La dársena del Guadalquivir vista desde el Paseo de La O.

La dársena del Guadalquivir vista desde el Paseo de La O. E. E. / EP Sevilla

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El Guadalquivir, ante el peligro de que un pescado de 3 metros lo devore todo: "No sabemos hasta dónde ha llegado"

Ninguna especie del río puede competir con el siluro, cuya elevada presencia en la dársena amenaza a todas las especies de la dársena y puede afectar la actividad económica.

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Las redes sociales han revelado la existencia de un depredador que campa a sus anchas por el río Guadalquivir. Es el siluro, una especie invasora que puede llegar a medir casi tres metros y lo devora todo.

"No sabemos hasta dónde ha llegado", dice Carlos Granado, catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla. De hecho, forma parte del proyecto 'Stop Siluro' que quiere estudiar el número de ejemplares que hay en el Bajo Guadalquivir

Los expertos ya sospechaban de su presencia en la dársena. No ha sido hasta ahora, a través de los vídeos de pescadores deportivos, cuando se ha constatado definitivamente.

Según indica Carlos Granado, hay varios riesgos derivados de la sobrepoblación del siluro en una de las zonas del río que más contacto tiene con la población.

"Se hacen baños, hay actividad recreativa y estos animales pueden llegar a alcanzar cerca de tres metros", dice. Esto es un peligro, según explica, en primer lugar, por el "susto" que alguien puede llevarse si se topa con uno de los ejemplares más grandes.

Como revela este experto, se han observado ejemplares que han comido patos, ratas, conejos y animales más grandes. Dependiendo de las condiciones que tenga o su hambre, puede atacar, por ejemplo, a perros o "a cualquier cosa que se acerque a la orilla".

El siluro apareció en la cuenca del Guadalquivir por primera vez en 2011. Estaba en el embalse de Iznájar (Córdoba). A partir de ahí su presencia se registró en otros puntos.

Fue así, pese a que, en principio, tiene una difícil "dispersión", es decir, no es tan sencillo que llegue a zonas diferentes de su ámbito.

Motivos de la expansión

Como causas de su expansión, se barajan dos hipótesis. Una es "la posible suelta accidental en embalses que sacara estas especies al río". La otra, señala, es la actividad de los pescadores deportivos.

Es una especie con mucho interés deportivo porque sus ejemplares pueden alcanzar los tres metros. Según indica, hay que estudiar si "ellos mismos cogen los alevines y los echan en diversas zonas del río".

Ahora se ha constatado la presencia en la dársena. Después de Iznájar, se encontró en embalses de la Ribera del Cala y de Alcalá del Río. También algo más abajo, hasta Coria del Río.

El proyecto 'Stop Siluro' trata de determinar la cantidad de individuos y su localización. "Con las lluvias del invierno y la primavera, ese agua dulce ha bajado hasta la desembocadura y ahora mismo no sabemos por dónde puede andar", explica.

Comen todo lo que encuentran

Los siluros, además, tienen una gran capacidad de reproducirse. Una hembra puede poner hasta 300.000 huevos. Cuando crecen, al ser omnívoros, "se lo comen absolutamente todo".

De media, viven unos 30 o 35 años, pero pueden llegar a durar 80. Su presencia es un peligro para el ecosistema. En sus primeros años empiezan comiendo insectos, pero pueden ingerir vertebrados, avifauna, lagartos y tortugas. Todo lo que encuentre a su paso.

Así, desaparecerá la biodiversidad natural del río. Se extinguirían en la zona los animales intermedios al no tener competencia en la cadena alimentaria. Luego, empezarían a proliferar las algas.

La comunidad de aves también quedaría dañada, porque comen los huevos de las especies que ponen sus nidos en las orillas. Por estos motivos, su presencia puede cambiar el paisaje natural de Sevilla.

También puede haber cambios en la masa del agua. Al comerse todas las especies intermedias, desaparecerían todas aquellas "que controlan la calidad del agua del río".

No es la única plaga presente en el Guadalquivir. El río ya tiene muchas especies exóticas que han cambiado su ecosistema. Es el caso del alburno, el lucio, el cangrejo americano o el cangrejo azul, entre otras.

Peligro para el cangrejo rojo

Todas ellas aprovecharon lo mismo que el siluro. Son carnívoras. Así, es muy fácil expandirse porque ninguna de las especies endémicas comía otros peces.

El siluro es capaz de devorar a todas las especies. Es un peligro para el ecosistema y el paisaje del río. También puede serlo para algunas de las actividades económicas que hay en sus aguas.

Por un lado, por la actividad deportiva, porque "hay asociaciones de pescadores que pagan sus cuotas para poder pescar".

Paralelamente, indica Carlos Granado, que el siluro "es un gran comedor de cangrejo rojo", cuya captura es un negocio extendido en pueblos como Isla Mayor.

No obstante, explica, es que este pescado aguanta 15 miligramos de salinidad y en este entorno está algo más alta. La duda es si serán capaces de adaptarse para ser el depredador también de esta parte del río.

Posibles soluciones

En este contexto, se pueden hacer muchas cosas para paliar la situación, porque, según subraya, "es prácticamente imposible" eliminar la población de siluros.

Por un lado, cree que el Ayuntamiento de Sevilla debe "evaluar exactamente el riesgo" de su elevada presencia en la dársena. También habla de educación ambiental.

"Hay que concienciar sobre los riesgos del traslado de estos animales de un sitio a otro. Se debe hablar con los pescadores y con las asociaciones de pescadores para que no se distribuyan", explica.

Al estar, dentro del catálogo de especies invasoras de la Península Ibérica, "es obligada la captura y el sacrificio". "Si alguien la coge y la devuelve al río, está manteniendo la población." Igualmente, recomienda que se pongan carteles para que los sevillanos conozcan el peligro.

@mauro_pescas Tenía los guantes a 50 metros y no podíamos perder este siluro 🤣 #siluro #silure #catfish ♬ son original - 𝓔𝓶𝓶𝔂 𝓮𝓽 𝓷𝓮𝓽𝓱𝓮𝓻🦎

Para este catedrático de Ecología por la Universidad de Sevilla, lo que ha pasado con el siluro es una prueba del escaso cuidado por la biodiversidad que hay en España. "Lo que hay debajo del agua no se ve. Nadie ha hecho un sistema de conservación", subraya.

"A las instituciones les da igual. Lo importante es que no huela mal y coexistamos con ese agua medio verde que forma parte del sevillano", zanja Carlos Granado sobre la situación de un Guadalquivir que se enfrenta a los peligros de un pescado capaz de devorarlo todo.