Fernando Sánchez Grassa (44) había coronado el pico Himlung (7.126 metros) de la cordillera del Himalaya, en Nepal, tan solo unas horas antes. Lo había hecho en compañía de dos de sus mejores amigos, Juan Carlos y Jesús del Cerro Millán. Los dos gemelos zaragozanos le habían regalado por sorpresa la expedición; querían volver a viajar y escalar los tres juntos un sietemil. Lo que tal vez no imaginaban es que su amigo, más conocido como Nano, guía de montaña y barrancos en el Pirineo aragonés, no superaría el descenso de la montaña

Los tres aragoneses, del barrio zaragozano de Torrero, formaban parte de una expedición de ocho miembros que llegó a la zona a mediados de octubre con el fin de subir a la cima del Himlung. Si bien, ellos se quedaron solos, tras el abandono de los otros cinco cuando comenzaban a ascender el pico. Sánchez y los hermanos del Cerro se conocían bien y querían conseguirlo, sobre todo porque Fernando era la segunda vez que iba a intentar alcanzar la cima. Y eso hicieron, pero los problemas vinieron cuando los tres comenzaron a descender. 

El alpinista alertó a sus dos amigos de que se encontraba afectado de ceguera de la nieve, tras lo que poco después fallecería en las proximidades del campo III de acceso a la cumbre. Si bien, el hecho de que se viese afectada su visión podría explicarse por un edema cerebral derivado de su estancia a gran altura durante un tiempo prolongado. No obstante, todavía no se conocen las causas del fallecimiento de Fernando Sánchez. Los equipos de rescate tratarán de recuperar su cuerpo este domingo. 

La cordillera del Himalaya (Nepal).

Él no fue el único que tuvo problemas en el descenso, otro de los gemelos del Cerro, afectado de una hipotermia en pies y manos, se quedó en el campo III de la montaña mientras su hermano alcanzaba el campo base y solicitaba su rescate a las autoridades nepalíes. Un acto heroico que posiblemente salvo la vida de ambos. Los dos han sido evacuados a un hospital de Katmandú, según ha informado este domingo la embajada en Nepal a través de la Delegación del Gobierno de Aragón

Por otro lado, desde la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) aseguraron no tener datos de la expedición accidentada en Nepal, y han apuntado, según informa El Heraldo de Aragón, a la posibilidad de que los montañeros no estuvieran federados

Fue perseguido a tiros en Siria

Nano, como se refieren a él sus amigos, llevaba más de veinte años escalando. Residía en la actualidad en Aragües del Puerto (Huesca), donde se afincó hace tres años para desarrollar su proyecto de vida como guía de montaña. Este verano había trabajo allí organizando expediciones en la cordillera aragonesa y en Andorra

Además de su pasión por la montaña, Fernando Sánchez también era conocido por ser un ferviente activista, algo que le llevó a realizar varios viajes solidarios a Siria, en los que su vida en ocasiones corrió peligro. 

Según cuenta su amigo David Parra, cuando viajaba a Siria no se escondía. "Estaba muy cerca del frente, dispuesto a ayudar después de los bombardeos. Era de los primeros en acudir a buscar supervivientes entre los edificios derruidos, o llevar agua o alimentos". Tanto es así que Fernando fue detenido en Irak en compañía de varios combatientes de diferentes países de diferentes países vinculados a la milicia YPG (Unidades de Protección Popular de los kurdo-sirios) cuando trataban de regresar a sus hogares tras combatir contra el Estado Islámico en Siria, según informa El País

El alpinista tenía su visado caducado, por este motivo fue detenido y arrestado una semana hasta que todo se aclaró. Fernando y los combatientes fueron perseguidos incluso a tiros. 

Sánchez Grassa también estuvo ligado a las reivindicaciones del movimiento vecinal de Torrero. De hecho, fue uno de los once jóvenes que se encaramaron al tejado de la vieja cárcel del barrio en enero de 2011 como protesta a la orden de desalojo del Ayuntamiento de Zaragoza.

Como montañero, también participó en causas ecologistas. Una de las más mediáticas se produjo en 2007, cuando Nano y el también compañero Jesús del Cerro, que le acompañó en la expedición mortal, acamparon varios días en la cima de la cima aragonesa del Anayet para exigir mayor protección del lugar. 

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