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El hombre llegó en enero a España junto con otros compatriotas. Formaba parte de la última rotación de adiestramiento en combate convencional en campo abierto, de unos 50 días de duración, para civiles ucranianos llamados a luchar en la guerra contra Rusia. "Era muy reservado y serio. Hablaba muy poco. Pero también era de los que tenía más ímpetu", cuenta a EL ESPAÑOL un integrante de la Brigada de Infantería de Marina 'Tercio de la Armada', encargada de esta formación en colaboración con el ejército ucraniano.

No tenía más de 30 años, era rubio, de piel blanca y ojos azules, como la mayoría de ellos. "Llevaba siempre barba de varios días". De cuando en cuando, acudía a los servicios sanitarios. "Se acatarró" en un par de ocasiones. Era de los más jóvenes de los integrantes de esta rotación: el mayor tiene 58. La siguiente ronda de civiles ucranianos –otros 90 hombres– que recibirán adiestramiento en Cádiz está prevista para el mes de mayo.

"Los de ahora llevan aproximadamente un poco más de un mes en España". ¿Su próximo destino? Incorporarse al frente en cuanto completen el curso el próximo 2 de marzo. Se encontraban todos en la Sierra del Retín, en Barbate (Cádiz) efectuando ejercicios prácticos y pernoctando.

Muro de pago

De pronto, se le echó en falta. Ocurrió el pasado fin de semana. "Aprovechó la noche para huir. Ya digo que no nos lo esperábamos en absoluto", cuenta este militar español. Iba hasta con el uniforme de combate. "Ahora entendemos que quizá su ímpetu por aprender quizá fuera para evitar levantar sospechas de lo que iba a hacer".

Con él, son ya cuatro los civiles ucranianos que han desertado de los cursos de entrenamiento básico antes de incorporarse al frente, en el que han participado, solo en Cádiz, unos 900 hombres. Con 90 por cada una de las rotaciones, del paradero de tres nada se sabe, más allá de que los busca tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional y que han sido declarado prófugos.

El primero se fugó el 30 de noviembre. Tras unos ejercicios de tiro, se separó del grupo, caminó por la playa, llegó a Barbate, se subió a un autobús y se bajó en Chiclana. Una vez allí, recaudó dinero para un segundo billete hasta el El Puerto de Santa María. Al llegar se arrepintió, pues regresó con su unidad a El Retín.

"Fue inmediatamente deportado por el ejército ucraniano", cuenta otra fuente del TEAR. "Nosotros solo nos ocupamos del adiestramiento, no de controlarlos", precisa. "De eso se ocupa el ejército ucraniano, que también está presente durante el curso", al igual que varios traductores.

Otros dos, quizá animados por lo que había hecho el primero, se fugaron pocos días después, a primeros de diciembre. Tras su huida no se sabe nada de ellos, más allá de que también los buscan como desertores.

"Sospechamos que deben tener ayuda del exterior", pues la mayoría "no sabe inglés, solo su idioma". Todas las fugas han ocurrido durante los ejercicios prácticos en la Sierra del Retín. "Es el único momento en el que tienen una oportunidad", comenta otra fuente de toda solvencia de Infantería de Marina.

El recinto militar, ubicado en una sierra, tiene 5.400 hectáreas y desde 1981, cuando fue expropiado a la localidad gaditana, es utilizado para realizar entrenamientos y maniobras. Está segmentado por una valla sin electrificar que da a la carretera, y al otro lado se encuentra la playa. "Lo cierto es que como siempre lo usamos nosotros, pues nunca nadie se ha escapado", precisa otro militar del TEAR.

La captación

Al principio de la guerra, en 2022, la captación de soldados del gobierno de Volodímir Zelenski se efectuaba de dos maneras. La movilización, con una horquilla de edad que oscilaba entre los 27 y los 60 años, y el servicio voluntario y con contrato, entre los 18 y los 25 años.

En mayo del pasado año se modificó la ley y se redujo la edad de captación de los 27 a los 25 años. La necesidad de incorporar a más soldados tuvo un punto de inflexión a partir del pasado mes de julio cuando comenzaron a reclutar a presidiarios a cambio de conmutarles las penas de prisión.

El Tercio de la Armada, en Cádiz, ha acogido ya 10 cursos de adiestramiento básico. La formación consiste en técnicas de tiro con distintos tipos de armas y conocimiento de Tácticas, Técnicas y Procedimientos (TTP) de combate convencional en campo abierto, en ejercicios tanto diurnos como nocturnos.

Imagen de uno de los ejercicios de adiestramiento de ucranianos en Cádiz. Estado Mayor de la Armada.

La primera oleada "contaba con chavales muy jóvenes, pero también con hombres que ya habían estado en el frente". No obstante, "la media de edad era baja. Ahora ha subido". También eran más bajos los ánimos al principio. "Los de ahora están mejor. Son más constantes. Quizá atisban el final".

Porque, sostiene, "a ellos les llegan noticias, claro. En determinadas ocasiones se les permite usar sus teléfonos. Y saben que se está negociando", explica. Tienen sentimientos encontrados. Por un lado, el deseo de acabar. Por otro, el de acabar, pero no rindiendo Ucrania a Rusia, en los términos marcados por Donald Trump con Vladimir Putin excluyendo a su país.

La formación

En noviembre de 2022 comenzó en Toledo el programa EUMAM-UA para formar militarmente a los civiles de este país dentro de la Misión de Asistencia Militar de la UE en apoyo a Ucrania. Hasta la fecha, más de 7.000 ucranianos han sido instruidos en 152 módulos formativos, con más de 30 especialidades distintas, según datos facilitados a EL ESPAÑOL por el Estado Mayor de la Defensa (EMAD), encargado de desarrollar en España el programa.

En él participa el Ejército de Tierra, el Ejército del Aire, la Armada, la Guardia Civil y la Academia Central de la Defensa. La formación básica se imparte en San Fernando y en Toledo.

La especializada consta de cursos de Desminado Marítimo, en Cartagena, y Humanitario, en Hoyo de Manzanares (Madrid). Artillería, centrada en los obuses OTO Melara 105/14, en Almería. En cuanto a Sistemas Antiaéreos, su ubicación depende del tipo de munición. Los Hawk se imparten en Sevilla, los Nasams, otro tipo de misiles tierra-aire, en Cartagena y los misiles Patriot en Valencia. En cuanto a sistemas acorazados, Zaragoza es la sede para la formación en carros de combate Leopard, y para el Transporte Oruga Acorazado (TOA), Badajoz.

Otros cursos especializados son Derecho Internacional Humanitario, impartido en Madrid, por la Academia Central de Defensa; Médico de combate (Toledo); Contraterrorismo (Guardia Civil, en Logroño); Zapadores de combate (Burgos); Combate Urbanizado (Almería); Jefe de Pelotón (Gerona); Planeamiento de Operaciones (Cartagena y Almería) y Visit, Board, Search & Seizure (Cartagena).

Por su parte, la Unión Europea, hasta el 10 de febrero de este año, ha instruido más de 70.000 militares en 1.350 módulos, cifra que incluye a España. El objetivo es "llegar a 75.000 al final de este invierno", explican fuentes del Estado Mayor de la Defensa a este diario.

En diciembre, España era "el único país con cursos en activo en el marco de la misión", según el EMAD. No obstante, 24 estados miembros de la UE pertenecen a EUMAM-UA, además de Noruega.

Las fases

"Cuando llegan, todos pasan por tres fases. Una primera, en la que están con los ánimos muy bajos. Llegan de viaje a otro país, el suyo está en guerra, conocen a gente que ya ha muerto y están recibiendo formación práctica para meterse en una trinchera y, probablemente, también morir".

Luego "llegan a una segunda fase, de meseta, en la que se encuentran bien, están a gusto, hacen bromas y se ríen. Luego la tercera, cuando vuelven a venirse abajo porque saben que se marchan... y lo que les espera", explica otro militar español.

Al llegar pasan todos por un reconocimiento médico general, pese a que en Ucrania ya han superado uno previo. "Alguno viene con patologías que en ocasiones no entendemos cómo los han considerado aptos. Ha habido alguna cardiopatía, se ha dado parte y se le ha repatriado. Otro con encefalopatía crónica, incapacitante, que le provocaba enormes dolores de cabeza diarios. Alguno, muy mayor, con un cáncer, aunque benigno, en la próstata..."

Pese a provenir de Ucrania, "todos se quejan de que pasan mucho frío. Más que en su país, dicen. Pero es que aquí en Cádiz lo que hay es muchísima humedad. Por eso muchos se han acatarrado, y uno incluso ha estado hospitalizado con una neumonía grave".

Los militares españoles, impartiendo formación en atención sanitaria durante un ejercicio. EMAD

También están recibiendo formación en cuidados sanitarios para prevenir las bajas en combate, "como aplicar torniquetes, o actuar rápidamente clavando una aguja ante un neumotórax, cuando se incrusta metralla o se recibe un tiro en el pecho. Porque en una trinchera, quien te ayuda primero es el compañero, y el tiempo es oro antes de que llegue el sanitario".

Sin despedidas

El pasado 11 de octubre, en Kiev, oficiales de reclutamiento militar ucranianos entraron en restaurantes, bares, un centro comercial y en los aledaños del Palacio de Deportes, instantes antes de que culminara el concierto de la banda de rock ucraniana Okean Elzy. "Revisaron documentos de registro militar y detuvieron a los hombres que no los cumplían", precisó Asociated Press.

El hecho fue confirmado a Ukrinform -un medio ucraniano- por el Centro Territorial de Reclutamiento y Apoyo Social de la Ciudad de Kiev (CTRS), en respuesta a las consultas sobre la información publicada en los medios de comunicación sobre la redada.

"Las detenciones de ciudadanos que violaron las disposiciones de la ley (marcial) fueron llevadas a cabo por los empleados de la Policía Nacional de Ucrania. No se registró ninguna situación conflictiva en la que estuvieran implicados los militares de la Policía Nacional de Ucrania", informó entonces el servicio de prensa del CTRS.

Otra de las fuentes consultadas indica que "ya se nota que los cogen con lazo, y al camión. No les da tiempo ni de despedirse de las familias. Y por eso ahora apenas hay selección y el filtro es a posteriori. Se te cae el alma a los pies. Y los que se han escapado, pues no se debe decir, pero... ¿cobardes? ¿valientes? Es difícil eso. No hay que juzgar. Pero es que son carne de cañón, y lo saben".

Son 82 los militares españoles pertenecientes a la Unidad de Formación de Combate (UFC) del TEAR de San Fernando los que los forman. "Desde el principio nos advirtieron que no nos involucráramos emocionalmente. Que no confraternizáramos con ellos, y que todo se ciñera a los estrictamente profesional", precisa otro de ellos a este periódico.

Otra de las imágenes difundidas por el Estado Mayor de la Defensa durante el adiestramiento de los ucranianos en El Retín. EMAD

"Básicamente", continúa, "porque es muy duro enterarte a las pocas semanas de que se marchen, de que han muerto. Yo, que he adiestrado a chavales de 18 años, que son niños de la edad de mi hijo... te juro que es lo más duro que he podido vivir. Ninguna misión internacional en zona de conflicto en la que yo haya estado es comparable".

Otro abunda en que "claro que te marca. Yo llevo en la mente la cara grabada de muchos que han caído en el frente. Recuerdo a uno que me regaló un parche, el del tridente del ejército ucraniano. Ya había estado en combate. Era trapecista de circo, no se me olvidará en la vida, y por ello arrastraba problemas en la rodilla. En aquella rotación también había un par de odontólogos a quienes también recuerdo". Se enteró de que habían muerto a las dos semanas de partir de España.

Los tienen, además, "atados por corto". Cuando están en el cuartel del Tercio de la Armada, "tienen una hora de cantina y no se les permite beber cerveza ni nada de alcohol". Incluso acuden acompañados a sacar dinero al cajero. "Profesores de autoescuela, mecánicos... hay de todo", abunda otra de las fuentes consultadas, quien incide que, a rasgos generales, "todos están muy volcados con su formación".

Alguno "me ha transmitido su pena porque saben que quizá no vuelvan a ver a sus familias nunca más si caen cuando lleguen al frente. Es cierto que no te puedes involucrar emocionalmente, pero es inevitable que lo hagamos, porque somos humanos", cuenta otro militar español, destinado en el TEAR y vinculado en las acciones formativas.

-¿Qué le respondiste?

-Le dije que tuviera fuerza. Que ya quedaba poco.