Antonio Joaquín Rico tiene 21 años y se encuentra disfrutando de sus merecidas vacaciones en su pueblo, Nerja (Málaga), después de alcanzar la excelencia en la carrera de Derecho. Lo que una persona de a pie casi ni se imagina, Antonio lo ha conseguido, pero en 38 ocasiones: tener en todas las asignaturas del grado matrícula de honor. Sin embargo, el nerjeño tiene experiencia en obtener las mejores calificaciones. Ya en Selectividad logró un 13,9 y se convirtió en la nota más alta de su comunidad.
Rico no alardea de su éxito, pero sí siente orgullo por el trayecto recorrido en estos cuatro años de carrera para alcanzar tal meta. Conciliar la vida social con la académica no ha sido un camino de rosas, aunque tampoco le ha resultado especialmente complicado.
"Vivo a pocos minutos de la facultad y, si mis clases empezaban a las nueve de la mañana, a las ocho y media estaba despertándome. No he sido el típico que le ha dedicado 15 horas a estudiar. Eso sí, iba siempre a clases, atendía y por la tarde hacía los trabajos que tenía. Con eso me ha sido suficiente", explica Antonio en conversación con EL ESPAÑOL.
Antonio el día de su graduación con varios compañeros de clase.
PREGUNTA.– Antonio, ¿cuál ha sido la clave para acabar la carrera con todo matrículas de honor?
RESPUESTA.– En mis cuatro años, sólo he faltado un día y porque tuve médico. Lo que creo que mejor me ha funcionado es ir todos los días a clase y coger los apuntes a mano, que ya casi nadie lo hace. Tengo más de 50 libretas aquí en mi sótano apiladas de todos los contenidos de derecho y todos los tengo a mano.
"También atendía a la explicación de los profesores durante esas cuatro horas de clase, no llevaba ordenador y el móvil lo dejaba, intentaba no utilizarlo para no distraerme. Nunca he sido de aprenderme las cosas como un papagayo porque el día del examen ya no me acordaría de nada. Aunque no estudiaba en casa a no ser que tuviera algún parcial, en la época de los exámenes finales le dedicaba siete u ocho horas por la noche, que es cuando mejor me concentro".
Este joven estudiante se define como una persona responsable, "cabezota" y muy inquieta. Estas tres cualidades lo han impulsado a convertirse en el mejor de su promoción. No dejar las cosas para el final, permitirse dormir la siesta, disfrutar del tiempo libre con amigos y familia, y perseguir el objetivo propuesto son los principios que ha seguido a lo largo de su trayectoria académica.
"Si yo quiero disfrutar del verano y no tener asignaturas pendientes, sé lo que tengo que hacer. Eso era lo que me motivaba a ir a clases todos los días. Si tengo algo que hacer, no lo pospongo. En cuanto me mandaban un trabajo, lo hacía porque me siento mal cuando se me quedan cosas pendientes. La única responsabilidad que tiene un estudiante es ir a clases y yo sabía que si iba, tendría mi premio".
Antonio junto a sus amigos en la feria de Málaga.
"Me echaba la siesta al llegar de clases y cuando me despertaba, hacía lo que tuviera que hacer para irme con mis amigos sobre las siete de la tarde a los bares de Plutarco. No me he perdido ninguna fiesta. Después de estar con mis amigos me ponía a leer sentencias y a resolver las dudas que me habían surgido durante el día".
Antonio comenta a este diario que desde pequeño tuvo muy claro a qué quería dedicarse. Veía películas en las que aparecían abogados y se imaginaba defendiendo a su cliente. Soñaba con ser algún día uno de esos hombres que van "enchaquetados" a trabajar. Tan fuerte fue ese empeño por convertirse en abogado que, aunque una de sus aficiones es la música y tocar el piano, también considera el ejercicio del derecho como un pasatiempo.
"Me encantaba cualquier cosa que yo veía de papeleo, de una multa, de una citación para un juicio, una demanda, me suscitaba un montón de curiosidad. Cuando ya era mayor, como he tenido varios problemas familiares, he usado la carrera para evadirme de mi realidad".
"Al ser una persona un poco obsesiva, cuando tenía un problema y no quería pensar en ello, me ponía a hacer las prácticas, a estudiar si tenía un examen en una fecha cercana o incluso cuando he tenido que ir a juicio por los problemas familiares, llegaba a casa y me ponía a profundizar sobre ese tema. Lo usaba como refugio", aclara Rico.
Cambio de planes
Hasta hace quince días, Antonio tenía claro sus objetivos futuros: tener su propio despacho de abogados y ejercer como profesor universitario. En septiembre comenzará dos másteres, el Máster de Abogacía, de manera online en la UOC, y el Máster de Asesoría Jurídica de Empresas, de manera presencial en Málaga. Una vez finalizados, desea continuar con un doctorado en Derecho Mercantil.
Sin embargo, tras darse a conocer sus logros y haber participado en Y Ahora Sonsoles, se ha empezado a cuestionar cuál es el camino profesional que realmente desea seguir. Ha pasado de no ser reconocido en su pueblo, Nerja, a recibir invitaciones de diversos despachos de abogados para unirse a sus proyectos. Tener su propio despacho ya no le parece una meta lejana, sino un objetivo viable y realista.
Rico junto a Isabel Rábago.
"Ahora que se me está conociendo, veo más posible que de aquí a 10 años pueda tener mi propio despacho. Tenía claro que me quería quedar de profesor aunque yo aspirara a montar mi propio despacho, pero me ha cambiado un poco la perspectiva. Antes veía el puesto de profesor como algo más cómodo y, si me surgía algún caso, pues cogerlo. Salir en periódicos y en la TV también me ha hecho tener miedo y crearme inseguridad".
"El hecho de que la gente conozca lo que he conseguido crea unas expectativas altas, aunque no haya aún ejercido. Voy a intentar demostrar que soy bueno, pero sin sentirme mal si no consigo sacar todo excelente", sentencia Antonio.
Aunque tiene dudas acerca de dónde acabará, lo que no está dispuesto a negociar son sus valores. No desea ser recordado únicamente como un buen estudiante, sino como una persona fiel a sus principios. Para él, todas las personas deberían defender su concepto de justicia para, entre todos, alcanzarla.
"Me gustaría aportar algo al derecho. Quiero que la gente recuerde que soy alguien que lucha por la justicia. En un mundo en el que, quizás por dinero o influencia, uno puede verse tentado a traicionar sus ideales, pero ahora que soy joven creo que tengo la oportunidad de mantenerme firme y actuar conforme a mis valores, a lo que considero el bien supremo. Puede que sea muy difícil definir qué es la justicia, pero si todos defendemos nuestra propia idea de ella, al final, entre todos, la podremos alcanzar. Me gustaría aportar mi grano de arena a ese propósito", concluye el joven malagueño.
