“Yo ya sospechaba de joven que era gilipollas. Pero jugaba bien al fútbol, así que no pasaba nada”. Eso dijo Michael Robinson en una ocasión como invitado del programa Ilustres Ignorantes, despertando las risas de todo el público. “Es mucho mejor que te consideren idiota, porque cualquier cosa que hagas sorprende”, expresaba el exfutbolista, recientemente fallecido. Sin embargo, aquellos que le conocieron saben que la realidad era muy distinta. “Era un tío listo en todos los sentidos”, asegura a EL ESPAÑOL David Griffiths, quien fuera profesor de castellano de Michael Robinson cuando llegó a España.

Era enero de 1987. Robinson fichaba por Osasuna procedente del equipo londinense Queens Park Rangers. El jugador inglés no sabía nada del equipo al que iba y menos aún de la ciudad que iba a ser su hogar y el de su familia. “Yo tenía mucha relación con José Manuel Echeverría. Era gerente de Osasuna y me comentó lo del fichaje de Michael”, cuenta Griffiths, también británico. “Me pidió que cuando llegaran, Michael y su familia que le ayudara a orientarse en Pamplona”. Y así fue.

“Aparecimos en el hotel en el que estaban hospedados y nos conocimos. Estaban él, su mujer y su hijo pequeño Liam, que tenía la misma edad que mi hija. Poco a poco le fui dando alguna clase, pero las dejó muy pronto porque era un tío listo”. Las clases de español que Robinson tomó por petición del club apenas duraron un mes. “Lo que necesitaba saber, lo aprendía muy rápido. Además tenía ahí a Iñaki Ibáñez, que había estudiado en mi academia años atrás y hablaba bastante bien inglés”.

Michael Robinson durante un partido con el Osasuna.

Por aquel entonces, David tenía una academia de inglés en la capital navarra. Este hombre, que hoy tiene 69 años, actualmente se dedica a la interpretación y traducción de conferencias. También es colaborador ocasional de COPE en la retransmisión de partidos de Osasuna. Las clases de castellano fueron algo puntual para Robinson, la única persona famosa a la que ha enseñado.

“Michael me contó que su mayor preocupación era progresar con el castellano porque quería entenderse con Miguel Sola, según él, el mejor cerebro futbolístico que había visto en su vida. Y mira que había jugado en otros grandes equipos como el Manchester City y el Liverpool, con jugadores de alto nivel”, contó Griffiths en el homenaje que hizo el pasado martes a Robinson en la cadena COPE.

—¿Qué cree que aportó Michael al equipo?

Infundió mucha ambición a Osasuna. Antes, el equipo estaba muy contento de mantenerse en Primera y ya está. Entonces él llegó con una mentalidad ganadora y de mejora continua. No entendía ese conformismo. Él y Patxi Rípodas, que era el capitán en aquella época, imprimieron mucha personalidad en el vestuario y creo que consiguieron implantar en la plantilla esa idea de aspirar a más.

De profesor a amigo

Si bien las clases de David no duraron mucho, de ahí surgió una buena amistad con el futbolista. “No voy a presumir de nada, pero sí que tenía bastante relación con él mientras estuvo aquí”, cuenta David. “Después de los partidos salíamos por Pamplona a tomar cañas y comentar las jugadas. Eran momentos en los que aprendía más sobre fútbol que en toda mi vida anterior. La forma en que Michael explicaba las tácticas y la psicología del jugador profesional me hizo darme cuenta de que me quedaba mucho por aprender”.

Dos años después de su llegada a España, Robinson empezó a sufrir problemas en la rodilla. Esto le llevó a retirarse del fútbol profesional a los 30 años. Podría haberse quedado ahí y haber sido un jugador más en la historia del Osasuna, sin embargo, Michael se fue a Madrid y empezó a colaborar con Televisión Española comentando partidos de la Premier League. 

Poco a poco, su carisma le fue haciendo célebre hasta convertirle en una de las personas más queridas del periodismo deportivo español. Sirva como ejemplo que los cuatro grandes diarios deportivos de España Marca, As, Mundo Deportivo y Sport dedicaron sus portadas a la noticia de su muerte.

Entre los lugares por los que pasó Robinson está el programa El Larguero, de la Cadena Ser. Fue ahí donde se produjo la anécdota favorita de David: “Cuando empezó a trabajar en la Cadena Ser con Alfredo Relaño quiso mejorar su castellano para estar en la radio de forma continua. Entonces pidió a Relaño unas clases para mejorar su pronunciación. Alfredo le contestó: ‘Ni hablar. Mola mucho más tu acento así”.

En eso se parecen David y Michael, los dos hablan un perfecto castellano con un marcado acento inglés. Pero no es el único paralelismo: ambos nacieron en Inglaterra, les apasiona el fútbol y una vez pisaron suelo español, se quedaron para siempre.

—¿No se plantea volver a Inglaterra?

¿Pa’ qué? A estas alturas... (risas). No, mi vida está aquí.