Sus primeras andaduras en el mercado laboral nunca estuvieron ligadas a la actividad profesional que desarrolla en la actualidad. De hecho, se podría decir que la vida de Virginia Torre ha dado muchas vueltas hasta llegar al punto en el que se encuentra a día de hoy. Estudió Topografía y Delineación, vivió la gran crisis de 2008 en España, se vio obligada a emigrar a Londres y, cuando regresó, montó un negocio de hostelería que cerró sus puertas tras la pandemia. 

Sin embargo, a pesar de todas las adversidades y obstáculos a los que tuvo que enfrentarse durante años, Virginia no se rindió. Y fue, nada más y nada menos, que a raíz de una conversación casual entre conocidos cómo se le presentó la oportunidad de matricularse en la formación que daría un giro de 180º grados a su vida y que le permitiría acceder al que, a día de hoy, es el empleo de sus sueños. 

Gracias a la Fundación Laboral de la Construcción, Virginia accedió al ciclo formativo ‘Técnico Superior en Energías Renovables’. Una formación poco conocida en nuestro país pero que cada vez tiene más poder y presencia en las escuelas educativas. Y no solo poder y presencia, sino también un alto grado de empleabilidad que hace que, una vez finalizados los estudios, los alumnos consigan empleo de manera fácil. De hecho, se calcula que en la próxima década cerca de medio millón de puestos de trabajo dependerán del sector de las energías renovables. 

Virginia junto a uno de sus compañeros durante la formación. Cedida

La propia Virginia tuvo la oportunidad de experimentarlo en primera persona. A diferencia de lo que les ocurre a miles de jóvenes en la actualidad, esta cántabra tuvo la suerte de encontrar trabajo nada más finalizar sus estudios. Y es que la realidad es que el sector de las energías renovables y la fotovoltaica está en pleno auge. Tal es la situación que el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció hace dos semanas la creación de 20.000 plazas a corto plazo vinculadas a energías renovables de FP.

En la actualidad, se calcula que más de 100.000 empleo dependen de este sector en España. Pero todo ello no ha hecho más que empezar. Y es que se estima que en los próximos diez años hasta 500.000 empleos podrían depender directamente de esta industria. 

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Sin embargo, aunque en la actualidad sea fácil poder acceder a esta formación y cada vez más alumnos apuesten por ella, no todos lo tuvieron igual de fácil en sus inicios. “En realidad yo cuando estudié Topografía querría haber hecho una formación en Energías Renovables en el País Vasco, pero solo había una y las plazas estaban completas. En aquel momento no había ni en Cantabria, ni en la zona norte de Castilla y León… Ahora ya lo hay en Asturias y en muchos sitios más”, explica Virginia a EL ESPAÑOL. 

Desde siempre, a Virginia le había llamado la atención todo lo relacionado con la innovación. De hecho, tal y como ella misma afirma, siempre tuvo un perfil muy técnico. “Me han gustado más las ingenierías, todo más técnico, lo de estudio. Algo que combine el diseño, el autocut, el 3D… Siempre me ha llamado la atención eso”, confiesa. Pero a pesar de ello, nunca lo tuvo del todo claro hasta que, a través de una conversación casual, decidió adentrarse en la formación que inició en 2016 y que le llevó a conseguir el empleo con el que cuenta en la actualidad. “Fue una llamada, como cuando te dicen que te han llamado para entrar al convento. A mí me llamó esto para estudiarlo. Fue un 'click' y dije que lo hacía, que no me lo pensaba, aunque tuviera que estar trabajando y estudiando a la vez con una niña, era algo de futuro”, añade. 

Virginia junto a una de sus compañeras de FP. Cedida

Por ello, se puso manos a la obra. Combinó su labor como madre con sus trabajos complementarios para obtener ingresos y sus estudios. Así durante dos años que duró la formación. Una vez finalizada, comenzó a realizar las prácticas formativas en ZEUS, la entidad en la que consiguió su actual empleo. “Acabé las prácticas y me contrataron”. 

En la actualidad, Virginia es técnico de oficina. Pero, tal y como asegura, su empresa le permite la posibilidad de desarrollar diferentes tareas dentro del sector. Desde la parte comercial de visitar a los clientes e informarles sobre las instalaciones fotovoltaicas hasta realizar los estudios técnicos para las viviendas. 

Y no solo eso. Con su formación también podría acceder a la parte “más industrial”, basada en el diseño de las instalaciones, gestión de documentos, subvenciones y documentación y también a la parte eólica. “Lo que pasa es que en Cantabria no existe más que un parque, no hay nada más. De mi promoción hay dos compañeros que trabajan en eólica, pero solo dos. Los demás o han seguido estudiando o están trabajando todos en fotovoltaica”, cuenta en conversación con este periódico. 

Un sector de futuro 

La eólica y la solar fotovoltaica son las dos industrias con más proyección en la actualidad. Pero a pesar del optimismo con el que se afronta el panorama, Virginia prefiere ser cautelosa para que no se repita lo que ocurrió con la burbuja inmobiliaria. “Acabamos de empezar pero hemos empezado queriendo hacer todo. En España somos así. A diferencia del resto de países que nos llevan años de ventaja y que llevan implantando energías renovables mucho antes que nosotros, nosotros lo queremos hacer todo ya. Han venido las Next Generation, nos han puesto las pilas de que hay que subirse al carro de las renovables y lo queremos todo ya. Esto es bueno y malo a la vez. Hay mucho intrusismo, lo hacemos todo por las subvenciones…"

Virginia junto a un compañero de formación. Cedida

Por ello, considera que sólo haciendo las cosas bien se podrá conseguir que dichos sectores se conviertan en las grandes apuestas del futuro. “Tenemos que apostar por ello y hay que mentalizarse de que es el futuro. Es rentable y hay que quitarse la idea de la cabeza de que esto no funciona. Nos tenemos que quitar esos prejuicios de la cabeza y abrir un poco la mente. Lo veo así, pero a la vista está de que los clientes que tenemos están encantados y los ahorros son reales”. 

— A día de hoy, el empleo juvenil es un problema en España. Miles de estudiantes terminan los grados universitarios y no tienen trabajo. En cambio, las FP parecen ser cada más la solución para encontrar empleo. Pero, ¿sigue habiendo prejuicios hacia los estudiantes de FP?

— La respuesta es que sí existen prejuicios respecto a la FP. Es otra mentalidad que deberíamos cambiar, pero somos en ese aspecto muy clasistas. Un ingeniero siempre pensamos que va a saber más que alguien que sale de una FP. Considero al 100% que es un pensamiento erróneo. Una FP está muy enfocada al mundo laboral. Te enseñan lo que necesitas para trabajar, de principio a fin. No es teoría y teoría. Un ingeniero sale de la universidad, tendrá su titulación y podrá hacer todo lo que quiera, podrá firmar proyectos pero no saben realmente nada de lo que realmente va a necesitar. Yo he salido sabiendo qué tengo que hacer para instalar una instalación fotovoltaica.

El caso de Salvador 

Salvador es otro de los casos de éxito de los alumnos que pasan por este tipo de formación. Su vida profesional siempre estuvo vinculada al mundo del deporte. Sin embargo, tal y como él mismo cuenta a este periódico, decidió dar un giro a su vida. Y todo ello a pesar de que la gran mayoría se lo desaconsejó en un primer momento. “Me decían que buscara algo con más salida. Por aquel entonces pensar en energías renovables y en el mundo de la fotovoltaica era una quimera”, cuenta. 

Imágenes de Salvador, trabajador de Bet Solar. Cedida

Pero a pesar de ello, lo tenía claro. De hecho, fue la única opción que incluyó a la hora de matricularse. “Yo me quería dedicar a las renovables y me gustaba el programa que ofrecían en Cantabria. Fue por convencimiento. Siempre me ha gustado la ecología, el medioambiente y la tecnología. La forma de unirlo era con la energía solar fotovoltaica. Fue por lo que me decidí”, asegura. 

Y al igual que a Virginia, compaginar estudios y trabajo no fue nada fácil. Dos años de esfuerzo, “complicados en cuanto a la logística y a la supervivencia, porque había que pagar un alquiler, unas facturas…”. Finalmente, terminó la formación y realizó sus correspondientes prácticas pero, a diferencia de Virginia, no obtuvo su primer empleo en dicha empresa. “Era un sitio que no estaba muy relacionado con la fotovoltaica, sino que estaba más relacionado con la eficiencia energética”, cuenta. 

Sin embargo, logró encontrar trabajo de forma fácil. De hecho, nada más terminar la formación empezó a entablar las primeras conversaciones con la empresa que le contrataría, dedicada al mundo de la distribución. “Diseñaba sistemas fotovoltaicos y tenía que ofrecerlos a los instaladores para su venta. Y tenía que formar a instaladores que no tenían conocimientos específicos”, añade. 

En la actualidad, Salvador ha ascendido hasta ser responsable de distribución de Bet Solar, una de las empresas de referencia del sector. Un puesto del que, tal y como asegura, se muestra muy agradecido de haber conseguido. Y es que, a pesar del ‘boom’ que atraviesa el sector, confiesa que siempre recomendará la formación. “A mí el hecho de sacarme esta FP, igual me podría haber pasado con otra y también, pero me ha cambiado la vida. Yo estaba compaginando malos empleos durante muchos años y esto me ha profesionalizado a mis 40 años y he conseguido un puesto de responsabilidad. Lo recomendaría por encima de todas las cosas”, concluye.