Pepe Barahona Fernando Ruso

Carolina tardó sólo 15 minutos en conseguir trabajo como operaria de pompas fúnebres en Fuascen SL -empresa propietaria de hasta ocho tanatorios en Sevilla y localidades de la provincia-. Primero se extrañó por el tiempo récord: era algo impropio dada su escasa experiencia en el sector. Se prepara para ser tanatopractora, el oficio que se encarga de preparar a los difuntos para su último adiós, y espera acabar sus estudios en el próximo mes de enero, pero pensó que sería una buena idea iniciarse laboralmente para ir aplicando sus conocimientos.

Apenas un mes más tarde ya logró explicarse el porqué de tan rápida contratación: “Allí no aguanta nadie mucho más, la gente se va porque las condiciones laborales e higiénicas son insoportables”, denuncia la joven. “Hay abundancia de cucarachas, la vida se abre paso en un lugar de muerte”, razona la tanatopractora en ciernes.

Lo primero que llamó la atención de Carolina fue el lugar en el que se preparan los cuerpos antes de ser expuestos en los túmulos, unos espacios en los que los cadáveres son visibles a sus familiares durante el duelo. “Directamente no los hay, los cuerpos se acondicionan en el garaje, junto a los coches y el almacenaje de los féretros, junto a los carros de limpieza… y a temperatura ambiente en el verano de Sevilla —relata la joven—; ah, y con una iluminación por sensor de movimiento —como la de los baños en los bares— que se apaga en plena manipulación, sin agua corriente ni un lugar de aseo para quienes están manipulando el cuerpo, que pueden acabar con las manos ensangrentadas y a oscuras”.

Carolina no se llama Carolina. Pide a EL ESPAÑOL que guarde su anonimato porque no quiere crearse mala fama en el sector, del que espera mucho más que en su primera experiencia profesional. Este periódico ha accedido a la denuncia que la joven ha interpuesto ante la Consejería de Salud y Binestar Social de la Junta de Andalucía contra el tanatorio Virgen del Rocío de Coria del Río de la empresa Fuascen SL. Esta empresa es además propietaria de otros siete más en las localidades de Sevilla, Santiponce, Almensilla, Pilas, Umbrete, Guillena e Isla Mayor, donde también tienen un crematorio.

Uno de los vehículos de Fuascen a las puertas del Tanatorio de Coria del Río. Fernando Ruso

“La tranquilidad del trabajo bien hecho”, dicen en su página web, donde la empresa exhibe su sello de certificación de calidad ISO 9001. Aunque según el testimonio de Carolina este compromiso de calidad solo de cumple en las zonas de cara al público. “Lo que pasa por detrás es otra cosa”, advierte. “En varias ocasiones han venido familiares a recriminarme sus quejas, y he tenido que dar la cara por la empresa aun sabiendo que ellos tienen razón”, lamenta la tanatopractora en ciernes, que durante su contrato estuvo trabajando en varios tanatorios de la empresa.

Temperaturas que favorecen la putrefacción

Una de las quejas más repetidas va en relación con el estado de conservación de los cadáveres en los túmulos, durante el luto. Según establece el Reglamento de Policía Sanitaria Mortuoria, la sala de exposición de los cadáveres deberá disponer de una “ventilación independiente y refrigeración entre cero y cuatro grados y de un termómetro indicador visible desde el exterior”. Según consta la denuncia de la joven en Sanidad, esas zonas están solo acondicionadas con aparatos de aire domésticos que brindan una temperatura que “habitualmente está entre 16 a 20 grados”.

“Además, al fallar tan a menudo el sistema eléctrico, que salta cada dos por tres debido a la sobrecarga, en ocasiones se quedan inservibles y el cuerpo permanece a temperatura ambiente durante horas, con la consiguiente aceleración de la descomposición”, narra a EL ESPAÑOL. “Por lo que, al día siguiente, cuando se ofrece a las familias una despedida a tapa abierta antes de salir hacia el cementerio o crematorio, el olor es insoportable y traumático para ellos”, recrimina.

En cuanto al equipamiento, el reglamento establece que en caso de que los tanatorios dispongan de sala de prácticas de sanidad mortuoria, este deberá tener “paredes lisas y de revestimiento lavable y suelo impermeable; una cámara frigorífica, como mínimo, para la conservación de cadáveres; instalación de ventilación y refrigeración; y un lavabo con agua caliente, así como un aseo y ducha para el personal, integrado en la propia sala o anexo a la misma”.

Una vista del Tanatorio de Nervión, que en 2017 fue multado por el ayuntamiento de Sevilla tras las denuncias de los vecinos. Fernando Ruso

La versión de la Junta

A tenor de la denuncia de la extrabajadora, la Consejería de Salud ha realizado una inspección en el tanatorio de Virgen del Rocío de Coria del Río, el único señalado en la denuncia —que la joven ha ampliado en declaraciones a EL ESPAÑOL—. Como resultado de la visita de los inspectores, se observaron “algunas deficiencias”. Tres, en concreto.

La primera tiene que ver con la sala de preparación de los cadáveres, “pero no a las de exposición al público, y sin trascendencia sanitaria”, explica el informe sobre la situación sanitaria al que ha tenido acceso este periódico tras varias gestiones con la Consejería. La segunda apunta a una “insuficiencia de equipamiento y organización del trabajo para satisfacer los servicios ofertados”. Y, por último, “la falta de termómetros que permitieran verificar el cumplimiento de las temperaturas en el interior de las salas de exposición, aunque se comprobó que ducha temperatura era acorde con la exigida en la normativa.

Según el portavoz de la empresa Fuascen SL, “en las tres mediciones que hicieron los inspectores se registraron temperaturas de 1,7 y 1,8 grados”. “La normativa exige que la temperatura esté entre cero y cuatro grados, pero no especifica el medio para conseguirlo; nosotros no tenemos cámaras frigoríficas, pero sí máquinas de aire acondicionado que llegan a enfriar hasta alcanzar las temperaturas exigidas”, asegura la empresa a este periódico.

Pero la denunciante apunta a EL ESPAÑOL que los supuestos incumplimientos con la normativa no se circunscriben únicamente al tanatorio de Coria del Río, “el más antiguo de Andalucía”, según apunta el portavoz de la empresa funeraria.

Una imagen exterior del tanatorio que Fuascen tiene en Almensilla (Sevilla). Fernando Ruso

Y cita la exempleada al tanatorio que la empresa tiene en Sevilla capital. “Allí sí hay, pero en las cámaras frigoríficas se guardan los féretros y los cuerpos se preparan en el garaje”, explica la joven. “Y está todo sucio y oxidado, tampoco hay agua en la mesa de tanatos; de hecho, no usan ninguna mesa porque no llegan a sacar a los difuntos del sudario”, detalla.

“Tampoco tienen equipos de protección individual, quizá con suerte haya una caja de guantes de látex, nada de mascarillas ni batas, y con el mismo uniforme atienden al público”, describe Carolina en su escrito. Según el reglamento, el personal deberá disponer del equipamiento garantizando el necesario nivel de higiene para que no se produzcan riesgos para la salud.

“El material de tanatopraxia, como agujas o pinzas, está amontonado en una sucia cajonera y jamás se limpia y mucho menos se esteriliza, con el consiguiente peligro para la salud del empleado en caso de pincharse”, denuncia la exempleada, que renunció voluntariamente al contrato al ver las condiciones, no solo higiénicas, también laborales.

Cucarachas y gusanos

En su relato se incluyen cucarachas y gusanos en la zona en la que se preparan el café y los pasteles a la familia. “Jamás se lavan bien y muchas veces he visto gusanos en el fondo de los termos”, advierte la extrabajadora. “La cocina, entre comillas, es un cuartillo sucio en el que el mismo empleado, sin lavarse, prepara la comida para los familiares del difunto; los pasteles se amontonan junto a los productos de limpieza, también la leche; el carro de limpieza con que se limpia la zona de preparación de cadáveres es el mismo con que se limpia el resto del tanatorio, todo por el mismo empleado, claro.”, detalla. Y al final del día, sostiene, la basura con los restos biológicos de la preparación de los cuerpos comparte contenedor con los de la cocina.

En conversaciones con EL ESPAÑOL, la empresa niega que en sus tanatorios existan este tipo de prácticas y se lamenta la facilidad con la que cualquiera puede denunciar ante Sanidad. “Las denuncias pueden venir de muchos sitios, desde la competencia a antiguos empleados”, sostiene el portavoz, que insiste en que en sus centros se desinfecta con bactericida las bandejas con las herramientas que están en contacto con los cuerpos y en que los certificados de desinsectación están al día.

“Es por nosotros mismos, ¿cómo vamos a usar un material que no está limpio? De verdad, ¿eso se lo puede creer alguien? Nada de lo que se dice se ajusta a la realidad, de ser cierto nos habrían precintado del tirón”, razonan en la funeraria. “Denunciar sale gratis”, lamentan.

Esta misma empresa ya protagonizó titulares en la prensa local en 2017, cuando el ayuntamiento de Sevilla impuso una sanción por incumplimiento de la normativa municipal a tenor de varias quejas vecinales a propósito del traslado de los fallecidos. Según denunciaban los residentes colindantes al tanatorio de Nervión, en Sevilla, los cadáveres se trasladaban a la intemperie, lo que motivó una orden de clausura debido a una infracción grave y una multa de 2.252 euros.

El tanatorio de Nervión, ubicado en la avenida de Montesierra de Sevilla. Fernando Ruso

Ni siquiera la instalación de unas lonas opacas y unas pérgolas evitó que los vecinos—que llegaron a constituir la asociación llamada ‘No a tanatorios en zonas residenciales urbanas’, diesen por zanjadas sus quejas. Esta organización denunció en su día ante la delegación de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sevilla que el proyecto original recogía que la entrada de féretros se hiciese en un garaje subterráneo y no a la vista de todos.

“En todos los juicios nos han dado la razón”, defiende el portavoz de Fuascen SL.

En la actualidad, y según el testimonio de la extrabajadora, ese traslado se hace al final de la rampa del garaje, “aún en el exterior, pero habría que estar pendientes para verlo”. En cualquier caso, la denunciante explica que el movimiento de los féretros se hace en el mismo espacio en el que los familiares aparcan sus coches, “aumentando traumas”. En este sentido, el artículo 33 de la normativa, especifica que “el público y los cadáveres tendrán accesos independientes”.

Extremo que niega la funeraria: “En nuestros tanatorios no hay parking público, solo son para los empleados”.

Según el informe de la Consejería, en una segunda inspección realizada durante la recopilación de información para la realización de este reportaje, se ha comprobado la corrección de todas las deficiencias detectadas. En concreto, la empresa ha hecho obras para independizar las dependencias mal estructuradas y aislado la sala de preparación de cadáveres. También ha instalado lavamanos y otras medias higiénicas; colocado termómetros indicadores en las salas de exposición y ha presentado el certificado de incineración ecológica de los materiales de desecho de los féretros. Decretando que la situación ahora es conforme lo exigido en el reglamento.

“Es una monstruosidad”

En declaraciones a este medio y en relación a la denuncia de esta extrabajadora, el portavoz de la Asociación Nacional de Profesionales Tanatopractores de España se pregunta “cómo ha sobrepasado las inspecciones” esta empresa. “Porque el sector está muy vigilado”, argumenta Ángel San Frutos, tanatopractor.

“Es una monstruosidad, y algo puntual, pero no generalizado en el sector; porque esa no es la manera de trabajar”, valora el portavoz al escuchar el relato de la denuncia, aunque justifica que este tipo de prácticas puedan suceder en pequeñas funerarias de pueblo, donde los recursos son escasos.

Sobre la denuncia, San Frutos explica que va en los profesionales y en los empresarios garantizar la calidad del servicio. “A mí no se me ocurriría hacer mi trabajo sin guantes, por ejemplo, o sin mis herramientas esterilizadas; o no lavarme al acabar la preparación de un cuerpo”, insiste el portavoz, que explica cómo el aumento de las temperaturas de conservación de los cuerpos acelera la putrefacción de los cadáveres, con la consiguiente expulsión de fluidos.

Por su parte, a preguntas de EL ESPAÑOL, la asociación de consumidores Facua subraya que entre los familiares de los difuntos y las empresas funerarias media siempre una relación contractual y que ante un incumplimiento la familia puede exigir daño patrimonial y moral, ya que una mala praxis puede generar problemas psicológicos a los afectados.

Según Facua, pese a que en el día a día se registran pocas reclamaciones en este ámbito, hay situaciones muy duras que se hubiesen evitado con un tratamiento exquisito y escrupuloso por parte de las funerarias.

Fachada exterior del tanatorio de Fuascen en Coria del Río (Sevilla), sobre el que pesa la denuncia de una extrbajadora. Fernando Ruso

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