Murcia

A Juan José todo el mundo le conocía con cariño como 'Egea', por el apellido de su madre: poco común entre los vecinos de Marmolejo. Un pueblo jienense de 6.700 habitantes que llora la pérdida de un deportista que siempre subía al podio cuando se celebraba un triatlón, del chirigotero que componía las mejores canciones de la Asociación Cultural Carnavalera Culipardos y Punto, pero sobre todo del vecino que se hizo Policía Nacional por vocación. "Su tío era guardia civil y siempre le gustó el mundo de las Fuerzas de Seguridad", tal y como explica a EL ESPAÑOL un amigo íntimo del agente que perdió la vida, este domingo, en Andújar.

"Nos conocíamos desde el colegio", resume este vecino de Marmolejo, con un nudo en la garganta y las tripas retorcidas por el dolor del que pierde a un amigo de los de verdad. "Ha tenido mucha mala suerte". El agente Juan José Lara Egea fue abatido por un disparo accidental y fortuito de su compañero de patrulla, cuando pretendía reducir a un hombre armado con un cuchillo que había comenzado una riña vecinal en Andújar. "Al pobre se le ha juntado todo", insiste este allegado con amargura.

"Como deportista le gustaba ponerse a prueba: era muy competitivo, pero también el primero que te ayudaba en todo momento porque era capaz de detenerse en una prueba si alguien tenía un problema con la bicicleta", tal y como ejemplifica este amigo que compitió junto a Egea, en algunas de las batallas deportivas en las que se embarcó. De hecho, entre los vecinos de Marmolejo se ha viralizado un vídeo que homenajea la meritoria trayectoria deportiva de este policía nacional fallecido en acto de servicio.

El vídeo que los vecinos de Marmolejo están compartiendo para rendir un homenaje a Juan José Lara Egea, fallecido en acto de servicio con la Policía Nacional en Andújar.

Durante su juventud, Egea fue el base que condujo en más de una victoria al Club Baloncesto Marmolejo en la liga provincial de Jaén. "Llegó a quedar subcampeón de la Copa Diputación". También compitió con un equipo de fútbol sala en el pueblo que le vio nacer y enamorarse de Manoli, su amiga de la pandilla del instituto con la que se casó en 2012 después de un largo noviazgo de nueve años.

Tal era el 'ADN' competidor de Egea que se inició con facilidad en el mundo del atletismo: "Logró el segundo puesto en el primer triatlón que se organizó en Marmolejo en el año 2001 y también subió al podio en varios duatlones. Era muy bueno con la bicicleta y en carrera".

A los 40 años había bajado el ritmo de competición, aunque no dejó de entrenar porque era habitual verle cada semana practicando natación o machacándose en el gimnasio para estar en forma para cubrir las rutas con el Club Nany's Cycling. "Cuando era más 'jovencillo' su cuerpo era más agradecido y con la edad estaba más relajado con las competiciones, pero seguía activo con el deporte porque pertenecía a la junta directiva del club ciclista", resalta su buen amigo, sobre la implicación que este agente tenía con el deporte de su pueblo, con sus tradiciones y sus carnavales.

Egea con el Club Nany's Cycling de Marmolejo del que forma parte de su junta directiva. Cedida

Las veces que no iba a 'lomos' de una bicicleta era fácil verle cabalgando con alguno de sus caballos, una afición que compartía con su padre: Juan José, un albañil al que la perdida de uno de sus dos vástagos le ha atravesado el alma. Padre e hijo estaban muy unidos, solían trabajar hombro con hombro en unos terrenos que tenían en el campo, cuidando a sus corceles, a las gallinas o mimando sus olivos.

"Siempre se cogía vacaciones para ayudar a su padre a recoger la aceituna". Otra cita ineludible en el calendario para Egea era el último domingo de cada mes de abril en el que no faltaba a su cita con el Santuario de la Virgen de la Cabeza. "Le gustaba cubrir la romería de Andújar en carreta, disfrutando junto a sus amigos".

Egea tenía talento para todo lo que se proponía porque era autor de algunos de los éxitos más sonados en los carnavales que se celebran en Marmolejo, cada mes de febrero. "Estaba vinculado al mundo del carnaval desde 1995, formó parte de 17 chirigotas y fue uno de los fundadores de la Asociación Cultural Carnavalera Culipardos y Punto", tal y como resalta este allegado del policía nacional fallecido.

"Era uno de los chirigoteros que siempre estaba en primera fila porque era autor de muchas de las letras y de la música que interpretaban". Prueba de ello es que en los carnavales de 2023, los compañeros de chirigota de Egea le escogieron para interpretar el papel del regidor de un pueblo que solo existe en el universo chirigotero y donde simulaban una votación de los vecinos, bajo el título: 'Las promesas del alcalde'. 

Juan José Lara Egea actuando en el carnaval de Marmolejo de 2018, en la Asociación Cultural Carnavalera Culipardos y Punto.

Egea le ponía pasión a cada cosa que hacía como policía nacional, como deportista de mil y una especialidades, como carnavalero desvergonzado, como miembro de la Asociación de Cazadores Virgen del Pilar, pero sobre todo, con su esposa, Manoli, a la que amaba y adoraba desde hace dos décadas. "Tenían una relación muy buena".

A lo largo de todo el país, no dejan de sucederse las muestras de dolor por la pérdida del agente Juan José Lara Egea que ingresó en la academia de la Policía en Ávila, el 19 de febrero de 2008, y que realizó sus prácticas en Linares, antes de ser destinado a Ciudad Real, Madrid y Andújar. En cada comisaría hizo valer su vocación de servicio con el ciudadano, para defender la ley y los colores de la enseña que lucía con orgullo en su uniforme.

"En su familia había tradición castrense porque un tío suyo era guardia civil y además tenía un cuñado en los Mossos d'Esquadra y otro cuñado que también era guardia civil", tal y como apunta este amigo íntimo, pidiendo anonimato para respetar el duelo que vive la familia de Juan José.

Egea con la Asociación Cultural Carnavalera Culipardos y Punto de Marmolejo. Cedida

En sus quince años de trayectoria en el Cuerpo Nacional, Egea nunca renunció a regresar al pueblo que le vio nacer y en 2011 logró plaza en la Comisaría de Andújar: un destino que a la postre resultaría fatídico, para un hombre con marcado carácter, y que no se achantó este domingo ante los desvaríos de un veterinario esquizofrénico.

La tragedia se produjo a las diez de la mañana, cuando un residente en la calle Las Monjas, en pleno corazón de Andújar, llamó al 112 alertando de que otro vecino estaba golpeando con violencia su puerta, armado con un martillo y un cuchillo. El compañero de Juan José le dio un balazo mortal en el abdomen, cuando intentaba defenderse del agresor que le propinó un martillazo en la cabeza y una puñalada en la espalda.

La mala suerte se puso el traje de La Parca para arrebatar la vida a Egea. "Era un tío con mucho genio y con pronto, pero luego era un trozo de pan". El Ayuntamiento le ha concedido -a título póstumo- la Medalla de Oro de Marmolejo, una distinción que se suma a la Medalla de Oro de la Policía Nacional que le ha otorgado el Ministerio del Interior.