A día de hoy, muchos siguen preguntándose cuál es la razón por la que La casa de papel se convirtió en un fenómeno televisivo, capaz de traspasar la pantalla y llegar a cualquier tipo de persona sin necesidad de que hubiera visto un sólo episodio. Quizá fue su trama con trasfondo reivindicativo y social. O sus personajes cuidadosamente creados para despertar la simpatía desde los lugares más recónditos. Fuera lo que fuese, esa fórmula de éxito ha querido repetirse en Berlín, la serie precuela centrada en el personaje de Pedro Alonso que ya está disponible en Netflix.

En ella nos situamos en la edad dorada y el mejor momento de la vida de Berlín (Pedro Alonso), que planea robar una colección de joyas por valor de 44 millones de euros. O más concretamente, hacerlas desaparecer delante de los ojos de los vigilantes. Y para conseguir esta hazaña, tendrá que contar con la ayuda de una banda.

Esta era la pista inicial que invitaba a los espectadores a embarcarse en esta nueva aventura y otro gran atraco. Lo que les animaba era que todo estaría liderado por un personaje más bien indeseable pero que logró ganarse al público a través de su carisma. Aunque lo que encontrarían en Berlín no sería una serie aparte y original sobre el pasado de su personaje, sino una especie de repetición de patrones. 

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Dejando a un lado lo más atractivo de La casa de papel como lo era el suspense, las escenas de acción y su lado protestón, Berlín se centró en la dulcificación de un protagonista y el escenario que le rodea, tratando de repetir el éxito que ya había tenido la serie original.

Gran parte del público que se anime a ver Berlín y que sea fan de La casa de papel reconocerá algunas fórmulas que se repiten, personajes que se parecen e incluso escenas calcadas al milímetro. Algunos elementos que llevan a preguntarnos por qué son tan parecidas ambas producciones.

Imitación de personajes

Berlín con Damián y el Profesor

Con el fin de llevar a cabo su espectacular atraco, Berlín reúne un grupo heterogéneo de ladrones que sin necesidad de fijarse mucho, responden a ser una fotocopia de los ladrones de La casa de papel. 

El primero de ellos es Damián (Tristán Ulloa), alguien tan inteligente pero algo más irresponsable que el Profesor (Álvaro Morte), a quien se parece desde su manera de relacionarse con Berlín a la forma que tiene la pasta de sus gafas. Le sigue Bruce (Joel Sánchez), un bruto de buen corazón que aspira a ser como Denver (Jaime Lorente).

Cameron, Tokio y Nairobi

Pero los que más saltan a la vista son Roi (Julio Peña Fernández) que quiere parecerse tanto a Rio (Miguel Herrán) que acaba siendo un anagrama del personaje de la serie original; y Cameron (Begoña Vargas), claramente inspirada en el Tokio (Úrsula Corberó) con algunos toques de Nairobi (Alba Flores).

En ningún momento se trata de ocultar este tipo de paralelismos, aunque sí que se incorpora al grupo a Keila  (Michelle Jenner), la única que parece salirse del patrón y un personaje que aunque parezca ser más original, también está condenada permanecer en el redil de Berlín y a mantener su mirada puesta en Bruce sin aspirar a nada más.

Secuencias miméticas

'Berlín' vs. 'La casa de papel'

Además de identificar a los personajes con los de La casa de papel, Berlín también incluye ciertas escenas y mecánicas parecidas a las de la serie original. La más reseñable es la secuencia de la fiesta en la que participan Cameron, Roi, Keila y Bruce, que rápidamente nos recuerda a la que organizaron Tokio y Nairobi en un momento dado.

Desde la gama cromática o el baile, hasta el tipo de planos, todo en esta escena de Berlín nos lleva a pensar en la que vimos con los atracadores de La casa de papel.

‘La casa de papel’ vs. ‘Berlín’

'Berlín'

Aunque La casa de papel sufriera un gran desgaste en las últimas temporadas y quizá se alargase demasiado, lo cierto es que fue una serie que conquistó el mundo y traspasó cualquier tipo de frontera imaginable en el panorama audiovisual. Su ritmo era frenético, la tensión y el suspense que generaba eran adictivos y sus personajes tenían un trasfondo con el que empatizar, incluso a pesar de sus efectos.

Y esto mismo han querido trasladar sus creadores Àlex Pina y Esther Martínez Lobato al spin-off, tratando de aprovechar esas rentas para contar algo nuevo. Incluso aunque no parecía ser necesario un spin-off, cuando se anunció, muchos especularon en relación a la trama. 

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Había curiosidad por saber si veríamos a Berlín robando en solitario y reflexionando sobre la soledad, si veríamos algo más sobre su relación con su hijo, Rafael (Patrick Criado), que aparece brevemente en La casa de papel, o si descubriríamos cómo se convierte en el antagonista al que conocemos en la serie original. 

Sin embargo, la precuela ha adoptado un tono ligero y más cómico, queriendo distanciarse de sus orígenes. Aunque al final ha terminado repitiendo la fórmula y los elementos que sus creadores creen que funcionaron antes.