Murcia

A Sara la llaman con cariño 'La Pingüina' debido a su pasión por este ave marina que nidifica en la Antártida. "Siempre contaba cosas interesantes de los pingüinos: le encantan porque son muy amorosos, si uno muere, el otro no tendrá otra pareja", tal y como recuerda su hermana, Nora. Esta semana, las redes sociales de los allegados de Sara lucen la foto de un pingüino para enviar un mensaje de apoyo a esta agente inmobiliaria, madre de dos hijos, que se debate entre la vida y la muerte en Cartagena tras someterse a una lipoescultura.

"A mi hermana le han hecho una carnicería: tiene los órganos perforados y destrozados", resume Nora a EL ESPAÑOL sin paños calientes. "Vamos a ejercer acciones legales para que se haga Justicia y que le retiren la colegiación al cirujano que operó a Sara para que a nadie más le ocurra esto". De hecho, la familia ha puesto esta presunta negligencia médica, provocada por un experto en cirugía estética, en manos del abogado de la Asociación del Defensor del Paciente: Ignacio Martínez.

"Sara es una persona llena de vida: le encata ir al gimnasio, a la playa, viajar, hacer senderismo, pasar tiempo con sus hijos y sus amigos... Todo el mundo la quiere mucho". Tanto es así, que en Alcantarilla, la localidad donde reside esta agente inmobiliaria, de 39 años, junto a sus dos hijos, ya se ha convocado una manifestación este domingo, a las 17 horas, con salida desde el Ayuntamiento y con el lema: 'Todos con Sara'.

"Esta convocatoria pacífica es para darle voz a Sara y pedir Justicia porque este señor sigue operando", insiste Nora, mientras subraya que guarda una relación "muy especial" con su hermana mayor porque es su mejor amiga, su confidente y su compañera de trabajo. "Las dos somos agentes inmobiliarias".

Para más señas, desde hace trece años, Sara es una reputada empleada de Soluciones Inmobiliarias Rentax: una agencia especializada en villas y chalés de lujo a lo largo de la Costa Blanca de Alicante y del litoral de la Región de Murcia. "Mi hermana es muy buena en su trabajo".

La vida le iba bien a Sara hasta que se sometió a una lipoescultura a cargo de un médico, de nacionlidad chilena, que trabaja en un hospital privado de Murcia y que recientemente montó una clínica de cirugía y medicina estética en Alcantarilla: la localidad donde reside la paciente, cuya familia va a demandarle. El periodista se desplazó a las citadas instalaciones para recabar la versión del facultativo, pero no había nadie después de que la fachada amaneciese este viernes con una pintada: 'Carnicero'.

Sara y Nora, posando juntas.

- ¿Cómo contactó su hermana con el cirujano?

- Nora: No me he puesto a indagar. Mi hermana me contó lo de la lipoescultura un día antes de hacérsela porque estas cosas no me gustan. Quedamos para comer y ella me explicó que quería marcarse la zona abdominal. Le iban a quitar entre 500 y 600 gramos de grasa. El plan era entrar al quirófono a las ocho de la mañana, el jueves 2 de diciembre, y salir por su propio pie, ese mismo jueves, a la una del mediodía. Mi hermana estaba muy convencida de la intervención porque el médico le dijo que todo saldría bien y que no habría ninguna complicación.

Nada más lejos de la realidad. La lipoescultura a la que se sometió Sara, consistente en la extracción de grasa del abdomen mediante una cánula, envío a esta madre de dos hijos directamente a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Santa Lucía de Cartagena. "El médico le dijo que en una semana estaría trabajando", recuerda indignada Nora, ante el grave pronóstico que presenta su querida hermana.

El quirófano alquilado

El drama para esta familia de Alcantarilla comenzó aquel jueves 2 de diciembre, cuando Sara acudió junto a su pareja, Luis, a la Clínica Virgen de la Caridad de Cartagena. Allí le esperaba el cirujano chileno tras haber alquilado un quirófano. Una práctica habitual en el citado centro privado que mantiene conciertos con el Servicio Murciano de Salud, y donde cada semana distintos especialistas suelen arrendar sus instalaciones para llevar a cabo una media de tres intervenciones quirúrgicas.

El facultativo, según ha sabido EL ESPAÑOL, estuvo asistido durante la lipoescultura por personal de la Clínica Virgen de la Caridad: un anestesista, un instrumentista, enfermeras... "Es una operación muy cara, suele costar entre 15.000 y 12.000 euros, pero este médico se la cobró a mi hermana por 5.700 euros: es rarísimo".

Nora no entiende cómo este cirujano no persuadió a Sara para que no pasara por el quirófano porque no le hacía falta: "¿Qué le iba a hacer? Ella no tenía grasa abdominal". Tal reflexión la hace en alusión al Código Ético de la Sociedad Española de Medicina Estética donde se expone que el objetivo de esta especialidad, es prevenir, mejorar, y tratar, los aspectos inestéticos del paciente, y que un facultativo no aconsejará tratamientos por razones ajenas a criterios de eficacia.

- ¿Considera que este especialista en cirugía estética debió aconsejar a su hermana que no se hiciese una lipoescultura?

- Claro. Creo que un profesional debería decirle que no se someta a eso. Sara estaba totalmente plana. Ella es delgadita y superdeportista.

Sara, luciendo una figura escultural en una playa. Cedida

Basta con ver las fotos que la familia de Sara cede a EL ESPAÑOL, para confirmar que es un bellezón de 39 años, con un físico escultural, fruto de una rutina  consistente en seguir una dieta saludable y entrenar en un gimnasio en Molina de Segura, hacer senderismo por el Parque Regional de El Valle y salir a caminar por las playas de La Manga donde tenía una segunda residencia. "A mi hermana le encanta el mar y le gustaba hacer rutas: es una madraza, una persona sana, que ni fuma, ni bebe".

El viaje a Egipto

Otra de las aficiones saludables de Sara es viajar. "Había estado en Roma, Londres, Nueva York, Ámsterdam... y del 8 al 15 de enero se iba a Egipto: era un sueño para ella". Además, lo iba a cumplir junto a su hermana, Nora, de 33 años, con la que le encanta hacer planes y engañar a sus amigos por el gran parecido físico que ambas guardan. "La gente nos confunde y eso nos encanta", recuerda con nostalgia y esbozando una tímida sonrisa para tratar de no derrumbarse.

"Sara está aguantando como una leona". Y lo está haciendo desde las 17.30 horas del jueves 2 de diciembre, cuando una ambulancia del 061 se la llevó desde la Clínica Virgen de la Caridad de Cartagena rumbo a la UCI del Santa Lucía. "A su pareja nadie le dijo que la operación se había complicado, pero pasaban las horas y Luis se empezó a preocupar porque no salía del quirófano. Por la tarde, me llamó llorando, gritando y nervioso, se le llevaban a urgencias: se estaba desangrando y tenía el pulso débil".

- ¿Qué ocurrió durante la lipoescultura para que su hermana acabase en la Unidad de Cuidados Intensivos?

- Cuando llegamos al Hospital Santa Lucía me dejaron pasar a la UCI a ver a mi hermana. Sara hablaba muy flojito porque no tenía fuerzas y solo me decía una cosa: 'De esta no salgo, de esta no salgo, he escuchado que me han perforado todos los órganos y he visto la sangre'. 

- ¿Qué expectativas le dan a la familia los médicos del Santa Lucía?

- A Sara la han intubado y está enganchada a una máquina porque ha sufrido un fallo multiorgánico. Le tuvieron que poner seis bosas de sangre porque sufrió una pérdida brutal y la operaron de urgencia. Al abrirla, vieron que con la cánula de la lipoescultura le habían perforado 27 veces el intestino, el colón, los riñones, el hígado y el páncreas. Le preguntamos a los médicos del Santa Lucía cómo era posible que le pasara eso en una lipoescultura y no daban crédito. No saben qué decir. Mi hermana se ha estabilizado y mientras que haya vida hay esperanza, pero sigue estando muy grave.

Paciente 'Código Cero'

No habla en vano Nora puesto que su hermana fue declarada 'Cógido Cero': paciente con prioridad para recibir un trasplante de hígado. De momento, a Sara se le ha retirado esa calificación tras haberse estabilizado, aunque no se descarta volver a llevarla al quirófonano en función de su evolución. "Estamos rotos de dolor".

Hospital Santa Lucía de Cartagena donde permanece ingresada Sara.

Entre los 42.345 habitantes de Alcantarilla también ha caído como una bomba el delicado estado de salud de Sara, debido a que es hija de una familia conocida y querida: el padre y el hermano de esta agente inmobiliaria son miembros de la Guardia Civil. Además, es una mujer implicada en las Fiestas de Mayo de Interés Turístico Regional, por sus desfiles, sus conciertos y su Federación de Peñas Festeras y Culturales. "Ella iba con una peñita: estaba en todo y la gente está volcada con nosotros".

La familia no pega ojo desde hace nueve días y no se mueve del Hospital Santa Lucía de Cartagena donde el personal médico está esforzándose al máximo para que Sara vuelva a jugar con su hijo, Izan, de 10 añitos, y a dar sabios consejos a su hija, Sara, de 18 años, que se está formando para seguir los pasos de su madre en el sector inmobiliario. "Ella está sedada y cuando entramos a verla le ponemos audios que graba su hijo pequeño para que Sara siga luchando por recuperarse".

Noticias relacionadas