Joaquín Sabina, en su primer concierto de despedida en Sevilla.
La Maestranza de Sevilla se rinde ante el trovador del bombín en su adiós
Esta serie de Noches de La Maestranza tiene su alfa y omega en Jaén. Concretamente este martes 2 con Joaquín Sabina, de Úbeda, y el día 13 con Raphael, de Linares.
Más información: Una Kylie incombustible cierra por todo lo alto el Icónica Santalucía Sevilla Fest 2025... con la vista en el 2026
A las nueve y cinco minutos, cuando ya los asistentes, muchos con bombín en la cabeza, habían tomado asiento, apareció Joaquín Sabina tras la proyección del videoclip del tema Un último vals.
En él aparecen multitud de caras conocidas del mundo de la cultura, todos amigos de Sabina como son Joan Manuel Serrat, José Tomás, Ricardo Darín o Luis García Montero, entre otros.
Personajes a los que el público aplaudía como si se encontrasen allí mismo sobre el escenario. Dicha canción sarcástica, rozando chirigotera al inicio, contiene un cincuenta por ciento de melancolía y vista atrás de toda una vida, y el otro cincuenta contrapone el pasado con el presente. Toda una declaración de intenciones.
Sabina quiso explicar su despedida. Mientras lo hacía, los asistentes le protestaban de forma cariñosa para que no se fuera, y él con su peculiar socarronería dijo: "Son demasiados kilómetros, hoteles… y hospitales…".
Suscitó así las risas y la complicidad del público y más incluso, si acabó diciendo: "Las noches más mágicas son las de la Maestranza".
A lo largo de dos horas y más de veinte canciones de diversos estilos, desde el rock&roll hasta la copla, este trovador nos transporta a lo que podría ser la barra de un bar mientras un paciente camarero lo escucha.
Dichas historias recitadas contrarias al “y comieron perdices” hacen estremecerse con versos como “ahora que todos los cuentos parecen el cuento de nunca empezar”, “la paz que has elegido es peor que mi guerra”, o, “amores que matan nunca mueren” evidencian que, a pesar de los años, estas letras no caducan y mantienen su sello.
"Está cantando muy bien"
Entre su entregado público se escucharon frases dichas en petit comité como "está cantando muy bien" o "está mejor que hace tres o cuatro años". Esto otorga la puerta grande al artista.
Durante Noches de boda se formó un revuelo en el tendido que le quedaba al cantante a su derecha. Aparentemente, una pareja se pidió matrimonio mientras el de Úbeda interpretaba esta canción.
Debe ser muy complicado elegir las canciones para un concierto cuando se lleva cincuenta años cantando.
En 19 días y 500 noches fue prácticamente imposible que cientos de móviles no aparecieran al unísono para grabar parte de este himno. Y así se fueron sucediendo las canciones, como un viaje entre estilos musicales con letras inmejorables y de arrolladora personalidad.
Como lo es también su característica forma de vestir. Apareciendo con camisa azul marino con lunares blancos, pantalón azul estampado y sombrero veraniego de color blanco. A lo largo del concierto se cambió sutilmente de elementos en su vestimenta, pero siempre con su sello personal.
En Y nos dieron las diez se divisaron ondeantes banderas mexicanas que acompañaron al ritmo la canción.
Homenaje a su "cuadrilla"
Era tal la entrega del artista y público que tras alguna de las canciones se pudo ver a Sabina emocionado como al mencionar a Chavela Vargas. Hubo tiempo para dedicar canciones, a Herminia y Carlos, pilares fundamentales en su carrera y a una de sus sobrinas.
Dedicó unas palabras a su “cuadrilla para hacer un buen paseíllo en la Maestranza”, sus músicos: Jaime, Mara, Laura, Pedro, Borja, José y Antonio, a varios de los cuales les cede el protagonismo en momentos puntuales del concierto.
De momento, aunque nos haya dicho "Hola y adiós" aún le quedan dos faenas más en La Maestranza el día 4 y 6 de septiembre.
Y, aunque a sus fan sevillanos no les guste su despedida, si sumamos los tres días de concierto y por cada día de concierto dos horas, seis horas de despedida en una misma ciudad no está nada mal.