Sevilla. Esta amante de la danza y la docencia es la encargada desde hace casi un cuarto de siglo de enseñar a bailar a los Seises de la ciudad.

Y es que cada Día de la Inmaculada, Corpus Christi y Triduo del Carnaval, seis alumnos del colegio Portaceli adoran al Santísimo a la antigua usanza: del mismo modo que lo hacían los niños cantores de las catedrales de España hacia el 1613.

Según el canónigo portavoz del Cabildo Catedral de Sevilla, Marcelino Monza, la ciudad hispalense es "uno de los pocos lugares del país en el que se sigue manteniendo esta costumbre" y, en esto, Carmen, tiene mucho que ver.

En conversación con EL ESPAÑOL de Sevilla, la madrileña cuenta su historia. Nació, creció y se formó en la capital de España. En ella se profesionalizó en Danza Española en el conservatorio y formó parte del ballet de María Rosa durante dos años.

Sin embargo, la vida le cambió cuando se casó. Tras pasar por el altar, se trasladó hasta Sevilla, ciudad de la que ha hecho su casa. Posteriormente, comenzó a trabajar de profesora en el centro escolar Portaceli, "el semillero de los Seises".

Por vocación

Fue en estas aulas cuando, después de que se jubilara José Antonio, el anterior profesor, le ofrecieron el puesto de maestra de danza para enseñar la histórica coreografía. "Era algo que intimidaba un poco porque nunca lo había hecho pero finalmente acepté", asegura.

Ahora, a pesar de que ya se puede jubilar -tiene 67 años- admite que no quiere hacerlo porque le "da pena dejar a los Seises de Sevilla". Después de haber guiado a 24 generaciones, sabe identificar sin fallar si todos y cada uno de los aspirantes cumplen el perfil o no.

Imagen de Carmen Utrera con los Seises durante la procesión del Corpus Christi.

Imagen de Carmen Utrera con los Seises durante la procesión del Corpus Christi. Cedida.

Carmen Utrera lo tiene claro. Los Seises deben ser, ante todo, "niños poco corpulentos, que no sean ni muy altos ni muy fuertes". El motivo no es estético ni mucho menos; son los trajes los responsables.

El tejido de los atuendos -en su mayoría terciopelo y sedas- los convierten en piezas de lo más delicadas. Por esta razón, es muy importante que el vestuario no quede muy ceñido y que los chicos puedan moverse con facilidad.

Otro de los requisitos que tiene que cumplir uno de estos bailarines es "que tenga algo de oído, ritmo," además de que "se comprometan con lo que supone ser Seise de Sevilla".

Y es que, tal y como explica a este medio, pertenecer a dicho grupo de danza significa ensayos semanales durante tres años, bailar en días festivos y no poderse ir de la capital durante fechas tan marcadas como el puente de la Inmaculada.

Encontrar a aspirantes que acepten estas condiciones es uno de los grandes inconvenientes que ha ido aflorando a lo largo de los años según la maestra.

Un Seise ante Juan Pablo II y la Infanta Elena

Uno de los niños que aceptó hace más de tres décadas todas estas condiciones es Álvaro Falcó. En su caso, más que por iniciativa propia, fue por "una cuestión de pasión" por parte de su padre, un catedrático de Historia del Arte.

Según relata, la idea principal era que formara parte de la escolanía, sin embargo, finalmente consiguió que le hicieran un hueco entre los seis niños que bailaban.

Imagen de Álvaro vestido de Seise.

Imagen de Álvaro vestido de Seise. Cedida. Sevilla

Álvaro perteneció a los Seises desde 1993 hasta 1996 -los dos cursos que dura la preparación y el año en el que se debuta-. En estos tres años, el sevillano vivió dos momentos completamente icónicos.

El primero de ellos tiene como protagonista al Papa Juan Pablo II, el segundo a la Infanta Elena. Aunque durante la visita del Pontífice a la Catedral de Sevilla no bailó, Falcón la cataloga como "un momento inolvidable".

En cuanto al enlace real, el sevillano tuvo un papel fundamental: era uno de los encargados de recibir a la gente en la entrada además de llevar las arras.

Por si haber conocido al Papa en persona y haber formado parte de la boda de la hija del rey emérito fuese poco, Álvaro Falcón fue el elegido por el pintor hispalense Juan María Sánchez Rodríguez para ser retratado como Seise.

Retrato de Álvaro Falcó vestido de Seise.

Retrato de Álvaro Falcó vestido de Seise. Cedida. Sevilla

"Los días en los que bailábamos éramos citados dos horas antes y José María siempre pedía que fuera yo el primero en vestirme para poder pintarme". De esta forma, Falcón se convirtió en la cara visible de esta legendaria tradición de Sevilla durante años.

Detalles del baile

Durante los más de 500 años de historia, solo ha cambiado una cosa en la coreografía. Los niños ahora no llevan dagas ni espadas. En lo demás, el baile sigue fiel a los inicios.

La estructura continúa siendo la misma. Esta está compuesta por tres partes: introducción, copla y estribillo -este último se repite dos veces-.

En lo que respecta a los bailes, estos son un total de tres en el caso de los que se representan los días del Corpus y la Inmaculada y dos los que se desarrollan durante el Triduo del Carnaval. Todos ellos de una duración aproximada de diez minutos.

En cuanto al mayor reto, Carmen Utrera afirma contundente que es "trabajar con niños tan pequeños", puesto que en la mayoría de los casos estos no han tenido ningún contacto con la danza.

Independientemente de la dificultad que suponga enseñar desde cero a los futuros representantes de la tradición, la profesora madrileña declara que "todo merece la pena" cuando el baile culmina y el orgullo se refleja en los rostros de los bailarines, sus familias, los asistentes y el de ella misma.