Azahara Contreras (31) ha decidido emprender la lucha por una reivindicación histórica en su sector profesional, la enfermería. No es ni más ni menos que la igualdad entre funcionarios de la Adminsitración Pública.  

La premisa de esta andaluza es que se acabe de una vez por todas la discriminación contra los enfermeros y las enfermeras. No solo por los contratos precarios que están obligados a aceptar, si quieren trabajar, como denunció este periódico. Sino porque desde que España se incorporó hace diez años al Espacio Europeo de Educación Superior, más conocido como Plan Bolonia, las licenciaturas y diplomaturas, que tenían que haberse extinguido, siguen estando vigentes en los hospitales en cuanto a las categorías funcionales de los enfermeros. De este modo, un A1 es licenciado y un A2 es un diplomado. Cuando todos los profesionales deberían tener el mismo rango, puesto que en la actualidad estudiar Enfermería es un grado universitario de cuatro años. 

Así, profesionales sanitarios como Azahara, que estudiaron un grado, tienen un sueldo más bajo, en concreto de 150 euros menos, y además no pueden acceder a puestos directivos, grupos de investigación o a convocatorias de acceso a puestos públicos. Todo por el mero hecho de ser un A2. 

"Esto debería haberse cambiado hace años, es injusto porque todos somos iguales y deberíamos tener las mismas condiciones y oportunidades", denuncia esta enfermera del Hospital Miguel Servet (Zaragoza), en una entrevista con EL ESPAÑOL. 

A través de una petición en Change.org, lo que reclama esta profesional es que las administraciones inicien todos los trámites necesarios para realizar "la oportuna reclasificación profesional y se reconozca a todos los Grados Universitarios como Grupo A, eliminando por lo tanto los subgrupos A1 y A2 que no tienen ningún sentido". 

Los sindicatos

Todo empezó hace menos de una semana, cuando vio por la televisión como las auxiliares de enfermería se manifestaban en las calles para que les considerase del grupo C. "Pensé que nuestro sector estábamos poco unidas y que siendo graduadas, no habíamos reivindicado nada, y debía llegar el momento", cuenta esta andaluza. 

En un primer momento, no pretendía hacerlo sola, se puso en contacto con los sindicatos, pero lo único que le dijeron fue que "llevaban años denunciando la situación" y que no iban a hacer nada más. "No había una gran campaña lista, ni nada, así que decidí emprenderla yo". 

Aún así, no ha sido fácil, según detalla esta enfermera, que trabaja en la unidad de Lesionados Medulares. Por una parte, ha tenido un gran apoyo en las redes sociales; por otra, algunas de sus amigas y compañeras lo ven como algo imposible. "Llevamos tantos años así, sin poder evolucionar, que nosotras mismas estamos anuladas", comenta. 

Azahara, entre tanto, no se da por vencida. "Ha llegado el momento de exigir lo que es nuestro, aunque lo vean inalcanzable se trata de nuestros derechos", sentencia esta profesional sanitaria. 

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