La Unión

Fernando nunca se vino abajo cuando alguna vez le insultaban en un campo de fútbol porque recordaba el consejo que un día -con ciertas dosis de humor- le dio su padre, Emilio: "A ti que te digan lo que quieran, que el único que cobrará cuando acabe el partido eres tú". Esa frase resonando en su cabeza le ayudaba a capear las palabras gruesas de ciertos aficionados deslenguados. Ahora, ese consejo ayuda a su padre a esbozar una tímida sonrisa al recordar los inicios en el mundo del arbitraje de su hijo: Fernando Alcaraz Bernal, un adolescente prometedor, que murió el 30 de mayo en el calentamiento de un partido de Primera Autonómica en Murcia.

"Fernando era el más pequeño de la casa, llegó como un regalo para alegrarnos la vida", subrayan al unísono sus padres, Mercedes y Emilio, afincados en La Unión, una localidad murciana esculpida por su historia minera, conocida en todo el mundo por el Festival Internacional del Cante de las Minas, y donde este matrimonio se lo ha dado todo a sus nueve hijos: Fernando fue el último en llegar a esta familia numerosa y ha sido el primero en irse con solo 19 años. "Era un niño muy bonico y especial".

Tales palabras en boca de unos padres que han perdido a un hijo pueden sonar a cliché póstumo, sin embargo, se quedan cortas para definir a un chico cuya pérdida ha sacudido el mundo al deporte. Los padres de Fernando han recibido condolencias y mensajes de ánimo del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales; del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez; del presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco; del presidente nacional de los árbitros, Velasco Carballo; del colegiado FIFA Mateu Lahoz... La lista es tan kilométrica que la familia ha habilitado un correo eléctrónico para canalizar las muestras de cariño: recuerdosdefernando@gmail.com

Cada vez que reciben un mail con un pésame, con una dedicatoria para el joven árbitro o con alguna anécdota, la familia responde enviando una foto de Fernando, posando en una playa porque le encantaba practicar surf. La imagen incluye dos palabras escritas con colorines: 'Thank you'. El idioma escogido es el inglés porque 'Fer', tal y como le llamaban sus amigos, tenía amistades hasta en Noruega donde estuvo de intercambio cuando cursó primero de Bachiller en el instituto María Cegarra Salcedo de La Unión.

"Nos ha hecho muy felices a todos en estos años", enfatiza Mercedes que accede a abrir las puertas de su casa a EL ESPAÑOL con un solo propósito: dar a conocer la figura de su hijo -más allá de su faceta como árbitro- y mostrar su "agradecimiento" al tsunami de solidaridad que ha recibido la familia ante una pérdida tan inesperada como irreparable.

"No encuentro palabras para describir lo que supone la muerte de un hijo: hay tantas frases y expresiones hechas, como que es 'algo antinatura'... Ahora las estoy entendiendo, pero no puedo explicar este dolor: se me ha roto el alma y a la misma vez me siento consoladísima, confortadísima, sabiendo que existe el cielo y Dios nos está ayudando, ese consuelo me mantiene y me levanta", Mercedes reflexiona con una entereza que tiene un pilar sólido e idestructible para ella: la fe. 

Mercedes muestra el autógrafo que Fernando logró que le firmase Iniesta. Badía

El matrimonio es miembro del camino neocatecumenal: conocidos como 'los kikos'. También sus hijos: Fernando "vivía la fe" en una comunidad de la Parroquia del Rosario de La Unión. "Tenemos una fortaleza que viene de arriba, que no te quepa duda: somos creyentes y estamos en una comunidad de catecúmenos, llevamos cuarenta años en la iglesia y entonces sabemos que existe el cielo y que Fernando está con Dios en el cielo", zanja el matrimonio. Esta convicción religiosa podrá -o no- ser entendida, pero no cabe duda de que les está ayudando a enfrentarse a algo para lo que ningún padre está preparado: enterrar a un hijo.

Mercedes se prepara una infusión y explica cómo gestiona el duelo con su fe: "Sé que existe el cielo y entonces sé que Fernando no se ha ido. Si miro al frente y empiezo a pensar en lo especial que era, en su complicidad, en que no voy a volver a ver esa sonrisa; si yo miro así, si yo me topo con ese muro, me dan ganas de morirme, pero yo siempre miro al cielo y sé que Dios es el dueño de la muerte y de la vida y bendito sea el Señor que me ha dejado disfrutar de ese cariño, de esa dulzura, y de ese crío tan especial durante 19 años. Bendito sea Dios que de verdad lo hace todo bien. Ha sido un regalo disfrutar de Fernando. Ha tenido una vida plena y feliz".

El presentador llama a casa

Inquieto, risueño, ordenado, estudioso, deportista... son algunos de los adjetivos que emplean sus padres para definir la personalidad de su zagal, mientras le muestran a EL ESPAÑOL álbumes de fotos de su infancia: disfrazado de Superman, de pastorcillo en el Belén Viviente del Colegio Nuestra Señora del Carmen; haciendo un muñeco de nieve o con el puño en alto el día que sujetó 'La Orejona' del FC Barcelona en el Camp Nou. "¡Me salió del Barça!", clama Emilio -merengue hasta la médula-.

"Nueve hijos he tenido y todos del Real Madrid, menos Fernando: ¡Lo hacía para fastidiarme!", insiste este unionense con nostalgia. 'Fer' guardaba como oro en paño el autógrafo que consiguió que le firmase Iniesta y que Mercedes saca de una funda de plástico para mostrarlo con cariño a este diario. Desde pequeñito mostró casi el mismo interés por el club culé que por la historia. De hecho, con cinco añitos se sentaba con su padre a ver 'España en la memoria' y Emilio admite que eso no es normal en un crío: "¡Era un programa de viejos, pero le encantaba la historia!"

Tanto es así que cuando aparecía el letrero con el teléfono para contactar con Alfonso Arteseros, el periodista que conducía el programa en Intereconomía TV, el pequeño insistía a su padre para llamar en directo y formular una pregunta. "Al final telefoneé, le conté al presentador lo de mi hijo y un día Alfonso Arteseros llamó a casa y se puso a hablar con Fernando". Era un niño que tenía duende. Otra prueba de ello es que en el Colegio Nuestra Señora del Carmen trabó tal amistad con una compañera de clase, que el padre de la niña, profesor del mismo centro, se llevó a su hija y a 'Fer' de excursión al estadio blaugrana de sus amores. 

Fernando con el puño en el alto mientras sujeta una Copa de Europa ganada por el FC Barcelona. Cedida

Homenajes en los campos

A lo largo de toda la entrevista solo hay un momento donde Emilio rompe a llorar: cuando busca en su móvil el vídeo del homenaje que el Jimbee Cartagena le organizó a su hijo, en el play-off por la Liga Nacional de Fútbol Sala, y aparece la foto de Fernando presidiendo el imponente marcador del Palacio de los Deportes. "Su muerte ha sido noticia hasta en países de Europa", puntualiza Mercedes.

Cuando todavía hoy no dejan de sucederse los homenajes a 'Fer', el mundo del fútbol volvió a contener la respiración este sábado, durante el duelo entre Dinamarca y Finlandia de la Eurocopa, al desplomarse Christian Eriksen: la estrella danesa del Inter de Milán. En la Región de Murcia, de inmediato, a todo el mundo se le vino a la cabeza la imagen del joven árbitro unionense que no se salvó como Eriksen y cuya pérdida ha causado un hondo pesar y decenas de muestras de cariño:

Primero fue el minuto de silencio de la final de la Copa de la Reina, entre el FC Barcelona y al Levante, luego el minuto que decretó la Federación de Fútbol de la Región de Murcia en todos los partidos que se disputasen en territorio murciano; después las camisetas que los colegiados han lucido antes de cada encuentro con la frase: "Siempre en nuestro corazón. #DEPFernando"... Y así, los minutos de duelo han sumado horas, y las redes se han colapsado con la foto del chico que empezó a arbitrar animado por su hermano, Nacho, colegiado en Tercera División.

"Nacho era el ídolo de Fernando: seguía sus pasos", enfatiza Mercedes. El pequeño de nueve hijos tenía una especial predilección por ese hermano que lo mismo saltaba en paracaídas que se hacía una vía ferrata sin despeinarse. "Le dijo que arbitrase partidos de críos para sacarse un dinerillo". Y 'Fer', por supuesto, no dudó en seguir ese consejo.

- Emilio, ¿usted recuerda cuál fue el primer encuentro que le asignó la Federación de Fútbol a Fernando?

- Tenía 14 años cuando le asignaron su primer partido en el campo de fútbol de Torre Pacheco. Era un equipo de chupetas (5 años). Fernando iba 'cagaico' (risas). A mi hijo le gustaba que le acompañase a los partidos porque se sentía más seguro. No le gustaba la violencia verbal ni los insultos ni las amenazas. Yo le decía un consejo para que estuviese tranquilo: 'A ti, que te digan lo que quieran, que el único que cobrará cuando acabe el partido eres tú'. Con el dinerillo que ganaba, como mucho 30 euros por partido, iba ahorrando: se pagó el carné de conducir, se compró una tabla para surfear... Era un chico que nunca pedía nada.

El otro consejo importante que recibió para arbitrar con seguridad, se lo dio su querido hermano Nacho, graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y considerado uno de los mejores árbitros de Tercera División en la Región de Murcia: 'Si te equivocas en una decisión, no pasa nada, te levantas y sigues'. Y así lo hizo temporada tras temporada para progresar dentro del mundo del arbitraje. 

"A veces pitada dos encuentros el sábado y otros dos el domingo: como árbitro le asignaban partidos de todos los niveles de fútbol base, y como linier iba a partidos de juveniles de categoría nacional, y de adultos hasta Preferente", cuenta orgulloso su padre. "En uno de los últimos partidos que pitó, acudió un ojeador y le dieron una muy buena valoración: a Fernando le gustaba arbitrar categorías altas".

Uno de los encuentros más especiales que arbitró fue el disputado por los juveniles del F. C. Cartagena y el UCAM Murcia C.F., donde Fernando ejerció como uno de los dos asistentes de su hermano Nacho, que actuó como colegiado. "Hacían muchas cosas juntos, como irse a surfear a la playa de Galúa en La Manga y a Calblanque", ejemplifica la madre. "De los nueve hijos, ellos eran los dos últimos que seguían viviendo en casa con nosotros y les gustaba gastarme bromas".

El árbitro Nacho (c) junto al linier Fernando (1d) Cedida

- Mercedes, ¿cuántos años tenía usted y su marido cuando tuvieron al último de sus nueve hijos?

¡Cuando nació éramos viejos ya! (risas). Yo tenía 44 años y mi marido, 51 años. Él se mosqueaba al principio porque cuando lo llevaba a la guardería municipal de La Unión le preguntaban: '¿Es tu nieto Emilio?', '¿Cuál de tus hijos ha tenido al chiquillo?'

- ¿Por qué le llamó Fernando?

- Le pusimos ese nombre porque imprimía carácter, por San Fernando y porque a mí me gustaba mucho.

Estudiante sobresaliente

Al Rey Fernando III de León y de Castilla, le conocían como 'el Santo' por la reconquista de Al Andalus, y ese apelativo valdría para resumir la buena conducta de la que siempre hizo gala este joven. "Del colegio al instituto siempre fue un estudiante de notable alto y sobresaliente". Como botón de muestra estos ejemplos que ponen sus padres: Aena lanzó un concurso nacional y a Fernando lo seleccionaron, junto a otros siete niños, para hacer una excursión a un aeropuerto. "Vino loco de contento porque se metió en la cabina del avión a saludar al capitán".

Otro ejemplo de 'Santo' estudiante: "Le dieron una mención matrícula de honor en Bachiller". La EBAU la aprobó con nota como para elegir un largo abanico de carreras y optó por Derecho en la Universidad de Murcia. A sus 19 años tenía un sentido de la responsabilidad que no es habitual en un adolescente, por supuesto que salía de fiesta, y tuvo sus amigas especiales, pero eso no era algo prioritario: "Escogió unos compañeros de piso que cursaban la misma carrera y eran estudiantes de matrícula y siguió viviendo la fe en la parroquia de Santa Eulalia".

También hizo el Camino de Santiago y se implicó con la Semana Santa desfilando en la Agrupación de Jesús Nazareno. La fe, su interés en los estudios y la pasión por el deporte jalonaban el perfil de este adolescente. "Todos sus hermanos han sido atletas y él también: estuvo en la escuela de atletismo, jugó al tenis, surfeaba, arbitraba...". Era un chico "sano", "fuerte" y que "cuidaba cada detalle": antes de los partidos, siempre comía pasta o arroz con margen de tiempo para hacer la digestión. 

El último partido

"El resumen de la vida de Fernando es que ha dejado huella por donde ha pasado y ha sido feliz hasta que llegó ese día". El domingo 30 de mayo, reservado en el calendario para el santoral de San Fernando, y en tal jornada le asignaron el encuentro Montecasillas-San Ginés de la Jara, del Grupo Único de Primera Autonómica, que se iba a disputar a las 16.45 horas en el Campo de Fútbol Sánchez Luengo de la diputación cartagenera de El Algar. "Teníamos previsto celebrar su santo después de ese partido". Los planes familiares jamás se cumplieron. 

'Fer' cayó desplomado al suelo en el calentamiento y trataron de reanimarlo con un desfibrilador. El campo de fútbol de El Algar contaba con ese aparato tras lo sucedido en 2016, cuando Nacho, el hermano de Fernando, formó parte del trío arbitral que lidió con una situación crítica: un futbolista, de 20 años, del Club Deportivo Algar, se desplomó en el partido de la fase de ascenso a Tercera División contra la Minerva. En aquel año, las instalaciones no tenían desfibrilador y el deportista se salvó porque casualmente había un médico en la grada.

Un lustro después, el milagro no se repitió, pese a contar el campo de El Algar con medios humanos y materiales. "Había personal sanitario y desfibrilador, hicieron todo lo posible, pero no pudieron reanimarle: el Señor vio el momento", zanja Mercedes con fortaleza, uno de los aspectos que marca la personalidad de esta mujer, de 63 años, prejubilada en Howden donde desarrolló una meritoria carrera profesional en recursos humanos. Ella es el pilar de Emilio, de 69 años, un hombre cercano, tierno y al que todos quieren en el pueblo por su labor hasta que se jubiló como guía turístico del Museo Minero.

Fernando cuando cumplió la mayoría de edad. Cedida

Tres coches con coronas 

Mercedes y Emilio se conocen desde que eran unos chiquillos: vivían a menos de cien metros el uno del otro. "Hemos jugados juntos y nos hemos criado juntos". De la amistad pasaron al amor y a traer al mundo a nueve hijos. "Nuestra familia está muy unida: somos como un clan". Ahora más que nunca para sobrellevar la ausencia de 'Fer'. 

Aquel domingo, la jornada del santo de Fernando, antes del partido, el chico quiso acudir a casa de su abuelo porque llevaba varios días sin verle tras instalarse en Murcia para estudiar Derecho: "Mi hijo tenía una relación muy especial con mi padre, Esteban Bernal Velasco, alcalde de La Unión y fundador del Cante de las Minas". Un festival que ha situado en el 'mapamundi' a esta localidad murciana de 20.538 habitantes. "Fue la última vez que vio a su abuelo".

Ese día también fue el último que Fernando, antes de cada partido, le pidió a Emilio que le preparase pasta o arroz. "Comimos pronto porque tenía que arbitrar y le preparé arroz y pollo". El cabeza de familia, con la mirada cargada de ternura, no olvida las últimas palabras de cariño que recibió de su hijo cuando le vio salir por la puerta de casa: "A todos los partidos le llevaba yo en coche, pero ese domingo iba de lineer, le recogió el árbitro y antes de marcharse me dijo: 'Gracias por el arroz guapi'".

Como dicen en la huerta murciana 'Fer' tenía chispa: "Era muy gracioso", apostilla Mercedes. El día del sepelio de Fernando fueron necesarios tres coches fúnebres solo para transportar las coronas de flores hasta el cementerio donde no cabía un alma. Jamás en la historia de La Unión ningún vecino ha recibido una despedida tan multitudinaria

- Mercedes, esto no es agradable, pero debo preguntárselo. ¿Qué dice la autopsia sobre la causa de la muerte de su hijo?

- La forense me dijo que tenía una cardiopatía que no se puede detectar y que cayó fulminado de un infarto como el futbolista del Sevilla. 

Aquel domingo 30 de mayo, seguro que Antonio Puerta estaba esperando a las puertas del cielo al árbitro Fernando Alcaraz Bernal.

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