Laura Garófano Jorge García Badía

"A una mujer no se la toca. Y porque no tengo pistola, porque si no te pegaba un tiro". Así empieza el video en el que un anciano, ya muy mayor, increpa a gritos a un hombre de mediana edad en la barra de un bar mientras algún cliente graba la pelea. 

La trifulca comienza siendo verbal y acaba con el anciano propinándole, con su bastón, un fuerte golpe en la cabeza al otro.

Ante la amenaza de la pistola, el hombre, con acento extranjero, responde: "Te pego una hostia…" El anciano se agarra a su bastón y le reta. "Dámela, dámela". "Yo no me he metido contigo", replica el hombre para calmarlo. "Dámela, que te pego un tiro en la cabeza. Lo que has hecho tú es una pena, eres un guarro asqueroso".

Lo que al parecer había hecho el hombre, y que no aparece en el video, es, presuntamente, cogerle las nalgas e intentar besar a una mujer, instantes antes de que empezara la pelea.

"Pero qué he hecho yo", pregunta el hombre. "Cogerle el culo a una mujer e intentar darle un beso en la boca, sí señor".

"¿Y a ti qué te importa?", le pregunta el hombre. "Que eso no se hace", responde el señor mayor. En ese momento, el hombre se acerca al anciano y éste levanta el bastón, a la defensiva, mientras le advierte que no se acerque.

Agresión

"Que te voy a dar, no te acerques", le indica. El hombre le explica que conoce a la mujer desde "hace mucho tiempo", el anciano le grita que es mentira, y vuelve a levantar el bastón, amenazando con golpearle la cabeza blandiéndolo por encima de su cabeza, para darle mayor impulso.

"No se te ocurra", le advierte al anciano para que no le golpee. Luego le espeta: "Eres un sinvergüenza". El insulto fue el detonante que necesitaba el anciano. En ese momento cumple su amenaza. Levanta el bastón y le propina con el mango un fuerte golpe en la cabeza. El sonido del impacto se escucha seco, fuerte.

La clientela, en ese momento, interviene, mientras el hombre se tambalea aturdido mientras se toca el lugar donde ha recibido el fuerte impacto. El anciano abandona corriendo el bar. "¿Llamo a la Policía?", pregunta un parroquiano. "No, no la llames", dice otro. De la cabeza del hombre empieza a manar sangre abundantemente, dejando un reguero hasta la puerta del establecimiento, siguiendo al anciano.

"¿Pero esto qué es? ¿Qué me ha hecho? Me estoy desangrando", se pregunta el hombre en la puerta del bar mientras intenta contener la abundante hemorragia.

La agresión se ha producido en Cantoria, una pequeña localidad de apenas 3.000 habitantes en el Valle del Almanzora, en Almería. ¿El lugar? El Bar Cantoria, uno de los tres que hay en el pueblo. Desde el establecimiento han declinado hacer declaraciones a este periódico. 

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