Hay un Toni Miranda (Barcelona, 1962) que, años atrás, en su anonimato, no sabía de medios ni de entrevistas: trabajaba para la empresa privada fuera de España en diferentes ámbitos (energías renovables, alimentación, software…), viajaba –ya fuera por placer u obligación– por los cinco continentes y, durante 10 años, estuvo viviendo en China. Pero, paralelamente, desde esta semana, hay otro Toni Miranda, interrelacionado directamente con el anterior, que reside en Barcelona, se dedica a escribir –tiene dos libros publicados, ambos sobre la Democracia–, a dar conferencias y a promover cambios sociales a través de su activismo. Es, además, el presidente de la recientemente creada Asociación de Afectados por la Okupación (AAO). O, dicho de otro modo –y aunque haya sido elegido mediante sufragio– el líder antiokupas español.

El Toni de ahora, el que atiende a EL ESPAÑOL, compagina cinco lecturas (Sapiens, de Yuval Noah, y La Sociedad de coste marginal cero, de Jeremy Rifkin, entre otros), habla cuatro idiomas (español, catalán, inglés y chino), no ve la televisión –aunque sí gusta de leer la prensa– y escribe su próximo libro. “¿No han inventado ya los relojes de 30 horas?”, bromea. Porque, a la vez, tiene que atender a su sueño actual: “Que todo mejore un poquito. En España nos hemos puesto verdes y ahora nos toca arreglar algunas cosas”. Por ejemplo, el problema de la okupación. De ahí su incursión mediática como cara visible de esta asociación.

Pero Toni no es sólo el presidente que habla ante los medios con una corrección política que asusta a cualquier periodista –por aquello de su propensión a evitar dar titulares–. No, también es el escritor que, desde las redes sociales, entra en conflicto, arremete contra los ‘defensores’ de la okupación y pide cuentas al Gobierno. “La realidad –insiste en varias ocasiones durante la entrevista– es poliédrica”. Y, para entender quién es el líder antiokupas español, es necesario explicar sus dos vertientes: la personal, la del tuitero Toni Miranda; y la meramente laboral, la del Toni Miranda institucional.

La mafia de Podemos

Cronológicamente, el Toni Miranda poco correcto institucionalmente, el escritor sin chaqueta de líder antiokupas, se podría decir –en virtud de sus opiniones– que está lejos de los postulados del Gobierno de coalición –o “socialcomunista”, como lo nombra sin pudor–. Pide, de seguido, la dimisión de Pedro Sánchez, de Pablo Iglesias y de Torra; crítica a Pablo Casado por renovar el Partido Popular y prescindir de Cayetana Álvarez de Toledo; y ensalza a Vox –aunque sea por conseguir que el presidente del Gobierno lleve la bandera de España en la mascarilla–.

Bastan tres tuits para hacerse, en principio, una idea de cuál puede ser su postura política. El primero, contra Pablo Iglesias y Podemos: “¿Dimitirá este elemento? Hijo de terrorista y madera de dictador. No, no va a dimitir, seguirá intentando acabar con la democracia y mintiendo mafiosamente”. El segundo, contra el Gobierno, en general. “¿Es que no va a haber ningún ministro competente?”. Y el tercero, ‘desvelando’ cuáles son los ‘responsables’ de la okupación.“El movimiento okupa es un movimiento político de la izquierda cuyo objetivo es desestabilizar a nuestra sociedad”.

Esas son sus fobias. Entre sus filias, Toni se ‘casa’ con las opiniones de Rosa Díez, Girauta, Albert Rivera –sólo a veces– y, sobre todo, Xavier García Albiol. “Es un alcalde que tiene las ideas claras y está enfrentando el problema de la okupación en Badalona. Necesitamos más como él. Todo nuestro apoyo”.

— ¿Sigue compartiendo, ahora como presidente de la Asociación, que el gobierno es socialcomunista y que Podemos es una mafia?

— Desde la asociación, no. El primer paso es el diálogo y que el Gobierno, sea del color que sea, hable con nosotros, que defenderemos los intereses de nuestros socios.

— Ha pedido la dimisión de Sánchez, de Iglesias, de Torra…

— Sí, por el tema del ataque a las instituciones. Si tienes una serie de ideas, las puedes proponer, pero no ataques desde una institución a otras instituciones establecidas. Deja que elijan los ciudadanos. El que quiera la eliminación de la propiedad, que lo proponga y que se vote. La democracia es la voluntad de la gente. El que quiera hacer un cambio, que siga las reglas de la democracia. Eso sí, lo que quiero es que se respete a las personas.

— Ya le aviso: va a ser complicado que los lectores piensen que no es de derechas.

— Es normal, pero si miras años atrás, pueden ver cómo ponía a Rajoy y a Zapatero. Lo que yo hago es criticar al poder. Esto es consecuencia de tener un criterio. Al poder hay que tenerlo atado. ¡Si ves cómo puse a Rajoy y a Albert Rivera!

— Se podría llegar a pensar que es de Vox, por su defensa de algunos postulados del partido.

— En el tema de Vox, en algunos temas les he dado la razón, pero en otros temas, no. En otros temas se están olvidado de la democracia. No tengo color, sólo quiero respeto y comunicación en esta sociedad.

Toni presidente y origen de la asociación

Aclaraciones políticas aparte, el Toni que arremete contra el Gobierno se diluye cuando habla como presidente. Ha puesto, junto a otras personas de diferentes ámbitos, mucho esfuerzo en que la Asociación de Afectados sea una realidad. “Lo llevábamos hablando dos años, pero necesitábamos una estructura”, explica. De hecho, esta semana, cuando se hace pública su creación, todavía hay cosas que prefiere no comentar sin consultarlo antes con sus socios. Por ejemplo, el número de afiliados: “Rondarán los 1.000, aunque no tengo una cifra oficial”.

Toni Miranda ha vivido y tenido relaciones comerciales con China.

Sin financiación de ningún partido político –eso reconoce Toni–, la asociación, ahora mismo, se encarga de crear estructuras para poder trabajar en su objetivo prioritario: erradicar este problema. “Uno de los equipos se encargará de interponer demandas colectivas contra la administración cuando considere que se deja en desamparo a las víctimas, otro de recopilar información fiable (o no) y, sobre todo, el que estudie cómo se estructura el fenómeno de la okupación”, explica.

En ese sentido, su objetivo es que los dueños tengan derecho a disponer de sus viviendas sin que nadie se instale en su interior. Pero también, como asociación, valorarán los daños causados por los okupas, tanto los materiales (destrozo de casas o de instalaciones) como los morales, de personas que sufren amenazas, o viven en un estrés continuado por el abandono de la administración, o tienen a delincuentes instalados en sus pisos –sin necesidad de que les hayan okupado la vivienda–.

Para que esto sea así, piden que se modifique la ley para que sea más concreta con el objetivo de eliminar las incertidumbres. Pero actuando en función de la naturaleza de los okupas. “Los hay de tres tipos: las personas que necesitan vivienda y están en una precariedad absoluta, que tendrán que ser atendidas por la administración; el sector de las mafias que se dedican a okupar viviendas para cultivar drogas y otras cosas –esas necesitan otro tipo de actuaciones–, y por último, los grupos antisistema, que tienen un soporte ideológico detrás y que son parte del problema”, explica Toni.

— En su Twitter habla de la mafia de Podemos y pide la dimisión de Pablo Iglesias y de Sánchez. ¿Está la izquierda por la labor de arreglar el problema de la okupación?

— Nuestra voluntad es la de tender puentes para el diálogo y buscar una solución común.

— Ha publicado dos libros, Descubriendo la Democracia y Proyecto Demócrata. “El movimiento 15M marca el inicio de una actividad destinada a promover la Democracia en nuestra sociedad”, se puede leer en la solapa del segundo. Sin embargo, por sus mensajes en Twitter, no parece muy cercano a Podemos.

— El 15M en España está relacionado con Podemos, pero Podemos no es el 15M. Recuerda lo que se decía en las calles. No tiene nada que ver con Podemos. Mi activismo nace al estar presente en la revolución de los paraguas, en Hong Kong, viendo cómo peleaban contra la dictadura más implacable del planeta.

— En ese sentido, Vox, al que usted ha retuiteado varias veces, se ha erigido en defensor de las familias okupadas. ¿Alguien del partido se ha puesto en contacto con usted?

— Hemos recibido varias llamadas y de varios partidos. Pero eso ya lo iremos comunicando. Ahora mismo, somos independientes y nosotros salimos con una serie de principios. Ha habido contactos, pero no encuentros, de momento. Dicho esto, vamos a hablar con todos y vamos a ir con propuestas, con ideas… Sé que se intenta politizar todo, pero lo que estamos tratando es de solucionar un problema y para ello nos gustaría contar con todos los partidos. Eso sí, como asociación, vamos a aplaudir a los que nos ayuden y no lo vamos a hacer con los que nos pongan zancadillas. Pero nuestro color es el blanco. No estamos ideologizados.

— En ese sentido, ¿os va a poner más zancadillas una parte de la izquierda que la derecha?

— Vamos a intentar dialogar con todos. Los que no estén a favor, tendrán que dar las razones y lo haremos saber. No sabemos cuál será el resultado, pero imagínate que desde la administración deciden cambiar. Imagínate que sale hacia delante. Por qué vamos a estar enfrentados.

Problema de la okupación

Con algo bastante claro: el fenómeno de la okupación, según la propia asociación, ha crecido en los últimos meses. “En Galicia, por ejemplo, un 44%”, reconocen. ¿Los motivos? Principalmente, dos: “La sensación de impunidad de los infractores, que ven cómo ante determinadas declaraciones políticas y ante las decisiones judiciales pueden seguir haciéndolo; y la pandemia. Muchas personas han estado encerradas y las mafias han autorizado a sus okupas para acudir a invadir domicilios. Por todo esto nacen, crecen y florecen las mafias de okupas”, prosigue Toni.

En total, en España, según el Sistema Estadístico de Criminalidad (SEC), dependiente del ministerio del Interior, se okuparon un total de 14.621 inmuebles durante 2019 –del total de 19 millones de viviendas habituales que hay y de los 3,4 millones de inmuebles vacíos– y se han producido 7.450 denuncias en 2020. Es decir, el problema, aunque no es generalizado, sí es real y ha ido a más en estos últimos tiempos.

Sobre todo, en Cataluña –más concretamente en la provincia de Barcelona–, el epicentro de la okupación en España: con 3.611 denuncias del total de 7.450 puestas en el total del territorio español. En el resto de autonomías los casos son puntuales, pero crecen: en Andalucía se han presentado este año 1.183 denuncias y en la Comunidad de Madrid, 657.

— Perdone que insista con las zancadillas de una parte de la izquierda, pero en su misma ciudad, Ada Colau estuvo al frente de #StopDesahucios. ¿Es posible que el primer problema lo tengan con ella?

— O no. No lo sé. Hay movimientos que surgen y luego degeneran. Pero si surgen es porque hay un problema real. Llevamos 40 años de inacción de la administración. El problema de la vivienda no es nuevo. Hay muchos sin techo y mucha gente que puede caer en la pobreza. A la administración le vamos a exigir que haga su trabajo. Pero lo primero es dialogar. No nos vamos a enfrentar a nadie.

Ada Colau formó parte de Stop Desahucios.

— ¿Se en, dentro de poco, metido en política, como Colau, pero del otro lado?

— No lo sé. Lo que tengo claro es el presente. Esta asociación y que tenga la relevancia que tiene que tener. Hay que impulsar cambios normativos. Tenemos que acabar con este fenómeno y voy a intentar hacer esto lo mejor que pueda. A partir de aquí, esperar…

— ¿Qué le diría a los defensores de la okupación (que los hay)?

— Hay gente que defiende la okupación porque hay personas vulnerables que están en una situación dura. Esos tienen que ser atendidos por el Estado. Y si se quiere destruir el estado de derecho, lo denunciaremos. 

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