La Muela (Zaragoza) es un lugar tranquilo. La contaminación acústica no es un problema aquí. Este pueblo aragonés está bañado en un mar de molinos. Don Quijote, de hecho, habría librado mil y una batallas de haber estado aquí. Son las únicas trifulcas que alguien podría imaginarse que se dan en el lugar. Por la mañana, los adultos pasean tranquilamente por las estrechas calles del centro. Los jóvenes copan el lugar por la tarde. Es un sitio donde se conocen todos. O casi. Porque un presunto sicario rondó La Muela y no lo supieron hasta que actuó. Atacó a una vecina también desconocida. Afortunadamente, el agresor no logró su objetivo; el pueblo, con rapidez, dio caza al 'cazador'.

Este martes 25 de agosto por la mañana no es un día cualquiera en este pueblo de Zaragoza. El Mercadillo está montado en la plaza principal. Un mural, en la parte trasera de un frontón, deja claro: “La Muela con el viento a favor”. Los vecinos hacen cola para acceder a la carnicería. Hablan con quien les pregunta por lo sucedido en ese sitio durante la tarde del 6 de agosto. “Yo no sé nada. Me lo dijeron en el trabajo, que habían intentado matar a una vecina. No conozco a la mujer”, contesta un señor mientras aguarda su turno. Una señora le cuenta cuando el interlocutor se marcha: “En la televisión ya ha salido y lo han explicado todo. Hace tiempo que se comenta en las redes sociales de La Muela”. En efecto, el titular está en los medios de comunicación: “Detenida una mujer de 68 años por encargar el asesinato de la novia de su exmarido en La Muela".

La plaza del pueblo está concurrida este mediodía. Quizás porque está el mercadillo, como ya se ha mencionado. La mayoría de vecinos sabe lo que sucedió, pero nadie conoce a la víctima ni, al parecer, demasiados detalles de lo acaecido. “Una señora salió del Ibercaja -sucursal bancaria de la plaza- y en la calle de al lado le esperaba un hombre que le dio un palo en la cabeza”, narra casi con exactitud una señora. Sólo falló en que la víctima no salía del banco, sino que estaba sentada en uno de los ocho que rodean la fuente de la plaza Corazón de Jesús

Arma utilizada para perpetrar el encargo. GC

“El día exacto no lo sé. A ella no la conozco. Los que cogieron al que quería matarla sí sabemos quienes son porque son vecinos”, dice esta misma mujer. “¿41 años la señora? Yo diría que tiene más”, comenta. “Sólo te puedo decir que le hicieron bastante daño, le abrieron la cabeza y se la llevaron. Al que le atacó lo redujeron unos vecinos de aquí”, zanja.

La rumorología es como los colores, hay para todos los gustos. Depende a quien se le pregunte, el suceso ocurrió una cosa u otra. ¿Fueron dos hombres los que acertaron a pintarle la cara al agresor y le redujeron como se cuenta en el pueblo? Ellos mismos lo niegan. Uno habla de la cooperación de todos los vecinos. El otro dice que él estaba de vacaciones y no sabe nada.

“En el periódico han exagerado”, dice riendo un conocido de los inesperados ‘héroes’. Nos incita: “Pregúntale a él cómo fue”.

No quiere que demos su nombre y corrobora que la detención no fue tan espectacular como se cuenta. Él estaba tranquilo en su calle cuando un vecino gritó: “Cogedlo, que le ha dado una paliza a una señora”. Cuando le dieron alcance, no hubo forcejeo con el agresor, que apenas se resistió: “Estaba cansado. Nos amenazó con el palo y poco más. Se lo quitamos y lo aguantamos. Otro vecino le ató las manos con una brida. Ayudaron los chiquillos de las bicicletas, que le iban siguiendo y nos decían por dónde escapaba”. Hasta ahí llegó la persecución de un hombre que había gastado todas sus fuerzas físicas en el trabajo que le habían encargado.

El lugar en el que se produjo la agresión según los vecinos. DD

Poco más saben en el pueblo. La investigación pasó a manos de la Benemérita. “Yo fui la que llamé al 112”, dicen desde un comercio cercano. “A ella -la víctima- no la conocemos”, insisten. El relato suele ser similar en todo momento.

Ni siquiera en el Ayuntamiento saben qué vecina sufrió el ataque. Aquí, como ya se ha referido, se suelen conocer casi todos. "Le ha pasado al niño/la niña de...", que se suele decir en los pueblos y barrios, es la frase que nunca se dijo en esta ocasión. La Muela es un municipio que se ha expandido mucho en los últimos tiempos. Es cercano a la capital y eso ha propiciado un crecimiento exponencial, junto a otros componentes. Precisamente de Zaragoza, más concretamente del barrio del Oliver, eran los presuntos instigadores del ataque.

La víctima hacía poco que se había trasladado a este pueblo de poco más de 5.700 habitantes. No se relacionaba con sus convecinos: en los bares no la conocen. Es la tercera vez que se cambia de dirección por las amenazas de la expareja de su novio, ahora detenida por lo ocurrido. Los compañeros de Telecinco se toparon con la agredida por el pueblo el lunes por la tarde. A nosotros no nos acompañó la diosa fortuna. Ella aún presenta magulladuras en el rostro. “Vi la muerte. Me salvaron los vecinos. Me quiero ir de aquí. Salgo por la calle muy asustada. Estuvieron desde julio haciéndome fotos”, dijo a cámara.

De robo con fuerza a tentativa de homicidio

Todo ocurrió el pasado 6 de agosto a las 20.40 horas. La mujer, de 41 años de edad y cuyo nombre no ha trascendido, estaba sentada en uno de los ocho bancos que escoltan la fuente principal del pueblo, en la plaza Corazón de Jesús. Paradojas del destino, justo detrás de ella estaba situada la comandancia de la Guardia Civil.

Cuando se decidió a marcharse, alcanzó la calle Monzalbarba. Su agresor le esperaba allí. Había estudiado sus recorridos habituales. En el momento en el que se le acercó, sacó un palo de grandes dimensiones y comenzó a golpearle en la cabeza y en el cuerpo.

La víctima acabó en el suelo, sangrando y con heridas en la cabeza. Tuvo que ser trasladada al hospital de Zaragoza.

A priori todo hacía indiciar que lo ocurrido no era más que un intento de robo con fuerza. Sin embargo, la Benemérita inició una investigación. El motivo: la mujer agredida y su novio llevaban desde los inicios de su relación sentimental, hace 3 años, recibiendo amenazas de muerte por parte de la expareja del varón.

Momento de la detención de la presunta instigadora de los hechos, de 68 años.

Mientras, en La Mula no se conocía nada al respecto. Ni siquiera en el Consistorio, donde extrañaba que no se hubieran iniciado protocolos por violencia de género o un procedimiento similar. Ni tan siquiera tenían conocimiento del nombre de la agredida. Hasta el pasado viernes.

La Guardia Civil informó a través de un comunicado que habían detenido a tres personas “implicadas en una conspiración para cometer un asesinato en la localidad de La Muela”. Los detenidos son la expareja del novio de la agredida, el autor material de la agresión y un cooperador necesario, otro hombre de 31 años.

La conspiración estaba siendo preparada desde el pasado mes de julio, según los investigadores. El nieto de la mujer detenida en esta operación, presuntamente la instigadora, había contactado con el presunto agresor. Se conocían de mucho antes. El familiar, internado en una prisión francesa, le pidió que le arreglara el asunto. “Cuanto más daño le hiciera -a la víctima-, más cobraría”, señalan los agentes.

Imagen de la plaza del pueblo desde uno de los bancos en los que se situó la víctima.

Todo estaba medido para que nadie sospechara de estos enlaces; debía parecer un robo con violencia. Mientras el agresor llevaba a cabo los hechos, la expareja del novio de la agredida, de 68 años, le esperaría en un coche junto a otro hombre para huir cuanto antes de La Muela.

Los imputados en el caso pretendían usar un arma de fuego para perpetrar el ilícito penal. Posteriormente, barajarían la posibilidad de realizar el ataque con ácido. Finalmente, el objeto utilizado fue la pata de una mesa de madera, de dimensiones similares a un bate de béisbol.

En el tintero, algunas dudas. Por ejemplo, ¿por qué el ataque se realizó en una calle contigua a la plaza donde está situado el cuartel de la guardia civil? La respuesta, según los vecinos, podría estar en que por la tarde no queda ningún agente allí. Es cierto, a esa hora la casa cuartel, presidida por un cartel donde se puede leer el Todo por la patria, está cerrada a cal y canto por la tarde el día que EL ESPAÑOL visita La Muela.

Imagen del frontal del cuartel de la Guardia Civil en La Muela, cerrado el martes por la tarde.

El hecho de que se realizara a plena luz del día también redujo las posibilidades de llevar a cabo la operación con éxito. Por la tarde, a esa hora, los adolescentes copan el lugar. La otra salida de la calle da a un parque infantil. Justo al lado, cuentan los vecinos, se produjo la agresión. No hay respuesta para ello. Fuentes municipales catalogan al agresor y el hecho de “chapuceros”.

Una vez el atacante fue apresado por los vecinos, los individuos que le esperaban en el coche habrían huido del lugar.

Finalmente, tras las indagaciones realizadas, la Guardia Civil accedió a la casa de la presunta instigadora de los hechos, en el zaragozano barrio del Oliver, el pasado 20 de agosto. Los agentes encontraron diversas armas blancas y pequeñas cantidades de droga para consumo en el domicilio.

Un agente de la Benemérita durante el registro de la vivienda GC

La detenida, de 68 años de edad, ha sido enviada a prisión preventiva tras pasar con anterioridad a disposición judicial. Se encuentra en la cárcel de Zuera, acusada de los delitos de conspiración de asesinato, asesinato en grado de tentativa y pertenencia a grupo criminal.

El autor de la agresión corrió la misma suerte. Se le imputan los mismos ilícitos penales.

El presunto conductor, un varón de 35 años de la localidad de Figueruelas, quedó en libertad. Se le imputa como cooperador necesario de los delitos de asesinato en grado de tentativa y pertenencia a grupo criminal.

El tercer cambio de vivienda de la pareja

Los vecinos no conocen a la mujer agredida. No saben dónde vive, ni con quién, ni por qué está en el pueblo. Sobre ella sólo consiguen aseverar que es de piel y pelo morenos y de etnia gitana. Ningún dato más al respecto en un lugar donde se conocen ‘todos’.

El motivo es que la víctima era nueva en el lugar. Ya había tenido que cambiar de residencia hasta en dos ocasiones anteriormente. Desde que comenzara su relación con su actual pareja, hace ahora tres años, no ha parado de recibir amenazas por parte de la exmujer de su novio. Le han hecho la vida imposible desde entonces.

Nuez de Ebro y La Puebla de Alfindén son los dos lugares donde residieron la víctima y su pareja antes de trasladarse a La Muela, asegura El Periódico. En esta ocasión, las amenazas que les habían repetido una y otra vez se cumplieron, aunque por fortuna no tuvieron el final esperado por los agresores.

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