Después de presentarse en dos ocasiones al MIR, Agustina Santillán-Pizarro ha decidido plantarse e irse a trabajar a Alemania. Allí, dice, podrá estudiar la especialidad que quiere y con mejores condiciones que en España. Lo mismo piensa Charlie Kennedy, que acaba de graduarse y ya está realizando todos los trámites para formarse (y posiblemente trabajar en el futuro) como médico en un hospital de Reino Unido.  

Clara, en cambio, empieza justo este lunes su contrato en un centro sanitario del país anglosajón. Por su trabajo como residente de segundo año cobrará más que un médico sénior en el Hospital Clinic de Barcelona. "Esto es otro mundo, no hay saturación de pacientes, se respetan las jornadas laborales, no hay guardias y se cobra más", cuenta. Juan sabe perfectamente de lo que habla su compañera. Él lleva ya trabajando unos meses en un hospital de Múnich (Alemania). Siempre tuvo esperanzas de poder dedicarse a su vocación, la medicina, en España; pero lo ocurrido en los últimos dos años, terminó por decantar su balanza

Agustina, Charlie, Clara y Juan son solo cuatro ejemplos de lo que desde hace años ocurre en España. Un imparable éxodo de médicos que deciden marcharse al extranjero en busca de mejores oportunidades y condiciones laborales, dejando atrás un sistema sanitario que agoniza y los maltrata como profesionales. Los datos hablan por sí solos. En los últimos diez años, 20.000 médicos se han ido de España. Lo que indica que cada día perdemos a cinco profesionales, según la Organización Médica Colegial (OMC).  

La pandemia no ha hecho sino empeorar dicha situación, dejando ver la cara más aciaga en hospitales y centros de salud. Colapso de pacientes, falta de medios humanos y materiales... Si estos cuatro protagonistas dudaban con su decisión, el covid-19 terminó por asentarla. Se irían fuera a trabajar. Estas son sus historias. 

"No hay alternativa digna" 

Futuros médicos internos residentes (MIR) frente a las puertas del Ministerio de Sanidad.

Juan (25) cuenta que siempre quiso presentarse al MIR e incluso pensó que la pandemia mejoraría las condiciones laborales y el aprecio por su profesión. Se equivocó, claro. "Veía que en las noticias salían los sanitarios, cómo estaban la Atención Primaria, las UCIs, los hospitales... Al principio, fui optimista, pero con el paso del tiempo vi que la situación no mejoraba ni iba a mejorar", sostiene este médico, en conversación con EL ESPAÑOL. 

Fue cuando, tras terminar la carrera en la Universidad Autónoma de Madrid, tomó la decisión de irse a hacer las prácticas a Múnich, donde previamente había estado de erasmus. En Alemania no hay ningún MIR, sino un examen final en la carrera que habilita a los estudiantes para ejercer como médicos. Después, encontrar trabajo depende de tu curriculum vitae. Y escoger la especialidad, frente a lo que ocurre en España, no es una decisión previa a la formación. "Sigo pensando en la especialidad. Antes quería Medicina de Familia, pero con la pandemia quedó claro que no era la mejor. Me gusta Gastroenterología, pero aquí está dentro de Medicina Interna", apunta este joven madrileño. 

Además de la formación, las condiciones económicas también empujaron a este sanitario a marcharse. En Alemania, un residente de primer año cobra 4.600 euros. En España, 1.245. Si se trata de uno de quinto año, la diferencia es aún mayor. De 5.700 a 1.702 euros. "Estoy aquí porque siento que no tengo una alternativa digna que una profesión que he elegido por vocación. Sabía que no iba a ser millonario; pero en España, después de estudiar seis años, hacer el MIR, la residencia y preparar una oposición, solo tendría alguna posibilidad, con suerte, de trabajar en lo que me gusta", sentencia. 

"Las jornadas se respetan"

Para Clara (25) salir a hacer prácticas al extranjero durante la carrera fue determinante para marcharse a Reino Unido. "A lo largo de la carrera, con las rotaciones en hospitales y centros de salud, vas viendo cómo es el sistema sanitario español. Los médicos estaban saturados, veían hasta 50 pacientes... Y a los políticos no les importaba en absoluto. No había voluntad de mejorar nada. Cuando estuve en Suecia, era otro rollo. Igual en una mañana se veían cinco pacientes, nunca faltaba personal, las jornadas laborales se respetaban y se cobraba más", relata esta catalana. 

Así que cuando tuvo que escoger entre irse o quedarse, no dudó. Gestionó todo el papeleo e hizo varias entrevistas en hospitales ingleses hasta que la llamaron. A partir de julio, empezará como residente de segundo año. Primero aprenderá con sus predecesores todo el tema administrativo y después, en agosto, comenzará a trabajar en distintas áreas del hospital. "Lo bueno es que rotas por muchas especialidades y no te comprometes con ninguna. Ahora tengo seis meses de Emergencias, pero puedes irte cuando quieras, bien pagado, a otra especialidad. En España no lo hacen, cuando tienes que escoger es como cuando tienes 18 años y eliges una carrera, pero no tienes ni idea...".  

Su experiencia está siendo tan gratificante, dice, que incluso ha abierto un canal en YouTube donde cuenta cómo es la formación sanitaria especializada en Reino Unido y otros países. Y sobre todo, cómo de diferentes son las condiciones económicas. "Yo aquí en RU como R2 cobro más que un especialista sénior en el Hospital Clínic de Barcelona, lo cual es totalmente injusto. Y el nivel de vida no lo justifica; mi alquiler vale menos que algo similar en Barcelona y la comida solo es ligeramente más cara", concluye. 

Esclavizados

Agustina Santillán.

Charlie Kennedy (25) se ha graduado esta semana en la Universidad Miguel Hernández, en Elche (Alicante) y lleva varias semanas preparando todos los documentos necesarios para comenzar su formación en Inglaterra después de verano, en septiembre.  

Tenía claro que se marcharía después de haber trabajado allí un tiempo antes de la pandemia, pero el hecho de ver a sus amigas "totalmente angustiadas" con la preparación del MIR el año pasado, sin ningún tipo de guía y con todo online, terminó de convencerle. "Las condiciones laborales de los médicos, en comparación con Inglaterra, son bastante peores. Allí no existen guardias de 24 horas, el salario es mejor... Aquí los tienen un poco esclavizados", cuenta esta alicantina. 

Agustina Santillán-Pizarro, sin embargo, le costó un poco más decidirse, pero fue simplemente por falta de información, subraya. Lo intentó con el MIR en dos ocasiones e incluso comenzó a hacer guardias en un centro de atención primaria durante su época de preparación de la prueba.  Ahora, con los resultados en la mano, asegura que no va a elegir plaza y que se marchará a Alemania a trabajar. 

"Siempre me planteé irme durante la carrera, pero pensaba que necesitaba un buen nivel de idioma. Hasta que hablé con un residente de Traumatología que se había ido unos meses. Tener trabajo allí está prácticamente garantizado. Si hubiese sabido esto antes del MIR, me habría apuntado a estudiar alemán y no me habría presentado. Pero las cosas han ocurrido así. Si tienes una oferta más atractiva fuera es normal que te vayas. Mi prioridad ahora mismo es continuar mi formación y elegir la especialidad que más me guste".

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