Estudiar es, a veces, una odisea. La situación socioeconómica de muchas familias impide, sobre todo a las personas de familias con rentas más bajas, disponer de los recursos para poder cursar unos estudios de perfil digital. Las becas han sido siempre la solución para paliar este problema y tratar de dar oportunidades similares a todas las personas. Sin embargo, un nuevo sistema está germinando en España a través de las entidades privadas. Se trata del Income Share Agreement (ISA) o, lo que es lo mismo, el sistema de pagos compartidos. La empresa financia los estudios al alumno y este devuelve el dinero una vez encuentre trabajo y tenga un rango salarial por encima de los 18.000 euros anuales.

El germen de este sistema está en Estados Unidos. La Universidad Purdue ofreció este sistema por primera vez para unos estudios de grado en Derecho en la década de los 70 del siglo pasado. El ISA llegó para ser alternativo a los préstamos que muchos padres solicitaban para poder sostener financieramente los estudios de sus hijos; para promover el talento entre quienes querían y no podían; para dar capacidad a la meritocracia.

El sistema pasó a otros países. Por ejemplo, Australia. Como punto de partida, el ISA funciona en mercados donde la demanda supera a la oferta. Es decir, el empleo está prácticamente asegurado. De ahí que se haya dado ya en dos mercados donde el empleo no representa un problema. Por eso en España se está implantando a través del sector tecnológico, donde el mercado reclama un número mayor de trabajadores. 

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Cristian Fondevila, CEO y cofundador de Assembler Institute of Technology, apunta que en Australia es algo "casi institucionalizado".

La empresa de Fondevila fue la primera en implantar este sistema en España. Lo hizo en 2019. Actualmente, son los únicos cuyos alumnos tienen una ISA al completo. En 2020 se vieron los primeros brotes de este tipo de financiación, que saltaba hacia otras entidades. Otros centros de estudios lo ofrecen a los alumnos más aventajados, en los que confían que encontrarán trabajo de manera más rauda. 

Assembler Institute of Technology

En su empresa, el alumno paga una pequeña matrícula, "porque es un compromiso. El 90% restante lo hacemos nosotros". El sistema es fácil: hacen un proceso de selección, te financian los estudios y, luego, una vez que el alumno encuentre trabajo, le retiran hasta un 15% del mismo hasta pagar la 'deuda'. Eso sí, para que empiecen a cobrarte la deuda, el alumno deberá cobrar 18.000 euros anuales al menos.

Este sistema se ha implantado también en los conocidos como bootcamps, programas intensivo de desarrollo de softwares. Porque, eso sí, el sistema no está disponible para todas las áreas, sino simplemente para los procesos tecnológicos. "Se intentó implantar en otras áreas como ventas o marketing, pero no se logró. No nosotros, sino en el mercado en general", comenta Fondevila.

Cristian Fondevila, CEO de Assembler. Cedida

Tal y como él mismo explica, la clave de este sistema es encontrar "un sistema donde haya más demanda que oferta". En este caso, el sector tecnólógico es uno de ellos. Además, los salarios son más altos que en otros sectores.

El sistema de ellos es distinto a los de las Bootcamps. En este caso, hace un proceso de selección meritocrático y financian a la totalidad de sus alumnos. Fondevila asegura que no importan los procesos previos, ellos hacen una selección casi como si se tratara de una oferta de empleo. "Nos fijamos en que tengan la capacidad de poder desarrollar esa profesión mirando habilidades lógicas y habilidades blandas. Tenemos que ser muy selectivos porque aquí el aprendizaje es en comunidad".

Tal y como explica Fondevila, "nos hemos centrado en dos disciplinas, en las que hacemos tres convocatorias anuales". Esto significa que, desde 2019 hasta ahora, "hemos financiado más de tres millones de euros y a alrededor de más de 300 alumnos". Ellos se centran en la programación y en la ciencia de datos. 

Estos cursos parecen tener el éxito asegurado. "La empleabilidad está entre un 93% o 98%, depende del curso", dice Fondevila. Sin embargo, él prefiere dar este dato aperejado con otro: el de graduación en los cursos. "Aquí lo importante es ver los ratios de graduación. Porque no vale dejar a 80 por el camino y decir que los otros 20 encuentran trabajo cuando acaban el curso. Con nosotros termina el 99% y luego hay un 95% por poner una cifra media".

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Asegura Fondevila que ellos son los únicos que gestionan al 100% de los alumnos. Su método es colaborativo, sin profesores. Al final de los cursos, de 7 meses, los alumnos de programación desarrollan un Spotify desde cero.

De esta manera, cualquier persona puede acceder a la financiación, sin importar sus conocimiento. Excepto las mayores de 40 años, puesto que su entrada en el mercado laboral es más complicada. "Sólo tienes que pasar las cuatro etapas del proceso de selección. Yo invierto x dinero en ti, tienes que demostrarme".

The Bridge

The Bridge atrajo el formato ISA en 2020 como experimento. Tal y como cuenta su CEO y fundador, Iker Arce Seco, querían ver si con un sistema ISA eran capaces de atraer el talento femenino. Hasta entonces, sólo el 10% de sus alumnos eran mujeres. De esta forma, subieron la cuota femenina al 50%.

Arce comenta que "muchas veces el talento está mejor distribuido que los recursos y en las mujeres, donde se penetra menos en tecnología, pues lo fagocitamos un poquito. Y fue un éxito".

Iker Arce Seco, CEO de The Bridge. Cedida

Actualmente, entre un 20% y un 30% de los matriculados en The Bridge obtienen un programa ISA. Ellos se lo proponen a quienes obtienen los mejores resultados en las pruebas de acceso y son empresas externas quienes las financian. Arce explica que actualmente cuentan con cuatro financieras, siendo dos de ellas fundaciones que apenas cobran interés.

"Son fundaciones que antes tenían un sistema de becas, pero que han visto que esto es más eficiente porque al final es un sistema circular. Les permite volver a sacar una ISA una vez haya finalizado la anterior", explica. "Luego hay empresas privadas que le sacan en torno a un 5% o un 10% de rentabilidad".

En el caso de The Bridge, ya se han beneficiado en torno a unos 200 alumnos. "Eso en financiación es más de un millón de euros", apunta.

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A pesar de lo expuesto anteriormente por Fondevila, ellos sí financian con ISA programas de marketing digital y están contentos con los resultados. "Nosotros tenemos seis programas: ciberseguridad, ciencia de datos, marketing, ciencia de datos, cloud y devOps y diseño de productos digitales".

Ubiqum

En Ubiqum también apuestan por el método ISA. No son ellos mismos quienes dan el crédito, sino que son financieras las que apuestan por ellos. "Están dispuestas a invertir en talento. Le pagan a un alumno y luego le cobran un interés elevado", expone Sebastián Barajas, CEO y fundador de esta escuela.

Comenta la diferencia entre este sistema y el de préstamos, puesto que el alumno no contraerá una deuda, sino que sólo pagará en caso de trabajar. "Este es un acuerdo de ingresos compartidos".

Sebastián Barajas, CEO de Ubiqum. Cedida

Su academia está enfocada "100% al empleo". Apuestan por la ingeniería de Software y  y de datos. "Las empresas que financian a los alumnos en este caso deben fiarse de ellos y de nosotros", apunta.

Sus alumnos están entre los 25 y los 35 años y el ISA no es la única forma de financiación que tienen. También pueden llegar a obtener otras formas de obtenerla, pero entiende que este sistema es mejor, por ejemplo, que las becas a fondo perdido. "Así todo el mundo se compromete".

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No obstante, aunque es una "buena fórmula", Sebastián señala que es para personas "que no tengan otra opción". El motivo es que con un sistema ISA, al final, puedes llegar a pagar "hasta un 30% más por tu formación". 

Ellos están enfocados al empleo. En Ubiqum buscan la transformación de los perfiles digitales. De ahí que en esta escuela sólo algunos alumnos puedan beneficiarse del programa ISA. Ellos hacen la selección y luego ponen en contacto al alumno con las financieras.

Para Sebastián este sistema es bueno, porque permite que el dinero invertido en educación regrese al sistema. Es decir: un alumno consigue su objetivo gracias al ISA y, luego, otro alumno podrá conseguir lo mismo gracias al empleo del anterior.