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Una camarera de pisos, que trabajaba para una cadena hotelera en Mallorca, ha sido despedida por haber sometido a sus compañeras a un ambiente laboral intimidatorio, hasta el punto de que fue preciso activar el protocolo interno diseñado para afrontar situaciones de acoso moral y sexual. Esta medida disciplinaria implica que la trabajadora, con muchos años de antigüedad en la empresa, ha perdido su puesto sin derecho a recibir ni siquiera una compensación mínima.

Las demás empleadas del hotel soportaban durante meses un ambiente laboral insoportable, y algunas han tenido que recurrir a medicación debido al deterioro psicológico que comenzaron a experimentar. La compañera ahora despedida manifestaba una actitud casi obsesiva, no solo hacia sus compañeras, sino también hacia su jefa. Les dirigía amenazas, faltas de respeto e insultos.

En ocasiones les dedicaba gestos obscenos y pronunciaba frases ofensivas como "idos a la mierda, os voy a matar, me vais a comer esto", acompañadas de movimientos con las manos hacia sus partes íntimas. Pese a todo, esta trabajadora denunció en falso a sus compañeras, acusándolas de robar dinero a los clientes.

Camareras de hotel. Europa Press

Ninguna compañera deseaba estar en el mismo turno que esa limpiadora por miedo a volver a ser insultada o amenazada.

Las trabajadoras decidieron esperar al cierre de la temporada de 2023, pues la situación ya resultaba insostenible, para exponer lo sucedido ante la empresa y exigir la activación del protocolo laboral correspondiente para este tipo de casos.

La empresa asumió la tarea y designó a dos trabajadores de otra sección para que emprendieran una investigación interna. Las empleadas expusieron los abusos que habían soportado durante semanas: insultos, amenazas y faltas de consideración. Se le dio a la persona denunciada la posibilidad de presentar su versión y defenderse de las graves acusaciones. No obstante, optó por no participar en dicho proceso.

Las trabajadoras decidieron comunicar su malestar a la empresa al final de la temporada 2023, cuando ya era insostenible. La empresa decidió trasladar los hechos ante la mutua contratada para que se elaborara el informe desde el departamento de prevención. Los especialistas en prevención laboral recabaron la declaración de todas las partes implicadas. La trabajadora acusada volvió a rechazar participar en el proceso interno, aunque comunicó a la empresa que las acusaciones formuladas por sus compañeras

La empresa optó por el despido disciplinario inmediato y esta decisión ha sido ratificada por los tribunales. La trabajadora se negó al despido con la defensa de que estaba en tratamiento por depresión; sin embargo, los jueces no consideran válido el argumento.