Cada mañana, Pablo (9 años), se levanta para ir al colegio. Se ducha, se viste, desayuna y se lava los dientes. Una rutina que cumplen cada día miles de niños en España. Sin embargo, el pequeño tiene una tarea más: ponerse unas lentillas con la ayuda de su madre, Aroa, para frenar su miopía. Pablo es uno de los 1,2 millones de menores de entre 6 y 15 años (25% del total) con miopía que hay en España, según el INE. Un problema visual creciente que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hará que en 2050 la mitad de la población mundial sea miope. Es decir, nos acercamos, sigilosamente, a una suerte de pandemia silenciosa.

“Cuando Pablo tenía 8 años nos dimos cuenta de que tenía un problema visual porque la profesora nos mandó una nota en la que decía que no veía bien la pizarra y que, particularmente, tenía dificultad para ver el color rojo”, cuenta a EL ESPAÑOL Aroa Chaparro (Leganés, Madrid, 1988), madre del niño. Fue cuando la optometrista Elena García Rubio le diagnosticó una dioptría de miopía en cada ojo. “Bastante considerable para su edad”, asegura la óptica. Por ello, optó por ponerle las lentillas blandas de uso diario MiSight 1 day con el objetivo de “frenar la miopía del niño”.

En la actualidad, hasta 4.000 familias en todo el país con menores miopes han confiado en este innovador tratamiento visual, gracias a la recomendación de los optometristas y oftalmólogos. De hecho, España es el país del mundo en el que más niños usan lentillas blandas para frenar su creciente miopía, según un reciente estudio internacional elaborado por CL Spectrum, una fuente de referencia para oculistas y ópticos. La razón: “España ya llevaba muchos años adaptando lentes de contacto a los niños y siempre ha estado muy adelantada en esto y, cuando llegaron las lentillas blandas de uso diario MiSight 1 day, ya contábamos con esa experiencia previa”, explica a este diario Elena García Rubio, directora del Instituto Nacional de Optometría.

Pablo, un menor usuario de las lentillas blandas 'MiSight 1 day', junto a su madre Aroa. CEDIDA

Entonces, hace casi dos años, Pablo empezó a usar las citadas lentillas. “Desde entonces, no le ha subido nada la miopía y yo estoy encantada. Tanto que me he vuelto fiel defensora de las lentillas infantiles y se las recomiendo a otras mamás con niños con problemas de vista”, continúa Aroa, la madre de Pablo. Pero, ¿por qué la directora del Instituto Nacional de Optometría, Elena García Rubio, le prescribió las lentillas MiSight 1 day a su pequeño paciente?

“Por un lado, son las únicas lentillas blandas desechables de uso diario del mercado que frenan el aumento de la miopía. Esto no lo digo yo, sino que lo demuestran los estudios de la Unión Europea y de la FDA —Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos—. Por ello, como optometrista, me da mucha seguridad prescribir las lentillas MiSight 1 day porque ya sabemos que funcionan. Y, por otro lado, hay más tratamientos con lentillas, pero éstas son las únicas de uso diario. Y para un niño es fundamental porque, al ser desechables, son más higiénicas porque vienen esterilizadas y pueden evitar posibles infecciones”, explica la profesional.

Y es que, como saben, los menores “sobre todo a edades más tempranas y no tanto en la adolescencia” saltan, corren, se ensucian, por lo que la higiene ocular debe ser algo fundamental. El pequeño Pablo, que próximamente cumplirá 10 años, de hecho, suscribe esta circunstancia a este periódico: “Yo estoy todo el día con ellas y juego con mis amigos. Me parecen muy cómodas y ya estoy acostumbrado a usarlas”. Eso sí, el esfuerzo económico que realiza la familia de Pablo para que no le aumente la miopía y pueda tener en su adultez una buena vista no es gratuito. “Pago por el tratamiento 183 euros cada tres meses, que serían unos 61 euros al mes”, se sincera Aroa, la madre del menor. Es decir, esta familia desembolsa, cada año, unos 732 euros.

La miopía, al alza

Lo que es claro es que la miopía infantil es una realidad creciente en España y en el mundo. En este país, el 25% de los menores de entre 6 y 15 años son miopes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es decir, más de 1,2 millones de niños en esta franja de edad —de los casi cinco millones que hay en España— tienen ese problema visual. Esta circunstancia, de hecho, va en aumento “por el cambio en los hábitos en nuestra vida”, defienden los expertos. Eso repercutirá en que una de cada dos personas en 2050 será miope.

El doctor Javier Hurtado (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1981), oftalmólogo de la Clínica Rementería, explica a este diario que “la miopía es una dificultad del ojo para ver de lejos. Ocurre cuando el ojo es más grande de lo normal por lo que provoca que se dejen de enfocar correctamente las imágenes lejanas”. Lo curioso y alarmante, en verdad, es que “cada vez se están viendo más casos de miopía en niños. Antes te podías encontrar un niño de cuatro años que solía tener la miopía de nacimiento. Ahora, aparecen muchos más menores que empiezan a padecerla a edades muy tempranas”, asegura la optometrista Elena García.

Si bien es cierto que el doctor Hurtado asegura que “la genética no es capaz de explicar por qué está habiendo un cambio tan rápido en el crecimiento del ojo”, lo que sí se sabe es que “los ojos crecen más rápido con la proliferación de las actividades de cerca”. En otras palabras, no sólo el excesivo uso de las pantallas de móviles, tablets u ordenadores en menores contribuyen al aumento de la miopía generacional, sino que también podría provocarlo “el exceso de lectura de un libro a una distancia en la que el codo esté a menos de 90 grados”, ejemplifica el oftalmólogo.

1,2 millones de niños tienen miopía en España, un 25% del total.

Además, la generación en la que ha crecido Pablo está viviendo un déficit en la “actividades al aire libre que promueven la relajación del esfuerzo de la vista cercana”. “Y la pandemia de la Covid-19 lo ha venido a rematar”, asevera la directora del Instituto Nacional de Optometría. El motivo de esto es que todos los niños en España tuvieron que dar clases online durante mucho tiempo a causa del confinamiento. “Eso, evidentemente, influyó en que aumentase el uso de las pantallas y, por tanto, de la vista de cerca. No era como cuando podían ir al colegio en donde ven a su profesora más de lejos”, concluye la doctora García Rubio.

Tres tratamientos a niños

Ante este aumento de la miopía en la población, la ciencia ya está dando respuestas “para frenar el crecimiento del ojo”. Así, según el oftalmólogo Javier Hurtado, hay tres tipos de tratamientos que persiguen este fin. Dos de ellos están basados en el uso diario de lentillas. “Por un lado, la utilización de lentillas diarias desechables”, las MiSight 1 day. “Y, por otro lado, las lentillas nocturnas, que se usan durante la horas de sueño y sirven para recargar el ojo para que por la mañana el niño, al quitárselas, pueda ver bien durante todo el día”, añade.

El problema de este segundo tipo lentillas en los menores usuarios es que “al ser anuales”, se tienen que esterilizar cada día y en niños muy pequeños puede suponer un contratiempo. Estas lentillas, denominadas Orto K, también sirven para paralizar el crecimiento de la miopía. “Pero son más recomendables, si cabe, para adolescentes o incluso adultos porque tienen mayor conciencia de la higiene que necesitan”, afirma la optometrista Elena García Rubio. Este método comenzó a utilizarse en España hace 23 años para adultos y, luego, se planteó para los niños.

Hay dos tipos de lentillas que frenan el aumento de la miopía.

Hasta la llegada a España, en 2014, de las lentes de contacto blandas MiSight 1 day, que era un tratamiento que los especialistas “llevaban años esperando”. Éstas son las que utiliza a diario tanto Pablo como otros 4.000 menores en este país. “Las lentillas son diurnas y mi hijo se las pone cada mañana y, por la noche, van a la basura”, describe Aroa, la madre de Pablo, quien considera “fantástico” el tratamiento porque desde hace dos años no le ha aumentado la miopía al menor y le permiten “hacer vida normal”.

El tercer tipo de tratamiento, según el doctor Hurtado, consiste en la aplicación, cada noche, de unas gotas en los ojos de los niños. “Estas gotas provocan que, de manera química, se frene el crecimiento del ojo y por tanto de la miopía. Está muy extendido en Asia, pero el problema que tienen es que hay que usarlas de manera ininterrumpida durante al menos dos años. De lo contrario, pueden provocar un efecto rebote en el que el ojo puede llegar a crecer más de lo que hubiese crecido sin utilizar el tratamiento”, aclara el oftalmólogo.

Por ello, el tratamiento que se está popularizando en España para frenar el aumento de la miopía infantil es el del uso de lentillas diarias blandas de MiSight 1 day. De hecho, los datos demuestran que de 2018 a 2020, el 35% de las lentes de contacto blandas adaptadas fueron a pacientes de entre 6 y 17 años. Y es que cabe destacar que “la miopía crece más en los menores porque están en fase de crecimiento y, por tanto, sus ojos también crecen”, indica el oftalmólogo Hurtado.

—¿Y cuántos cuestan?

—El precio final que llega al usuario es una decisión particular de cada centro visual. En efecto, el precio medio en el mercado de MiSight 1 day es de aproximadamente 30 euros cada pack de 30 lentes, moviéndose en una horquilla entre 25 y 30 euros. En el caso de los packs de 90 lentes, el precio está rondando los 80 euros. En estos precios no se incluyen los honorarios profesionales que puedan ser cargados por parte de los profesionales de la salud visual en relación con las revisiones necesarias de seguimiento, en el proceso de adaptación…—explica Manuel Gómez, director técnico de CooperVision Iberia.

Frenar la 'pandemia silenciosa'

Pese a todo, tanto el oftalmólogo Javier Hurtado como la optometrista Elena García, coinciden en algunos consejos que se pueden aplicar para frenar el aumento de la miopía, esa pandemia silenciosa que estallará a mitad del siglo XXI. “No se puede impedir a los niños que usen pantallas, por lo que hay que enseñarles hábitos en el uso de su visión. Cuando las usen, su codo debe formar una L y no una V”, explica la óptica.

Además, es recomendable cumplir la regla 20 20 20: “Por cada 20 minutos que pasamos mirando una pantalla, debemos mirar algo a 20 pasos —unos 6 metros de distancia— durante 20 segundos”. Y, en niños, en particular, es recomendable que “salgan al exterior con luz solar durante al menos dos horas al día” y adaptar “sus escritorios y sillas a su tamaño para que su visión a la hora de hacer los deberes, por ejemplo, esté a una correcta distancia”.

Cada noche, Pablo, de 9 años, se quita sus lentillas de uso diario "con madurez". CEDIDA

Estos son algunos de los hábitos que se pueden adaptar para que los niños no desarrollen la miopía a edades tempranas. Pero, si ocurriera, como le ha pasado a Pablo y a un 1,2 millones de menores en España, hay tratamientos que pueden frenar su miopía. “Él, cada noche, con mucha madurez, se quita sus lentillas para irse a dormir y a la mañana siguiente vuelta a empezar”, dice Aroa, madre del niño, orgullosa de su hijo.

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