La Guardia Civil encontró “bolsas de basura, un paquete de bridas de plástico negro de gran tamaño, tijeras puntiagudas con mango y una linterna” en el maletero del vehículo que conducía José Luis N. B., el hombre que ingresó en la cárcel este pasado sábado tras intentar secuestrar a la fuerza a una adolescente de 16 años en Chiclana de la Frontera (Cádiz). Anteriormente, ya había pasado por penitenciaría dado su amplio currículo delincuencial.  

El secuestro frustrado se produjo en las inmediaciones de un instituto, durante el camino de vuelta de una menor a su casa tras terminar la jornada lectiva. La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Chiclana ordenó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de José Luis N.B. por un delito de detención ilegal en grado de tentativa y dos delitos contra la seguridad del tráfico por conducir sin carné y bajo la influencia de sustancias estupefacientes, confirman desde el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

Fuentes conocedoras de la investigación explican a EL ESPAÑOL que el preso es un “delincuente muy conocido” de la citada localidad gaditana. Responde al apodo de El Malahechura. Hasta su última detención, llevada a cabo la tarde de este pasado 19 de noviembre, la Guardia Civil lo había arrestado 22 veces desde 2016.

En su expediente policial constan delitos contra la salud (menudeo de drogas), malos tratos en el ámbito familiar o robo con violencia e intimidación. En concreto, a su pareja, con la que tiene descendencia, la amenazó de muerte diciéndole que le iba “a cortar el cuello”, según consta en la denuncia.

En base a la documentación del caso a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, el gaditano José Luis N. B., nacido en 1988, conducía sin carnet el pasado jueves 19 de noviembre por las calles de Chiclana a bordo de un Citröen Xara Picasso de color gris con los cristales traseros tintados de oscuro.

El vehículo era propiedad de un amigo suyo, Vidal A. H., un madrileño de 51 años que lleva residiendo “unos meses” en una vivienda alquilada en una zona rural conocida como Pago del Humo, a las afueras de Chiclana. En el momento de la detención, que se produjo pasadas las siete de la tarde, ambos se encontraban juntos. En el caso de Vidal A. H., la juez decidió dejarlo en libertad con cargos pero se le investiga como cooperador necesario.

En el aseo femenino

En torno a las 11.30 horas del 19 de noviembre, el ahora preso se acercó a la puerta de entrada del instituto Huerta del Rosario. Según le dijo a la conserje que le atendió, quería “informarse sobre los trámites a seguir para cambiar a su hija de centro escolar”. 

La conserje accedió a abrirle la puerta. También le acompañó a la zona de secretaría. Diez minutos después, la mujer lo vio salir del centro escolar, por lo que le preguntó si le habían ayudado.

José Luis N. B. le contestó que le habían pedido “volver nuevamente después del recreo”, según consta en las diligencias policiales. Aquella empleada del instituto le abrió la cancela, lo vio salir y después dirigirse a un pabellón polideportivo próximo.

Durante el tiempo que el presunto secuestrador estuvo dentro del IES Huerta del Rosario accedió a los baños de chicas. Varias menores se cruzaron con él. A una de ellas le preguntó si podía lavarse las manos y “hacer pipí”. La cría, que se asustó, salió corriendo del aseo en dirección a un grupo de profesores. José Luis N. B. salió tras ella pero, al percatarse de la presencia de los docentes, se escondió en el baño masculino.

La menor no le contó nada a las profesores porque se asustó, aunque sí le explicó lo ocurrido a su madre al llegar a casa. Otra niña relató una escena similar a los investigadores policiales. “El hombre entró en uno de los aseos (femeninos) y dejó la puerta abierta entera, como incitando a que alguna de las niñas entrara tras él”, señalan los investigadores.

Exteriores del IES Huerta del Rosario. EE

A las 12 horas de aquel día, otra adolescente que se encontraba en clase de educación física vio acercarse a la valla del patio del instituto a José Luis N. B., que se quedó mirándola “fijamente” durante unos 30 minutos.

Cuando la joven se acercó al lugar en el que estaba el hombre, le preguntó que qué miraba. Tras acercarse unos segundos a su coche, el presunto secuestrador volvió y habló con la menor. Le pidió que llamara a una compañera de la que dijo que era su hija y que “estaba castigada”. 

La chica le dijo que no era su padre, por lo que El Malahechura cambió de versión y le comentó que era su tío. También le pidió que le entregase un papel que quería darle. La cría se negó. Poco después terminó la clase.

De nuevo en el colegio

Un cuarto de hora más tarde, a las 12.15, los compañeros de clase de otra estudiante le dijeron que había un hombre al otro lado del vallado del instituto que decía ser su padre y que la buscaba. La cría le contó después a la Guardia Civil que, tras negarse a ir, vio a José Luis N. B. entrar en un bar de las inmediaciones del centro escolar. 

Ese mismo día, a las 13 horas, El Malahechura volvió a acceder al instituto. La secretaria del centro, María Raquel B. R., lo vio en el hall del pabellón del aulario, en una zona próxima a las clases del primer curso de Bachillerato y de los aseos. La mujer le preguntó qué hacía allí a aquel desconocido, quien le aseguró que era un antiguo alumno, que sólo pretendía ir al baño y que se había despistado. Después, se marchó. 

Tras lo ocurrido, la secretaria supo a través de la conserje que José Luis N. B. ya se había personado con anterioridad esa misma mañana y que contó que quería “realizar una matriculación para su hija”.

20 minutos más tarde, a las 13.20 horas y ya de nuevo fuera del instituto, José Luis N.B. siguió con su coche a otra menor que se encontraba paseando a su perro en un descampado en las inmediaciones del centro escolar. Lo hizo de “forma lenta y sospechosa”, dijo la adolescente.

Según contó la joven a la Guardia Civil, comenzó a caminar por una calle que era dirección prohibida para el conductor del vehículo con el fin de que la perdiera de vista.

Pese a todo, El Malahechura no hizo caso a la señal de tráfico que se lo impedía. Mientras la adolescente caminaba por la acera, él circulaba a baja velocidad “en paralelo” a la menor, que aceleró el paso y consiguió entrar a su domicilio. La adolescente, que sufrió "un ataque de nervios”, le relató los hechos a su madre.

La víctima

Pero el momento en que José Luis N. B. estuvo más cerca de secuestrar a una menor fue sobre las 14.40 horas de ese día. Una adolescente de 16 años que acababa de salir de clase del IES Fernando Quiñones, muy próximo al Huerta del Rosario, donde éste había accedido esa misma mañana, caminaba por la calle Menéndez Pidal de Chiclana cuando un hombre “salió de un vehículo que estaba estacionado con las puertas delantera y trasera abiertas del lado de la acera”.

Cuando la menor pasó junto a El Malahechura, éste la agarró con fuerza de la muñeca derecha y tiró de ella hacia el interior del vehículo. Tras un forcejeo que le pareció “eterno”, consiguió librarse de las manos de ese desconocido, quien le decía que quería hablar con su padre porque ella le había pegado a su hija. Insistía en que se montara en el vehículo. “Yo te llevo a casa”, le señaló en varias ocasiones. 

La adolescente, “presa del terror” y para ver si el secuestrador “desistía en su actitud”, le dijo a José Luis N. B. que vivía cerca de allí y que su padre estaba asomado a la ventana. En ese momento, por la calle apareció un grupo de menores de la misma edad que la chica. Cuando el asaltante los vio llegar, se marchó de allí.

Uno de esos menores hizo una foto a la parte trasera del coche. En ella se veía perfectamente la matrícula. Los padres de la joven interpusieron inmediatamente una denuncia ante la Guardia Civil, que a las 19.30 horas de la tarde consiguió detenerlo en la Avenida de los Campesinos. También presentaron un parte médico con dos lesiones. En ese momento, José Luis N. B. estaba acompañado de Vidal A. H.

Ambos fueron trasladados al cuartel de la Guardia Civil en Chiclana. De forma espontánea y sin ser preguntados por los agentes, dieron “versiones diferentes” de lo que habían estado haciendo ese día.

José Luis N. B. reconoció la mayor parte de los hechos pero se excusó en un supuesto problema que las menores habían tenido con su hija. También negó haber entrado al instituto y dijo que había estado “en todo momento” con su amigo a lo largo del día. En cambio, Vidal A. H. señaló que por la mañana le prestó el coche a El Malahechura y que se vieron ya entrada la tarde.

La Guardia Civil ha abierto una investigación para tratar de conocer qué llevó a José Luis N. B. a actuar de esa forma en el instituto y a tratar de llevarse a la fuerza a una adolescente de 16 años en mitad de la calle. Por el momento no se descarta ninguna hipótesis, aunque los agentes consideran que detrás de los hechos podría haber un móvil sexual.

Varios de los menores y del personal del centro escolar señalaron al presunto delincuente en una rueda de reconocimiento fotográfico. Además, los investigadores pidieron al centro las imágenes del circuito cerrado de videovigilancia y constataron que José Luis N. B. era la persona que entró en el instituto. En ellas también se le ve marchándose a bordo de un Citröen Xara Picasso de color gris.

48 horas después de la detención de ambos, la juez envió a prisión a El Malahechura. A su amigo lo dejó en libertad con cargos. Las menores en ningún momento hablaron de dos hombres. La instructora no descarta que Vidal A. H. fuera consciente de los planes de su amigo y de que ayudara a José Luis N. B. prestándole su vehículo.

El presunto secuestrador se encuentra desde el sábado pasado en la prisión gaditana de Puerto II, en El Puerto de Santa María. La detención fue efectuada por los agentes de Seguridad Ciudadana del puesto principal de Chiclana. Las diligencias han recaído en el área de Atención al Ciudadano y en la de Investigación de esa misma unidad. La revisión del vehículo fue llevada a cabo por el Equipo de Inspecciones técnico-oculares.

"Una vez más se demuestra que los componentes de seguridad ciudadana y las unidades territoriales son la columna vertebral y la primera línea de defensa contra la delincuencia", explica Victoriano García, secretario jurídico de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) en Cádiz.

"A colación de la mención a la efectividad y predisposición de los componentes que realizan su labor en Seguridad Ciudadana, no podemos sino exigir a sus superiores que impulsen y premien esta labor con las debidas felicitaciones y condecoraciones que tan injustamente siempre pasan de largo entre estos guardias civiles", añaden desde AUGC.

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