A Marta Llaquet, la fundadora y CEO de Saye, le encantaban "las bambas" desde siempre, y había demostrado que se le daban bien los negocios (ya había puesto en marcha una próspera firma de gafas de sol low cost), así que la ecuación estaba clara. Solo necesitaba dos buenos compañeros que le ayudaran a despejar definitivamente la incógnita, de modo que contactó con su amiga Lizzie, de la universidad, y con Damian, al que conoció por amigos en común, y los tres lanzaron en 2018 un ecommerce de zapatillas deportivas llamado Wado, el nombre anterior de Saye. Tuvieron que cambiarlo "por un problema de trademark con una marca alemana que se llamaba muy similar: Vado", y eligieron este como declaración absoluta de intenciones, pues Saye es el apocópe de Say yes to change, say yes to eco. Hoy, sus zapatillas facturan seis millones de euros y las calzan Rigoberta Bandini o Harry Styles. 

"Todas las zapatillas que hacemos son veganas. Hemos creado con muchísimo desarrollo una piel vegana que no contiene casi plástico y está hecha con desechos del arroz, del maíz, o incluso de mangos y manzanas recicladas", explica en conversación con EL ESPAÑOL Marta Llaquet. ¿Es posible hacer una zapatilla con mangos? Es posible hacer una zapatilla con mangos. Lean: "Unos chicos de Rotterdam aprovechan los que no pueden ser vendidos en supermercados porque técnicamente no cumplen los requisitos, los recogen, los machacan y los convierten en una piel vegana que es la que utilizamos para nuestras zapatillas", explica Llaquet. Por su parte, las que están hechas con manzanas provienen de una zona de productores cerca de Florencia: "Las que no están en condiciones óptimas se destinan a la industria de mermelada y zumo, y los desechos de esa industria los transformamos también en piel vegana. Hemos lanzado el modelo 89 y el Hi (de caña alta) con manzanas recicladas", añade la CEO.

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Rigoberta Bandini, en concierto.

Y no solo: la empresa catalana también hace bambas con el plástico que abandonamos impunemente en nuestras costas y termina en el fondo marino. En concreto, el forro del modelo 92 y el bautizado como 89 Polar White (este de forma íntegra) "están hechos con botellas recicladas de playas de la península ibérica". En cuanto a la resistencia de estos materiales, la fundadora reconoce que supone todo un reto "conseguir un equilibrio entre la innovación y la durabilidad", pues "la piel animal ha estado testeada a lo largo de décadas en la industria" y los materiales que ellos emplean no. Por eso, explica que realizan exhaustivos testeos "durante meses" antes de lanzar cualquier producto, lo que hace que tarden en sacar novedades. Aun así, a pesar de esta dificultad, desde que comenzaron su andadura en 2018, han puesto en el mercado 500 referencias de ocho colecciones distintas.

Estética y sostenibilidad 

Esta convicción de que la moda también debe ser sostenible la tuvo la emprendedora catalana desde el principio: "En 2016, cuando estaba decidiendo qué empresa iba a montar, descubrí una de Canadá que plantaba diez árboles por cada prenda de ropa que vendía, y pensé que molaría replicar ese modelo de negocio aquí", afirma. Por eso, entró en contacto con la ONG We Forest, con la que la firma colabora desde sus inicios: "Ellos trabajan con las comunidades locales de varios países (ahora tienen proyecto abierto en Zambia), les proveen de árboles que nosotros financiamos, pero además hacen una importante labor de formación para enseñarles a cómo obtener todos los recursos del bosque, como frutas o madera, de tal manera que el bosque se pueda regenerar".

Zapatillas Saye.

Además, la empresa planta, desde sus albores, dos árboles por cada par de zapatillas vendido. En total llevan 250.000 plantados alrededor de todo el mundo. Y, más allá de su importante vertiente ecológica, el otro pilar fundamental del boyante negocio catalán es el diseño. Su modelo estrella es el 89, y la cifra tiene un claro porqué: "Está inspirado en los ochentas y le pusimos este nombre en concreto porque los tres fundadores nacimos en ese año, un poco como tributo". Para crearlo, Marta, Lizzie y Damian se basaron "en las tendencias del mercado y en un cierto pálpito de que iba a funcionar" porque a ellos les fascinaba ese diseño retro de líneas sencillas: "En 2017 la moda sostenible que existía era muy fea o muy cara, y nosotros pensamos en hacer un producto que estéticamente siguiera la tendencia real de la moda y que tuviera ese plus de sostenibilidad", dicen con orgullo.

Rostros famosos 

Esa combinación ha seducido a rostros internacionales tan conocidos como Naomi Watts, la actriz protagonista de Lo imposible (papel por el que fue nominada al Óscar), Harry Styles (cantante de One Direction) o el también actor Elliot Page. Gracias a este último, los fundadores vivieron uno de los momentos más dulces de la breve -pero rutilante- historia de su compañía: "Nosotros no sabíamos que nos había comprado y de pronto vimos que nos habían etiquetado en la portada del TIME y salía él con las Saye puestas explicando su transición, porque es trans, y dijimos: '¡Guau, está pasando esto!'. Luego ya vimos que nos había comprado cuatro o cinco, así que le contactamos, le enviamos unas cuantas más y sin que nosotros le dijéramos nada fue al programa de Oprah Winfrey con unas Saye puestas en los pies, las de mango concretamente", relata aún con emoción en la voz la fundadora.

El caso del cantante Harry Styles, explica la CEO, es parecido. Un día vieron una foto que los paparazzis le habían disparado y de ese modo descubrieron que también calzaba Saye. "Luego ya entramos en la web y vimos que su estilista nos había comprado cinco. Van pasando estas cositas que molan". En el firmamento patrio, la firma de calzado catalán se ha convertido en un must para una de las cantantes más exitosas del pasado año, dueña de un himno propio como es Ay, mamá, que se quedó a las puertas de representar a España en el festival de Eurovisión del pasado 2022. ¿Ya saben quién? "La de Rigoberta Bandini con Saye es también una historia bastante entrañable: su marido, Esteban Navarro, que toca los teclados también en el grupo, es muy fan nuestro, nos compraba siempre muchas. Un día coincidimos en un evento y las llevaba puestas, así que me presenté, le dije que yo era la cofundadora y me dijo: ‘Pues que sepas que es el uniforme oficial del grupo de Rigoberta Bandini’. Efectivamente, luego salieron a cantar e iban todos con las Saye". La emoción ese día embargó a Marta, y cuenta con satisfacción que todos estos rostros tan famosos han apostado por su marca de forma espontánea, sin pagarles nada previamente.

Historia de un éxito

Pero ¿cómo se fabrica una historia de éxito como la de la marca catalana? Remontándose a sus inicios, Marta recuerda que, para arrancar, los tres socios tuvieron que recurrir a un proyecto de crowfunding a través de la plataforma Kickstarter: "La gente ponía 100 euros y con ese dinero nosotros fabricamos las bambas y al cabo de cuatro cinco meses se las enviamos a casa. Duró un mes y conseguimos recaudar 360.000 euros para fabricar las primeras 5.000 zapatillas. Fuimos la empresa de moda española que más dinero consiguió recaudar en la historia de Kickstarter". Después del subidón inicial, lanzaron otra propuesta de micromecenazgo a través, en este caso, de Indiegogo, y dejaron el proyecto activo durante año y medio.

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"Ya en enero de 2020 cerramos el crowfunding, abrimos nuestro propio ecommerce y en marzo llegó la pandemia. Nuestras ventas se vieron impulsadas porque el 90% de lo que vendíamos era a través de nuestra propia web y, claro, en ese momento el ecommerce pegó un boom increíble", desarrolla Llaquet. Además del crecimiento que su marca experimentó, Saye vio cómo muchos competidores que no tenían implementada la venta online caían, lo que provocó una rebaja cuantiosa del precio del anuncio en redes sociales: "Nosotros nos anunciamos principalmente en Facebook e Instagram, y el precio del anuncio va por puja de oferta y demanda, así que el panorama era muy beneficioso y conseguimos aumentar ventas con un precio de adquisición bastante más bajo que el que teníamos. Además, no tuvimos que hacer ERTES al no tener tiendas físicas".

Las cifras del negocio

Ese impulso los aupó y les permitió que su cuenta de resultados resplandezca como lo hace. En 2023 facturaron alrededor de seis millones y medio de euros, y este año quieren llegar a los nueve. "Seis millones queremos que vengan de ecommerce, y tres de venta a tiendas físicas multimarca, que es un canal que estamos desarrollando mucho más y al que le vemos mucho margen de crecimiento". Y, aunque están en una fase previa, no descartan probar con una primera tienda física de cara a 2024: "Abrimos una pop up store (una tienda provisional situada en un lugar estratégico de la ciudad) en diciembre de 2022 durante cuatro días en Barcelona para hacer un pequeño testeo, y en 2023 abriremos un par más en otros mercados para seguir testeando".

De momento, el joven equipo (la media de edad es de 28 años) de 27 personas que conforma Saye ha conseguido que la marca se calce en 140 países del mundo: "Nuestros mercados principales son Alemania (que condensa un 30% de las ventas), EE. UU., Francia, Bélgica y Holanda. España está empezando a repuntar y hay meses que se coloca en el número tres o el cuatro. Históricamente siempre ha representado el 3% de las ventas y ahora ya está alrededor del 10%", concluye Llaquet.