Francisco te vende un cerdo por 900 €.

Francisco te vende un cerdo por 900 €. Cedida. Sevilla

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"Cómprate un cerdo y cómetelo": Francisco José te lo cría y te lo manda a tu casa por piezas para consumir por 900 euros

Una empresa cordobesa permite "apadrinar" a un cochino para, posteriormente, entregar las diferentes piezas de carne al cliente.

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Sevilla
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Ricardo se ha llevado cinco años con un cerdo "en adopción". Así es. Durante 1825 días, este sevillano ha sido, literalmente, el padrino de un cochino. Eso sí, no podía ponerle nombre ni cogerle mucho cariño.

¿El motivo? El hispalense acudió a una empresa de Jabugo, en Huelva, para apadrinar a uno de estos animales. Dicha entidad se encargaba de alimentarlo hasta la hora de la matanza y después preparaba la carne para su posterior entrega, la cual se hacía de manera escalonada.

De esta forma, el consumidor recibía sus dos jamones de bellota, sus dos paletas, sus partes nobles -secreto y pluma- y sus correspondientes cañas de lomo.

Francisco José Picón es el dueño de Mi cochino de bellota, una ganadería cordobesa que ofrece el mencionado servicio por unos 900 euros. En conversación con EL ESPAÑOL, el empresario señala que de este modo los productos se pueden vender con un precio "un 30 por ciento más barato que el habitual".

Cabe recordar que un lote de productos gourmet de este tipo puede superar los 1.200 euros. Ahora, esta medida en expansión compite con el supermercado y la carnicería tradicional.

En el caso de la entidad que lidera Picón, el cerdo al completo no se repartirá hasta pasados los dos años, puesto que hay que esperar, por ejemplo, que los jamones alcancen los 24 meses de curación. No obstante, las demás partes llegan antes.

En cuanto al pago, es el mismo sistema que el de las plataformas digitales de series y películas. No hay ningún tipo de permanencia, pero si el comprador no se da de baja, el cobro se renueva y el pedido -el cerdo- se pone en marcha.

40 años de historia

Francisco José es la segunda generación de Mi cochino de bellota, una ganadería con casi 40 años de historia y el foco puesto en el producto de calidad.

Fue en 1987 cuando su padre y su tío, José y Andrés Picón, pusieron en marcha la empresa, inicialmente como una ganadería más, criada en el corazón del Valle de los Pedroches, en Córdoba.

Imagen de los cerdos de Mi cochino de bellota.

Imagen de los cerdos de Mi cochino de bellota. Sevilla

Sin embargo, en el año 2000, después de varios años vendiendo la carne en la lonja a distintas empresas mediante contratos de cinco años, y tras mudarse a Jaén capital, donde abrieron el mismo número de carnicerías, decidieron comenzar a suministrar sus cochinos a particulares.

La forma de proceder es muy sencilla. La primera vez desde que se contrate el servicio, tras el momento del sacrificio, se mandan las partes nobles: alrededor de cuatro kilos de secreto y pluma ibérica.

Posteriormente es el turno de las dos cañas de lomo curado de entorno a un kilo cada una; al año dos paletas que pesan sobre 5,5 kilos y, tras 24 meses, los dos jamones de ocho kilos.

Cabe destacar que los tiempos se acortan en el segundo pedido, ya que las piezas del primer cochino van llegando y, por ende, se va completando.

Por lo que, si el comprador no se da de baja, el primer año después de haber apadrinado al animal es el único en el que no se recibe un jamón.

Un club de 340 socios

Este nuevo mercado comenzó a forjarse tan solo 12 meses después del aterrizaje de la idea, en una presentación en Cádiz que terminó con 35 socios. Los 35 primeros padrinos de cerdos.

Tras más de 20 años dando la oportunidad de 'adoptar' a uno de estos animales para su posterior consumo, actualmente despachan a un "club de alrededor de 340 miembros".

"Todo ha sido gracias al boca a boca. Al principio, nosotros no nos podíamos permitir invertir en publicidad", afirma a este medio el gerente de la ganadería que cuenta "con una media de 500 cochinos".

Asimismo, señalan que ahora tampoco lo hacen puesto que el servicio de apadrinamiento tiene, incluso, lista de espera. Y es que "desde 2010 todos los ejemplares se han ido vendiendo".

"Ahora trabajamos sustituyendo bajas por altas y el 30 por ciento suele quedarse fuera", asegura.

Lo que empezó como un pequeño proyecto en un rincón recóndito de Andalucía -Villanueva de Córdoba- se ha convertido para muchos en una tradición más.

Clientes de todos los bolsillos

La cartera de clientes de la entidad es de lo más variada: desde padres de familia que utilizan el embutido para los desayunos de sus hijos hasta grandes estrellas del fútbol cuya identidad no puede ver la luz "por motivos de confidencialidad".

Estos últimos, señalan desde la empresa, "vienen buscando la calidad, no les supone nada los 900 euros del coste ni los alrededor de 500 que vale el medio".

Asimismo, declara que para facilitar el pago a la clientela que no dispone de una cuenta bancaria con innumerables dígitos, se puede abonar el importe de manera fraccionada.

Aunque esta tradición nace, se cría y se cuida en Andalucía, la realidad es que un gran número de compradores son de fuera de esta.

En este sentido, Francisco José posiciona en el pódium Madrid y Barcelona seguidas, ahora sí, de la costa de Málaga. Asimismo, afirma que "hay muy buenos clientes que son del País Vasco y de la Comunidad Valenciana".

El producto ibérico es una de las señas de nuestro país más internacionales y por ello hay quien no quiere dejar de disfrutar de este manjar una vez que cruza las fronteras.

Bélgica, Italia, Alemania y Francia

Por esta razón, según narra el jienense, "en el club de socios hay alrededor de 30 clientes que son españoles pero viven en países como Bélgica, Italia, Alemania y Francia".

No obstante, asegura Francisco José, aunque todos son bienvenidos, el "que más conviene es el gran consumidor de carne". ¿La razón? La mercancía se va repartiendo a lo largo del año en un total de cuatro entregas y en cantidades contundentes.

Para no desperdiciar la carne ni que el comprador termine descontento, es el propio equipo de Mi cochino de bellota el que se encarga de asesorarlo y recomendar apadrinar al cerdo o no.

No obstante, la gran mayoría acaba sucumbido ante tal manjar al que esperar unos años, tras adoptarlo, siempre merecerá la pena.