El pintor Alfredo Rodríguez Labajjo Grandío (1939, Lugo), conocido por algunos expertos como el Picasso gallego, fue hallado muerto el pasado lunes en su finca de Friol (Lugo) sobre las 13.30 horas.  

Un taxista dio la voz de alarma porque hacía varias semanas que no lo veía. Pero lo que no imaginaba es que el pintor gallego llevaba varios días muerto y había sido devorado por los perros loberos que convivían con él en la finca

Cuando llegaron los agentes al domicilio, el cadáver se encontraba en el jardín y presentaba daños compatibles con mordeduras de perro. Entre otros daños, el cuerpo del hombre se encontraba sin un brazo, según informa La Voz de Galicia

Una vez encontraron el cuerpo sin vida del pintor, personal veterinario se desplazó hasta la finca y confirmó que el animal se mostraba agresivo. El Concello ha asumido la custodia de los cuadros que había en la casa. Labajjo tenía poco trato con los vecinos y, además, su casa está a más de 400 metros de las viviendas más cercanas. 

Inicios en la pintura

Labajjo Grandío se inició en la pintura en 1951, cuando dio sus primeras clases en la materia de la mano del pintor vilalbés Antonio Ínsua Bermúdez. Después de terminar la carrera de Ingeniería Técnica Industrial, comenzó a pintar junto a su primo Tino Grandío. En la década de los 60 aprendió del catedrático, Pedro Mozos, y poco después este se convertiría en su maestro. 

Mozos intentó que ingresara en la Escuela Superior de Bellas Artes, pero Labajjo era rebelde y no acataba las normas. Pintaba lo que quería y cuando quería. 

El propio pintor lucense bromeaba con su apodo, "el Picasso gallego", en una entrevista con Efe en 2014, cuando decía que no le importaba que el malagueño lo hubiera "copiado un poco". Recordaba también que en una ocasión se encontró con el auténtico Picasso en Avignon y estuvo charlando con él en gallego. Sobre las similitudes entre el arte de ambos pintores, Labajjo decía: "Lo dice mucha gente".

Esta previsto que este martes se le practique la autopsia, que se revelará las causas concretas de la muerte, entre las que se baraja un infarto. 

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