Esta semana se ha hablado mucho del coche del rey Felipe VI. Un nuevo Mercedes Clase S 'superblindado' con un precio de 550.000 euros. Un vehículo utilizado por el Rey y la reina Letizia en su reciente ‘tour’ por diferentes lugares de España para incentivar la recuperación del país y fomentar el turismo nacional. Felipe y Letizia también se han desplazado en otro vehículo, de la marca Renault.

El Mercedes Clase S también será utilizado como vehículo de servicio para llevar a los diferentes jefes de Estado que visiten a España. Un coche, por tanto, destinado al servicio del país.

Pero el vehículo que ha dejado una huella indeleble en Felipe fue el primero, como ocurre al conductor que estrena coche. Aquél vehículo fue un Seat Ibiza.

Montaje realizado con la imagen de los Reyes en Sevilla y el Mercerdes Clase S blindado.

Un coche de pequeño tamaño pero con relativa potencia, que hacía 'sudar' al equipo de seguridad cuando el entonces príncipe Felipe pisaba con contundencia el acelerador en las carreteras que subían a Baqueira y los guardaespaldas a duras penas le podían seguir en sus Peugeot 405 oficiales.

Un regalo del rey Juan Carlos

A mediados de los 80, el entonces príncipe Felipe, nacido el 30 de enero de 1968, estaba a punto de cumplir los 18 años. Y su padre el rey Juan Carlos quiso hacerle un regalo especial. El Rey Emérito siempre ha sido un gran aficionado al mundo del motor. Recordamos en este sentido que Juan Carlos, con 17 años, tal y como señala Jaime Peñafiel, quedó prendado de un deportivo de la marca Pegaso en el que se subió junto a Antonio García Trevijano.

Una afición por la 'gasolina' que en Felipe VI también comenzó temprano, a finales de la década de los 70, con un kart con el que disfrutaba por los exteriores del Palacio de la Zarzuela. Al alcanzar la mayoría de edad, Juan Carlos quiso regalarle a su hijo el primer coche.

Seat en 1984 había comenzado la producción de un modelo que años después se convertiría en un icono con cerca de seis millones de unidades producidas. Hablamos del Seat Ibiza. Fue entonces cuando la Casa Real se pone en contacto con Seat para que el Príncipe reciba un Ibiza el día de su cumpleaños. Eso sí, no sería un coche normal, sino un Seat Ibiza 'VIP', es decir un coche de producción limitada y que disponía de un tratamiento específico. De hecho la producción iba a ser tan reducida que solo se fabricaría un único modelo y sería para el Príncipe de Asturias.

El Seat Ibiza edición limitada que el rey Juan Carlos regaló al príncipe Felipe. Cedida por Seat

El rey Juan Carlos podría haberle regalado cualquier otro coche más caro que el Seat Ibiza. Sin embargo eligió un Ibiza por hacer un guiño a la marca española, por ser un coche propio de la juventud y porque tenía un precio accesible: estaba disponible desde 850.000 pesetas de la época (5.100 euros a día de hoy si no contamos cómo se ha encarecido la vida desde entonces).

"Una vez que sale de la línea de producción de la fábrica es el Centro Técnico de Seat el que se encarga de preparar este coche para que sea un modelo específico", señala Isidre López, responsable de Coches Históricos de Seat y la persona que más conoce todos los detalles del primer coche del Rey. "Llevaba un motor de gasolina de 1,5 litros con mayor potencia, 100 caballos en lugar de los 85 CV que venían de serie", afirma este responsable a EL ESPAÑOL. "Tenía inyección como el SXI que apareció dos años más tarde y también contaba con unos ensanches de los laterales traseros, neumáticos más grandes, unos alerones...", recuerda.

Otra anécdota curiosa es que el príncipe Felipe, por aquella época, ya era un joven muy alto. De ahí que "los asientos también fueran especiales, de la firma Recaro y con unos soportes a medida" que rebajaban su altura y permitían que Felipe no rozara con la cabeza en el techo. "Más modificaciones hechas fueron la de un volante de Porsche, las siglas SXI en el montante... y otra muy importante: el color. Este Seat Ibiza fue pintado en un color oro que no estaba en la gama del Ibiza", señala Isidre.

La entrega del Seat Ibiza

Una vez que el coche ya está terminado, es el momento de la entrega del regalo. Estamos en enero de 1986 y la cita es en el Circuito de Can Padró, a unos 40 kilómetros de distancia de Barcelona.

Interior del Seat Ibiza que el rey Juan Carlos regaló al príncipe Felipe. Cedida por Seat

Allí, un joven Príncipe de Asturias, con jersey azul marino y camisa blanca recibe el Seat Ibiza ante la mirada divertida de decenas de asistentes. Un momento que queda inmortalizado con la imagen que ilustra este reportaje y que ha sido cedida por el departamento de Coches Históricos de Seat a EL ESPAÑOL en exclusiva.

A partir de ahí el Príncipe utilizaría el coche algo menos de un año y medio hasta que finalmente pasó a una persona del entorno de Felipe. Por aquél entonces, el Príncipe comenzaba a recibir la formación militar en la Academia de Zaragoza.

Aparcado 16 años

Pasa el tiempo y el Príncipe va cambiando de coche. Aquél Seat Ibiza dorado utilizado en la juventud también pasa por nuevas manos. Personas cercanas al actual monarca lo van utilizando hasta que con 152.000 kilómetros lo dejan 'aparcado' durante años en un garaje de Logroño.

Estamos en el año 2013. Es primavera. El sector del automóvil está atravesando una crisis muy dura, puesto que todavía vive los coletazos de la debacle financiera de 2008.

No obstante, el Salón del Automóvil de Barcelona se celebra y el entonces presidente Mariano Rajoy visita el stand de Seat. Previamente, eso sí, la comitiva del ejecutivo habla con los responsables de la marca española para informarles de que aquél Seat Ibiza del Borbón lleva 16 años en un garaje olvidado y que de seguir así podría acabar en un desguace.

Es entonces cuando la marca española decide ir a por él. "Me encargaron recuperar ese coche y restaurarlo", señala Isidre.

Restauración del Seat Ibiza de Felipe VI. Cedida por Seat

Mal conservado

"Cuando llegamos al garaje -recuerda Isidre- el coche estaba francamente mal, ya que llevaba mucho tiempo parado y no le habían quitado los líquidos y eso junto con la polución hace que se corroa todo mucho".

Una vez que el coche se saca del garaje de Logroño se lleva a las instalaciones de Seat en Barcelona. "Lo desmontamos entero, dejamos la carrocería pelada, miramos si tenía mucha corrosión para decidir si se atacaba o no y lo pintamos de nuevo sacando el color dorado de aquellas partes que no estaban expuestas a la luz", afirma López. "El coche necesitaba un poquito de cariño", rememora Isidre.

"El motor lo rehicimos por completo: los pistones, las juntas, las válvulas... Dejamos impecable todo el sistema de inyección. Nos ayudamos de todos los recambios originales de la época que tenemos en el almacén y del potente archivo que nos ayuda con todo el tema técnico y de imágenes", afirma.

"En total fueron entre 3 y 4 meses... trabajando cuatro personas a jornada completa. Había prisa por entregarlo", comenta Isidre.

Una nueva sorpresa

Diciembre de 2014. Han pasado seis meses desde la proclamación de Felipe VI y el monarca decide visitar la fábrica de Seat. "Había una parte de la visita que era pública y otra privada", señala Isidre. "En la privada se le iban a mostrar las novedades confidenciales que Seat lanzaría en los próximos años", confirma López. "Es entonces cuando el Rey, junto con la comitiva, entra en el recinto y pasa por delante del Ibiza. Era una sorpresa y él no se había percatado porque el coche estaba tapado con una funda negra y parte de las personas allí presentes se habían situado delante para ocultarlo", señala López.

Momento en que el rey Felipe vuelve a ver su primer coche, años después. Cedida por Seat

"Yo era el encargado de tirar de la sábana, de descubrirlo y que se llevara una sorpresa", señala el responsable de Coches Históricos de Seat. "Y, claro, cuando lo vio se emocionó. ¡A quién no le hace ilusión ver su primer coche y recordar las primeras aventuras de juventud, los viajes! Se quedó impresionado y las caras que puso fueron un poema", recuerda emocionado Isidre.

El que por entonces era el presidente de Seat, Jürgen Stackmann, antecesor de Luca de Meo –ahora en Renault- le entregó al Rey la foto que le hicieron en 1986 al volante del Seat Ibiza. "Nos pidió que le dejáramos entrar en el coche. Y también que levantáramos el capó para ver si el motor tenía las palabras System Porsche", afirma.

"Nos dio las gracias por haberlo recuperado. Nosotros le dijimos que estábamos encantados de tener este coche en la colección de Coches Históricos de Seat, una marca que justo este año celebra su 70 aniversario", concluye Isidre López.

Otra cuestión diferente son los modelos que actualmente utiliza la familia real para sus desplazamientos personales. Coches, estos últimos, que dejan entrever, algo más, la personalidad de los monarcas.

Entre los últimos que hemos observado destacan el Audi RS6 blindado con un motor V10 y más de 500 CV que el rey Felipe lleva utilizando al menos desde 2015; un monovolumen familiar Seat Alhambra visto entre 2013 y 2017; varias generaciones del Lexus RX, conducidas entre 2008 y 2020; un BMW Serie 5 plateado con el que Felipe y Letizia visitaron a los abuelos paternos en Asturias en marzo de 2005, un BMW Serie 3 utilizado por la pareja en un viaje por los paradores catalanes en 2004...

Y si echamos la vista atrás, llegamos incluso a un Lancia Integrale o a un Volvo 480 ES, ambos de la década de los 80.