Felipe Hernández Medina denunció a sus hijos, Felipe, técnico de Hacienda, y Rosario, médico, como autores del robo de su móvil valorado en 300 euros. En la denuncia, presentada el martes 10 de junio, solicitaba que se les impusiera una orden de alejamiento, pero el gerente de Tejidos Hernández no obtuvo respuesta, y este sábado, cuarenta días después, murió tras recibir un puñetazo de su hijo, Felipe, delante de su hermana, Rosario, la cual supuestamente no auxilió a su propio padre.
“Lo único que queremos es que estas dos personas no salgan impunes”, tal y como reflexiona Marta, hija de Toñi, la actual pareja del difunto Felipe Hernández Medina, propietario de Tejidos Hernández: un comercio familiar fundado en 1948, en plena calle Mayor de Molina de Segura.
En el interior de esa misma tienda, un poco antes de las once de la mañana de este sábado, se produjo la enésima discusión entre este comerciante y dos de sus cuatro hijos: Felipe, técnico de Hacienda, y Rosario, médico de profesión. Esta disputa precedió a una muerte que la Policía Nacional investiga en el marco de un episodio de violencia doméstica o familiar.
“La discusión del padre con sus hijos se produjo por temas personales y de bienes patrimoniales”, tal y como detallan fuentes policiales. Parece ser que por unas plazas de garaje que el fallecido alquilaba en la calle Mayor de Molina de Segura. “Cuando la víctima se separó, no hizo el reparto de algunas propiedades, unas plazas de garaje que estaba alquilando y cuya mensualidad se estaba quedando”.
Marta corrobora le teoría policial de que el desencadenante de la agresión de Felipe hijo, de 35 años, contra Felipe padre, de 65 años, se pudo deber al usufructo de las mencionadas plazas de garaje. “Este viernes, pasadas las ocho de la tarde, una vecina vio al hijo de Felipe merodeando por el aparcamiento del Edificio Doyca I donde creo que Felipe era propietario de varias plazas de aparcamiento, junto a su hermano. Fácilmente, Felipe podía tener unas cinco o seis plazas”.
De hecho, Toñi, la madre de Marta, conoció a Felipe "hace ocho años" porque necesitaba alquilar una plaza para estacionar su coche y ahí comenzó su historia de amor con este comerciante divorciado, padre de cuatro hijos: Felipe H. R. (1990), Jesús (1994), Rosario (1996) y José (1998). "Mi madre vivía enfrente de la tienda de Felipe y le dijeron que él tenía plazas de garaje y así empezaron su relación".
Felipe Hernández Medina, propietario de Tejidos Hernández, situado en la calle Mayor de Molina de Segura.
- ¿Cómo era la relación de Felipe con sus cuatro hijos?
- Marta: Nadie sabe el porqué del odio y de la inquina que le tenían a Felipe sus propios hijos. Ni mi madre ni yo lo entendíamos porque se habían quedado todo el patrimonio de Felipe. Todo estaba a nombre de su exmujer y de sus hijos. No sabemos el origen de ese odio y de esa inquina. Lo que les faltaba era matarlo y lo consiguieron. Era un odio que no dejaba vivir tranquilo a Felipe. Esto viene de hace muchos años.
A raíz de separarse, es cuando más se produjo el acoso de los hijos hacia Felipe. En plan: te robo el móvil en la calle, te amenazo, te insulto, entro a la tienda a quitarte el portátil… Hay constancia de que Felipe quiso poner una orden de alejamiento contra sus hijos y no se la estimaron. Le dijeron que entre padre e hijos esto se debía arreglar entre ellos y mira a lo que ha dado lugar.
EL ESPAÑOL ha accedido a la denuncia que el difunto Felipe (1960) presentó contra los dos hijos a los que ha detenido la Policía Nacional por su muerte: Felipe H. R., de 35 años, y Rosario H. R., de 29 años. Este comerciante les acusaba de robarle su móvil, cuando estaba con una familiar dentro de la Panadería Eloy de Molina de Segura: “Felipe y Rosario se situaron en la panadería, como que estaban haciendo cola para esperar su turno”. “Yo seguí hablando con una prima que me estaba haciendo compañía”.
“En ese momento, noté un empujón y me quitaron el teléfono del bolsillo. Me giré, observando que mi hijo Felipe se daba a la fuga corriendo y en la mano llevaba mi móvil”. “He denunciado varias a veces a mis hijos por acoso y amenazas, deseo solicitar a la autoridad judicial competente que se tomen las medidas oportunas para que se le prohíba a mis hijos acercarse a mí”. Pero no se fijó una orden de alejamiento.
Este sábado, un mes y diez días después de aquella denuncia por el robo del móvil, sus supuestos protagonistas, Felipe y Rosario, se presentaron en Tejidos Hernández: el comercio que Felipe heredó de su padre y cuya variada oferta abarcaba ropa de hombre y mujer, cortinas, sábanas…
Tejidos Hernández en la calle Mayor de Molina de Segura.
- ¿Qué sucedió dentro de la tienda?
- Marta: Felipe fue a trabajar este sábado y se le olvidó cerrar la puerta por dentro. Cuando mi madre [Toñi] llegó a la tienda, ya se le encontró desplomado y lo estaban reanimando. Los testigos le contaron que los hijos entraron y le pegaron dentro de la tienda porque había manchas de sangre. Felipe salió a la calle ensangrentado, pidiendo ayuda y gritando: ‘¡Me han pegado mis hijos!’
Cruzó la acera y se desplomó. Por lo visto, su hijo ha reconocido que le dio un puñetazo. Los testigos dicen que se hizo una fractura en el cráneo, pero la autopsia debe aclarar la causa de la muerte. Este año, le habían puesto un marcapasos porque estaba enfermo del corazón y tomaba sintrom.
Lo único que está claro es que dentro de Tejidos Hernández se produjo una fuerte discusión que se saldó con una agresión y todo quedó filmado por las cámaras de seguridad del local. A continuación, este comerciante sexagenario que estaba a punto de jubilarse, pudo caminar por su propio pie hasta un estanco que está enfrente de su tienda y allí perdió el conocimiento. De modo que la autopsia deberá aclarar si ese puñetazo le provocó una fractura de cráneo al caer contra el suelo o si el puñetazo le causó un infarto, ya que Felipe fue operado de corazón años atrás.
Tanto Felipe como su hermana, Rosario, huyeron del establecimiento tras la agresión que se saldó de forma mortal. “El autor del puñetazo se fue en un Opel Corsa a la casa de su madre en Archena”, tal y como detallan fuentes policiales. Pasada la una del mediodía de este sábado, la Policía Judicial con el apoyo de la Policía Local se presentó en esa vivienda para proceder a su detención por la muerte de su padre.
"Cuando se enteró del motivo del arresto, se derrumbó, se puso de rodillas y comenzó a llorar. Al leerle sus derechos, explicó que era licenciado en Derecho, que acababa de aprobar la oposición de técnico de Hacienda y pidió que no le esposaran", según precisan las citadas fuentes. "De forma espontánea contó que tuvo una de tantas discusiones con su padre porque llevaban muchos años discutiendo, pero que él no quería matarlo". "Parece ser que se pelearon por el alquiler de unas plazas de garaje".
Posteriormente, se citó a declarar a la Comisaría de Molina de Segura a Rosario, "doctora en un centro de salud de la provincia de Alicante", y se procedió a su arresto porque a pesar de los deberes éticos que marca el juramento hipocrático de cualquier médico, se marchó de Tejidos Hernández sin prestar auxilio a su propio padre tras ser golpeado por Felipe. "A ella la investigan por una omisión en el deber de socorro y a su hermano por un homicidio", tal y como resumen fuentes policiales.
La Comisaría de la Policía Nacional en Molina de Segura.
Este parricidio ha causado una gran consternación vecinal en Archena y Molina de Segura. De un lado, los detenidos son conocidos como una familia bien posicionada en la localidad archenera por la vinculación profesional de su madre con la Inspección de Hacienda y por la educación que han recibido desde que empezaron a formarse en el Colegio Salzillo.
Por otro lado, en la localidad molinense se le tenía mucho aprecio a Felipe Hernández Medina, por su implicación en la defensa del pequeño comercio frente a las grandes superficies y por su labor activista en la política municipal, como administrador de dos grupos de Facebook que sumaban más de 4.500 seguidores.
"Esto que le ha pasado a Felipe es muy fuerte", subraya Marta, cuya madre, Toñi, está desolada a sus 63 años tras perder a su pareja. "Felipe era uno más de nuestra familia. Se comportaba con mis hijos como si fuera su abuelo porque era un hombre chiquillero, que se ponía a jugar con ellos al fútbol, era alegre, servicial y siempre tenía una palabra amable para todo el mundo". "A Felipe, sus hijos le hacían la vida imposible y todo eso le partía el corazón".