Se acerca el invierno, pero la pandemia de la Covid-19 aún no se ha ido. De ahí que la mascarilla sea, a día de hoy, una prenda de vestir más —de uso obligatorio— para los ciudadanos de España de más de tres años. Pero si es grande el esfuerzo y el compromiso general de llevarla puesta para evitar nuevos contagios, lo es más para las personas que llevan gafas. Y más, con el frío, ya que es fácil que empañen sus cristales continuamente con su propio aliento perdiendo visibilidad. Esa incómoda realidad ha provocado un boom en las ventas de los líquidos antivaho, los cuales se aplican a las lentes por ambas caras para que no se empañen. El más vendido de Amazon, de hecho, es español y se fabrica en Disop, un laboratorio liderado durante tres generaciones por la familia Chamorro.

Y es que las ventas del líquido antivaho que ocupa el número uno de los más vendidos en la plataforma de comercio online de Jeff Bezos “se han disparado desde marzo”. “Vendemos 200 veces más que antes nuestro Antivaho Zero One”, explica Beatriz Chamorro, product manager de Disop y nieta del fundador del laboratorio Disop. Ella es la tercera generación de la familia Chamorro que trabaja o ha trabajado en la empresa familiar, y reconoce a EL ESPAÑOL que están “encantados” de que su líquido antivaho sea “el producto de su categoría más vendido de Amazon”.

Pero el éxito del laboratorio Disop no es, en absoluto, una novedad para la familia Chamorro, ya que es el heredero de los “Laboratorios Conóptica, la primera empresa que fabricó lentes de contacto en España”, apunta Beatriz. De hecho, fue su abuelo Javier Chamarro Tormo quien creó en los años 60 esta empresa tras empezar a trabajar “desde muy joven en el campo de la óptica de precisión”. Un hecho que le llevó a pasar varios años en Inglaterra en los que se formó y descubrió el desconocido mundo de las lentillas en aquella España sumida aún en el franquismo.

El abuelo de la familia, Javier Chamarro Tormo, durante su estancia en Londres. CEDIDA

“Por aquel entonces, los productos de mantenimiento se compraban en el extranjero y esto hacía que fueran muy caros y difíciles de conseguir. Por esta razón decidió fabricar él mismo estos productos y así se fundó, unos años más tarde, Disop”, cuenta Beatriz, su orgullosa nieta. Era ya 1976 y junto a los primeros pasos de la democracia española, Disop, un laboratorio con capital 100% español, también comenzaría su andadura que le ha llevado, a día de hoy, a colgarse la medalla de oro en números de ventas de Amazon de líquidos antivaho.

10.000 unidades semanales

Pero lo cierto es que la entidad que dirige Javier Chamorro Bieling, segunda generación de la familia e hijo del fundador, no sólo fabrica el Antivaho Zero One, sino que en la actualidad cuenta con un amplio catálogo en el que se incluyen todo tipo de “productos para la salud ocular, productos para los ojos y oídos de las mascotas, cremas y aceites a base de cannabidiol”. Pero el coronavirus Sars CoV-2 llegó a España y, como a todos los sectores, trastocó la normalidad. “Tuvimos que desarrollar nuevos proyectos en un tiempo récord y creamos una nueva línea de higienizantes”, recuerda Beatriz.

Y es que la buena higiene ocular, pese a que la Sociedad Española de Optometría no ha hallado evidencias de que la Covid-19 se pueda contagiar por los ojos, sí que recomienda a los usuarios tanto de gafas como de lentillas “evitar tocarse la cara sin lavarse las manos antes”. De ahí que Disop, tomando este compromiso para sí, se sumara al desarrollo de diversos productos “higienizantes”.

El laboratorio de Disop, en Alcobendas (Madrid), donde produce los productos que vende. CEDIDA

De hecho, el empleo de líquidos antivaho, como el que ha fabricado Disop, permite que el usuario de gafas no tenga que cogerlas continuamente con sus manos con el objetivo de desempeñarlas. Pero, ¿el laboratorio de los Chamorro desarrolló su líquido desde cero? Lo cierto es que no. “Nosotros desarrollamos este producto para evitar el empañamiento en las máscaras de paintball hace ya algunos años. De hecho, este producto se vendió mucho en la época en la que el paintball era muy popular. Sus ventas siempre han estado asociadas al éxito de esta actividad”, desvela Beatriz.

Pero cuando se declaró el estado de alarma, Javier Chamorro hijo y su empresa se dieron cuenta de la molestia de usar gafas y mascarillas de manera simultánea. Beatriz, de esta manera, cuenta que pensaron que su producto Antivaho Zero One “podría ser la solución”. Y lo está siendo hasta el punto de que desde la propia entidad aseguran a este medio que venden unas “10.000 unidades semanales” de botes de líquido antivaho.

Un legado familiar

Lo curioso de esta historia es que el abuelo de la familia, Javier Chamorro Tormo, cuando creó su laboratorio en un pequeño local de un edificio industrial de Madrid en aquella España de blanco y negro jamás pensó que el mundo viviría una pandemia. Y que, Disop, desde su posición, contribuyese a solucionar los problemas que ha traído la Covid-19 consigo.

Dos generaciones de la familia Chamorro, líderes del laboratorio Disop. CEDIDAS

Su hijo, Javier Chamorro Bieling, quien dirige desde el fallecimiento de su padre este laboratorio con sede en Alcobendas, un municipio al norte de Madrid, sí ha llegado a ser testigo de una pandemia y ahora junto a otros familiares como su mujer, Ascensión Cañete; su hijo, Adrián Chamorro y; su hija, Beatriz, quien algún día ocupará el lugar de su padre, son quienes siguen cristalizando todas esas “inquietudes” que tenía su abuelo en el mundo de la óptica.

Todo ello ha contribuido a que Disop, en la actualidad, venda el líquido antivaho hecho a “base de agua y un tensioactivo no iónico” más vendido de Amazon. Su efecto dura, según explican sus instrucciones, hasta 48 horas. Para los Chamorro, este líquido hace un “pequeño milagro” que ejemplifica cómo el laboratorio español, pese a todo, sigue desarrollando todo tipo de proyectos para dar multitud de soluciones a los problemas oculares.

—Y, Beatriz, ¿le gustaría que sus hijos heradesen el legado familiar de Disop convirtiéndose en la cuarta generación a cargo del laboratorio?

—Tengo una hija de tres años. Me encantaría que heredase este legado y fuera la cuarta generación, pero la decisión será suya.

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