La Guardia Civil ha vuelto a inspeccionar este lunes la piscina de Mijas (Málaga) donde se ahogaron los británicos Gabriel Diya (de 52 años) y sus hijos Comfort (nueve) y Praise-Emmanuel (16) la pasada Nochebuena. El trágico suceso, del que ni las hemerotecas más antiguas tienen antecedentes similares, sigue plagado de cabos sueltos. Todavía no hay una hipótesis sólida que explique por qué el pastor evangélico y sus dos hijos se ahogaron. ¿Sabían o no nadar? ¿Falló la depuradora y les empujó al fondo? ¿Por qué la piscina del Club La Costa World no tenía un socorrista?

Olubunmi Diya, esposa y madre de los fallecidos, fue tajante en su declaración: "Los tres sabían nadar y algo hizo que se vieran arrastrados hacia el centro de la piscina". Esto contradecía la primera hipótesis de la Guardia Civil, que aseguró que ninguno de los tres nadaba bien.

“La madre fue quien dijo que no sabía nadar y que por eso fue la única que no se lanzó a la piscina y pidió auxilio”, afirma a EL ESPAÑOL el abogado de la familia en España, Javier Toro. El letrado asegura, como portavoz de Olubunmi, que los niños aprendían natación en el colegio, en su Inglaterra natal. La Guardia Civil corrigió y argumentó “falta de pericia” en la natación de los fallecidos.

Vista del Club La Costa World de Mijas.

La hipótesis de la madre ella y su hija mayor fueron las únicas testigos se ve reforzada con las declaraciones de los trabajadores que rescataron los cuerpos: declararon a Efe que tuvieron problemas para salir de la piscina.

El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil realizó una primera inspección técnica de la piscina, donde apreciaron un "leve" efecto de succión hacia el sumidero del fondo. Pero no tan fuerte para arrastrar los cuerpos hasta la parte más baja.

Versión oficial desmentida

La familia Diya llegó el 22 de diciembre al Club La Costa World para pasar una semana. Eran cinco: los padres Gabriel y Olubunmi, y sus hijos Praise-Emmanuel, de 16 años; Favour, de 14; y Comfort, de nueve. El día de Nochebuena, la familia decidió disfrutar de la piscina, aprovechando que estaban completamente solos.

La primera versión detallada de los hechos contaba que la hija pequeña, Comfort, se resbaló en el borde de la piscina y que su hermano Praise y su padre se tiraron a socorrerla. Olubunmi también desmiente esto: "Los niños entraron en la piscina por la escalera, pero fueron arrastrados hacia el centro, donde era más profundo. Ahí, empezaron a pedir ayuda al ver que no podían salir. Después, mi marido entró también por las escaleras e intentó ayudar a los dos niños, a los que les costaba salir”. La madre, que es quien no sabe nadar, fue a pedir ayuda. Cuando volvió con los responsables del resort, los cuerpos de sus tres familiares yacían quietos en el fondo.

Los difuntos Gabriel y Comfort Diya.

La autopsia determinó que habían muerto ahogados, sus pulmones estaban llenos de agua. No se encontraron sustancias nocivas ni heridas extrañas en sus cuerpos.

“Cúmulo de circunstancias extraordinarias”

Aunque es poco frecuente, sí que hay antecedentes de accidentes por succión en piscinas. El pasado 19 de junio del 2018, un niño de nueve años se quedó atrapado en un sumidero sin rejilla del Mario Park de Roquetas de Mar, causándole heridas graves en los glúteos. La potencia de un sumidero disminuye colocando una mayor cantidad de skimmers, es decir, bocas de succión que se instalan en las paredes de la piscina, a un nivel cercano a la superficie para que se produzca un filtrado correcto del agua.

Si finalmente se descubre que el accidente se debió a la succión, este sería el primer caso en España que se ha cobrado vidas de esta manera. Han pasado cinco días, la investigación no ha acabado y no parece que vaya a hacerlo pronto.

“Una cosa es que no sepamos las causas y otra cosa es que no haya pasado”. El abogado Javier Toro recalca de esta manera lo extraordinario de este asunto y busca acallar las teorías descabelladas. Él considera que pudo ser "un cúmulo de circunstancias extraordinarias".

“Imagínate que los skimmers de arriba estaban apagados y que solo funcionaba el de abajo; súmale que con el agua fría se pueda producir el efecto cold water shock [parálisis corporal total por el cambio súbito de temperatura]. Unamos a eso la forma cóncava de la piscina, que la parte más honda está en el centro, que se pasa de 1,30 a 2 metros metros en dos pasos…. quizás la combinación de estas cosas, más los nervios de la situación, ha sido sido el desencadenante de esto”, teoriza el abogado. “El hecho es tan excepcional que la explicación no será fácil. Ahora bien, esto con un socorrista no pasa”.

¿Es obligatorio un socorrista?

Las primeras informaciones de este suceso aseguraban que la piscina cumplía estrictamente con la normativa de seguridad. Todo hace indicar que, efectivamente, así fue. El Reglamento Técnico-Sanitario de las Piscinas en Andalucía afirma que la presencia de un socorrista es obligatoria “en piscinas cuya lámina de agua esté comprendida entre doscientos y quinientos metros cuadrados”.

La piscina donde perecieron los tres británicos mide cerca de 150 metros cuadrados. Si sumamos los otros vasos (hay cuatro en total) la superficie total es de 185 metros cuadrados. Es decir, que por ley esa piscina no tendría por qué tener socorrista. Aun así, entre mayo y octubre suele haberlo.

Sin embargo, en el recinto hay otras piscinas, aunque claramente separadas de la del accidente. Según cómo interprete un juez el citado Reglamento, la familia podría tener una vía por la que demandar al resort.

Los demandantes también podrían ampararse en la visibilidad del recinto. La ley afirma que “cuando la separación entre los distintos vasos no permita una vigilancia eficaz, será obligatoria la presencia de un socorrista, como mínimo, en cada vaso”.

Con o sin socorrista, el suceso aún tiene muchos cabos sueltos y Toro no cree que se vaya a resolver fácilmente. Por el momento, habrá que ver qué dicen los expertos que este lunes han inspeccionado la depuradora de una piscina que se cobró tres vidas en Nochebuena.