Pamplona

Carlos García Adanero (Toledo, 1967) sale de un bar de la calle Estafeta frotándose las manos. El motivo es puramente físico: hace un frío que pela en Pamplona. Sólo el calor de las 10.000 personas congregadas en torno a una misma causa ha paliado, por momentos, el fresquillo gélido que sobrevuela el mismo recorrido sanferminero.

Al exdiputado de Unión del Pueblo Navarro (UPN), enrolado en las filas del PP tras ser expulsado junto a Sergio Sayas por votar en contra de la reforma laboral, lo saludan sus paisanos con una frecuencia admirable"¡Dale, Adanero!", le arenga un hombre con el pelo teñido de rosa, un señor pelirrosa, con más aspecto abertzale que de ocupar en tendido de sombra la corrida de Cebada Gago.

"Pasa mucho, ¡eh!, aunque se piense lo contrario, la sociedad navarra cada vez es más homogénea en su aspecto", asegura el diputado del PP por Madrid y concejal en el Ayuntamiento de Pamplona, deshaciendo el mito.

["Pamplona no se vende": miles de manifestantes contra el acuerdo que dará a Bildu la Alcaldía]

Adanero, que ejerce de anfitrión de la cúpula del PP desplazada hasta Navarra este domingo, pide una tregua a sus compromisos para atender a EL ESPAÑOL. Alberto Núñez Feijóo y Cuca Gamarra, presidente y secretaria general, respectivamente, siguen pidiendo pintxos en el Zanpa. También la nueva vicesecretaria de Organización, Carmen Fúnez, y el líder navarro del PP, Javier García, apostados junto al líder en la misma mesa alta.

Subimos hasta la Plaza Consistorial de Pamplona, donde los operarios ya recogen el escenario en el que apenas una hora antes han intervenido la todavía alcaldesa, Cristina Ibarrola, y el líder de UPN, Javier Esparza, cargando duramente contra Pedro Sánchez y el PSOE. La moción de censura que aupará a Joseba Asiron (EH Bildu) de nuevo a la Alcaldía ha puesto la ciudad patas arriba. Hablamos de ello frente al majestuoso Ayuntamiento de Pamplona.

¿Contento con la manifestación de hoy?

Sí, la verdad es que la gente ha respondido muy bien, y lo ha hecho porque está indignada. Se nota en la calle desde que se anunció la moción de censura. Una concentración no va a cambiar que la moción de censura se lleve a cabo; pero, por lo menos, sí da cauce a que la gente se pueda expresar y se muestre la respuesta ciudadana ante semejante tropelía.

Me ha sorprendido que Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE y negociador con Junts para la investidura de Sánchez, haya sido el socialista navarro más abucheado por los manifestantes. Es una muestra de la importancia estratégica de Navarra para la España constitucional.

Es evidente que Navarra es fundamental para la España que conocemos. El objetivo político de ETA siempre ha sido captar Navarra para anexionarla a la comunidad autonóma vasca y, a partir de ahí, buscar la independencia. Ése ha sido siempre su sueño dorado, por eso han asesinado durante tantos años. ¿Qué pasa ahora? Que el Partido Socialista, que siempre había estado al otro lado, frente a ellos, ahora es socio prioritario y comparte estrategia con EH Bildu. Eso es un desastre para Pamplona y para Navarra, por supuesto, pero también para el conjunto de España.

Aunque esperada por muchos, la confirmación de que prosperará una moción de censura el próximo 28 de diciembre supone un golpe importante para el centroderecha en Navarra. ¿Qué consecuencias tendrá que el Ayuntamiento de Pamplona vaya a pasar, otra vez, como lo estuvo entre 2015 y 2019, a manos de EH Bildu?

Al final, sobre todo, es un problema de dignidad. El Partido Socialista está regalando una alcaldía a un partido que sigue sin condenar el terrorismo de ETA. Le está dando la Alcaldía de Pamplona al partido de los verdugos y se la está quitando a uno de los partidos de las víctimas. Es que, sólo con decir eso, ya se pone de manifiesto la decadencia ética en la que ha caído Sánchez. Sucede lo mismo con los siete votos de Puigdemont: es capaz de arrasar con todo con tal de permanecer en el poder. 

Carlos García Adanero junto a Alberto Núñez Feijóo y Javier García, presidente del PP navarro, en mayo de este año. Eduardo Sanz EP

Al hilo de lo que usted me dice sobre víctimas y verdugos, hay una frase de De Gaulle muy ilustrativa y que a mí me gusta mucho. Decía algo así como que nada se seca antes que la sangre en las aceras.

Bueno, es evidente. Parece que estamos hablando de cosas extrañas... Y no: sucedía aquí, en Pamplona, hasta hace muy pocos años. Aquí asesinaron a un concejal [Tomás Caballero, el 6 de mayo de 1998] por tener unas ideas, por defender Navarra dentro de la nación española, dentro de la unidad de España. Por eso lo asesinaron. Aquellos que aplaudieron ese asesinato y que lo diseñaron, como el de otras muchas personas, son los que ahora van a gobernar la ciudad con el apoyo del PSOE. Eso es lo que ha cambiado. Ellos [el actual EH Bildu] no han cambiado, siempre han tenido la misma ideología y los mismos mismos objetivos políticos. Ahora, el Partido Socialista se ha unido a ellos.

El PSN justifica dicha decisión por una supuesta paralización política en el Ayuntamiento de Pamplona. Usted, como concejal que ha apoyado hasta ahora a la todavía alcaldesa, Cristina Ibarrola, ¿cree que eso es cierto?

Es evidente que no. El PSOE tenía muy claro cuáles eran sus objetivos y los acuerdos que tenía con Bildu/Batasuna, pero esto es como cuando Sánchez decía que no dormiría si pactaba con Podemos o que no pactaría jamás con Bildu. O, también, cuando dijo que no iba a indultar, cuando dijo que no iba a aprobar el delito, cuando dijo que no iba a perdonar el delito por malversación, cuando dijo que no llevaría a cabo una amnistía. O sea, este es el Partido Socialista que conocemos de Pedro Sánchez, que es la mentira permanente.

Los motivos parecen claros, pero le tengo que preguntar por ellos. ¿Por qué no hizo el PSOE alcalde a Joseba Asiron en un primer momento, tras las elecciones?

Está claro que fue por el miedo a que el resultado electoral [en las elecciones generales del 23-J] pudiera variar. En aquel momento, ordenaron esperar un poco. De hecho, el Gobierno de Navarra sólo se constituyó cuando se celebraron las elecciones generales. Hasta entonces, estuvieron mareando con las con las negociaciones. Después, una vez pasadas las elecciones, enseguida llegó [María] Chivite a un acuerdo con el apoyo de Bildu/Batasuna.

Los "cambios de opinión", siguiendo el eufemismo acuñado por Pedro Sánchez, ya parecen una tónica habitual en todas las federaciones socialistas. Se lo digo porque, por ejemplo, la exportavoz del PSOE en Pamplona y flamante ministra, Elma Saiz, se desgañitó asegurando que nunca haría alcalde a Asiron.

Está claro que si el jefe dice una cosa y la contraria cada media hora, los demás están legitimados para hacer lo propio que hace el jefe. Y, de hecho, parece que los ascienden, ¿no? A Saiz la han hecho ministra, y la han hecho ministra, también, para no hacerle pasar el trago de la contundencia que había tenido diciendo que no iba a apoyar a Asiron. Por lo menos ahora lo hace desde la distancia, desde su puesto de ministra, y así no tiene que ser ella la que vote en el Ayuntamiento de Pamplona. Evidentemente, si el jefe miente, todos los demás mienten con la misma libertad. 

UPN consiguió el pasado 28 de mayo nueve concejales y el PP, dos. Es decir, entre ambos partidos suman 11 concejales de los 14 que marcan la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Pamplona. ¿No ha penalizado demasiado concurrir por separado a las elecciones?

Ahora se pueden decir muchas cosas, pero hay que mirar el futuro. Yo creo que lo que tenemos que hacer es, desde el centroderecha, tener una propuesta ilusionante para Pamplona y para el conjunto de Navarra. Eso es por lo que hay que trabajar. Podría decir muchas cosas, pero creo que no es el momento de ahondar en lo que ha pasado, sino mirar al futuro con la idea de darle a nuestro electorado una alternativa. Nuestra idea no es otra que recuperar la Alcaldía de Pamplona; pero, sobre todo, crear un proyecto ilusionante tanto para Pamplona como para el conjunto de Navarra.

Discúlpeme que le repregunte en este sentido, pero el despliegue de dirigentes del PP hoy ha sido muy importante. El propio Javier Esparza ha mencionado en su discurso al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, para agradecerle su presencia. Es un gesto significativo después de los desencuentros previos a las elecciones. ¿Servirá este varapalo para que el PP y UPN acerquen sus posiciones?

No sé lo que pasará en el futuro, pero hay que tener claro quién es el rival y quién el enemigo. Nosotros tenemos claro que Sánchez es lo que es, y que sus acuerdos los tiene con Bildu. Hay que tener, por tanto, una alternativa potente frente a eso. Sobre todo, tener claro y no equivocarte nunca de enemigo y con quién puedes hacer las cosas para llegar a un futuro mejor.

Eso pasa por una reunificación, ¿no?

Yo no sé exactamente qué es lo que hay o lo que no hay que dejar de hacer. Lo que tengo claro —vuelvo a insistir— es que hay que tener claro quién es el enemigo y cuál es nuestro objetivo. Desde luego, nuestro objetivo es que Navarra siga siendo una comunidad política como lo es ahora, sin estar unida a la comunidad autónoma vasca y dentro de la unidad de España; trabajar por las libertades y los derechos del conjunto de las personas y, a partir de ahí, tener claro que tu enemigo, tu rival, tu adversario (digo enemigo porque hay una parte que, evidentemente, es muy dura), es Bildu, por supuesto, y el Partido Socialista, porque van de la mano y en este momento trabajan con el mismo objetivo político.

Carlos García Adanero, frente al Ayuntamiento de Pamplona, este domingo. Ángel Ortiz E. E.

UPN ha llegado a tender la mano al PSN y a Geroa Bai, una estrategia que, a todas luces, no ha funcionado. Tanto Ibarrola como Esparza han tildado hoy, en sus respectivos discursos, tales actos como "generosidad" política. Sin embargo, son muchos los que consideran que Esparza ha pecado de ingenuidad con Sánchez. Usted mismo se ha mostrado siempre reacio a esa actitud.

Lo que ha quedado de manifiesto desde hace cuatro años es que el Partido Socialista y Sánchez ya han elegido a sus socios. Sus socios eran ERC, Bildu y Podemos y, ahora, por necesidad, Junts también. Por tanto, él no iba a cambiar de socios, sino que en un momento dado te podía utilizar para sacar una votación adelante o por un interés concreto en un momento determinado. Pero, al final, él tiene muy claro con quién va a trabajar y con quién no quiere trabajar. Y, de hecho, en la investidura lo dijo: "Yo tengo aquí un muro". Tú puedes pretender muchas cosas, pero Sánchez ha dejado claro con quién quiere estar, con quién no y dónde quiere construir el muro.

¿Teme una euscaldunización de Navarra? El Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra permite que el Parlamento navarro convoque una sencillísima convocatoria de referéndum de anexión al País Vasco, algo sin parangón en el resto de España.

A ver, si se quisiera hacer el referéndum, se podría hacer mañana. Si no se hace es porque saben que la voluntad de las personas en Navarra no es esa anexión y, por lo tanto, lo que están haciendo es trabajar de otra forma. Es decir, poco a poco, se están poniendo todos los cimientos para que eso se pueda llevar a cabo en el futuro. En ese sentido, la euscaldunización siempre ha sido una cosa fundamental para Bildu/Batasuna. Necesitas un territorio, una bandera y un idioma. Y ellos lo dicen: que el idioma es fundamental para construcción nacional, que su territorio es la quimera de Euskal Herria —es decir, el territorio vasco con la anexión de Navarra— y que su bandera es la ikurriña. Por eso, intentan imponernos la ikurriña siempre que pueden. El objetivo de Bildu/Batasuna siempre ha estado ahí. Lo que ha cambiado ahora es que el Partido Socialista, desde hace cuatro o cinco años, ya no está frente a ellos, sino con ellos.

¿Cree usted que el acercamiento del PSN con EH Bildu pasará factura a Sánchez?

Puede. Yo espero que le pase factura, pero también que le pase factura la amnistía y todo lo que está haciendo. Evidentemente, el tiempo nos lo dirá. Lo que ha demostrado Sánchez es su capacidad para hacer cualquier cosa para permanecer en el poder y para convertir a todo aquel que no le apoya, automáticamente, en un neofascista, en ultraderecha o en unos fachas. Yo espero que la gente, que no es tonta, se dé cuenta de que a Sánchez lo único que le preocupa es el sillón de la Moncloa. Y de la necesidad de tener una alternativa, un proyecto para España y no un proyecto personal para ser presidente del Gobierno. 

Hablando de sillones, el de lehendakari. ¿Cree que sería el Partido Socialista de Euskadi capaz de dárselo a Pello Otxandiano, nuevo candidato de EH Bildu en el País Vasco?

Sí, sería capaz, y lo que digan o no digan ya ha quedado acreditado que da igual; lo que pasa es que ahí también tienen al PNV, que también lo necesitan para gobernar. El tiempo nos dirá si el acuerdo con el PNV es darle una prórroga durante unos añitos más en el Gobierno vasco o tirarlo ya a la basura en las próximas elecciones. Yo soy de los que piensa que va a haber prórroga. ¿Si es capaz de votarlo? Por supuesto: viendo lo que está pasando aquí, más les vale que se preocupen un poco.