Murcia

Entre los miembros que componen la plantilla de la Policía Local de Totana (Murcia) había un garbanzo negro y la Unidad de Investigación de este mismo Cuerpo se ha encargado de destaparlo para que acabe con sus huesos en prisión. El agente 3906 fue detenido el pasado jueves por la Guardia Civil, según fuentes ligadas al caso, en el marco de un operativo en el que la Benemérita registró palmo a palmo la casa y unos terrenos anexos del sospechoso donde intervinieron 22 kilos de cogollos de marihuana listos para su comercialización y una plantación de maría que arrojó un peso de 1.090 kilos. También se incautaron numerosos útiles empleados para producir, manipular y preparar dosis de esta droga. “El valor de la sustancia estupefaciente que tenía en su propiedad ascendía a unos 200.000 euros”, precisan las citadas fuentes a EL ESPAÑOL.

Andrés M. V., de 51 años, conocido como El Naranjo, sumaba tres décadas de servicio como agente de la ley y había estado destinado en las unidades de Tráfico y Seguridad Ciudadana, así como en la sala del 092. La Unidad de Investigación de la Policía Local de Totana le tenía en la diana desde 2016, entre otros motivos, por el presunto elevado nivel de vida que llevaba y por algunas de las compañías poco recomendables que supuestamente frecuentaba cuando iba sin uniforme. A lo largo de estos tres años, los funcionarios han ido recabando información sobre su compañero 3906 realizando diversas patrullas de paisano, cuyo único objetivo era conocer los movimientos que hacía en la calle cuando se quitaba el uniforme. “Vivía por encima de sus posibilidades: era muy habitual verle en los salones de juego y de fiesta acompañado por gente que se dedica al menudeo de estupefacientes”, resumen fuentes próximas al caso sobre el resultado de los seguimientos realizados al sospechoso.

Andrés M. V., el policía local detenido, en una fotografía de archivo. E.E.

“Tenía problemas con las drogas y el alcohol”. En 2017 se cogió una baja por razones médicas y durante dos años se mantuvo fuera de servicio, sin variar un ápice su estilo de vida: apuestas, juergas... De los dispositivos de vigilancia obtuvieron información que apuntaba a que en su casa, situada junto a la Rambla del Cementerio en el extrarradio de la localidad murciana de Totana, contaba con una parcela anexa en la que supuestamente producía marihuana. “Tenía unos terrenos a las espaldas del inmueble que ocupaban una superficie de unos 2.000 metros cuadrados y había extendido a lo largo de la valla perimetral una malla para ocultar las plantas”, aseguran las citadas fuentes policiales. “Había una conexión ilegal a la red eléctrica y en la zona el olor a maría era muy fuerte”.

A la investigación se sumó el pasado mes de agosto la Guardia Civil. El Instituto Armado también desplegó un amplio dispositivo de vigilancia que permitió corroborar que en la casa en la que residía Andrés El Naranjo, junto a su actual pareja sentimental, se producían numerosas visitas de personas, a cualquier hora del día y siempre con la misma conducta sospechosa: la gente entraba y salía de la vivienda en un breve espacio de tiempo mientras los propietarios vigilaban. Además, la Benemérita detectó la presencia en la finca de varias edificaciones supuestamente utilizadas para la manipulación de las cosechas de cannabis sativa. Todo ello llevó a los investigadores a tener fuertes indicios de que en el inmueble y en los terrenos de la Rambla del Cementerio, este policía local de Totana supuestamente estaba produciendo y vendiendo maría a gogó.

Sabía que le estaban investigando

El arresto del sospechoso se produjo justo cuando estaba previsto que este mes de septiembre se incorporase al servicio policial tras recibir el alta médica. “Sabía que le estaban investigando porque en su casa tenía un cuadrante en el que había anotado los turnos de los dos compañeros de la Unidad de Investigación que iban tras su pista: cuando ellos trabajaban él no hacía movimientos extraños”. El pasado jueves 19 de septiembre, a primera hora de la mañana, la Guardia Civil puso en marcha la Operación Arancione en la que fue movilizado un fuerte dispositivo. Las fuentes del caso consultadas por este diario aseguran que el operativo se topó con un imprevisto: “El sospechoso no estaba en su casa porque llevaba toda la noche de fiesta y hubo que esperar a su llegada para arrestarle”.

Era tan malo el estado con el que regresó a su casa Andrés El Naranjo que, a pesar del despliegue y de la que se le venía encima en términos legales, “llegó a quedarse dormido durante la intervención”. Más allá de esta situación anecdótica, la Benemérita desarrolló una minuciosa inspección que le permitió confirmar que el policía local empleó el tiempo libre de su baja médica en habilitar presuntamente una plantación clandestina de marihuana en los terrenos anexos a su casa. Haciendo honor a su mote familiar, detrás de unos naranjos tenía ocultas un centenar de plantas de maría de grandes dimensiones en estado de floración. “Algunas medían casi dos metros y fue necesario usar una motosierra para cortarlas”. El peso de la sustancia estupefaciente incautada superó la tonelada: 1.090 kilos. “Tuvieron que emplear un camión para su traslado al depósito judicial de Librilla”.

“El valor de la sustancia estupefaciente que tenía en su propiedad ascendía a unos 200.000 euros” G.C.

Durante el registro también se intervinieron 22 kilos de cogollos dispuestos en una estancia, en la que había habilitadas estanterías para su secado. El agente 3906 contaba presuntamente en su casa con topo tipo de aparatos para optimizar la producción y distribución ilícita de la droga mediante dosis: basculas de precisión, peladora, focos, tijeras de poda, ventiladores… En la Operación Arancione también fue arrestada la pareja del policía local, una mujer española, de 44 años, a la que era habitual verla contratada eventualmente en algunos bares del municipio totanero. Los dos detenidos fueron puestos a disposición de los juzgados de instrucción de Totana como presuntos autores de los delitos contra la salud pública (tráfico de drogas) y defraudación de fluido eléctrico.

Tenía expedientes disciplinarios

Las fuentes próximas a la investigación de este caso de tráfico de drogas que han sido consultadas por este diario confirman que Andrés El Naranjo ya ha ingresado en prisión. Esta situación evitará un dolor de cabeza al Ayuntamiento de Totana porque este mes de septiembre estaba prevista su incorporación y en la Concejalía de Seguridad Ciudadana no sabían dónde destinarlo porque en la última década arrastraba una vida muy desordenada y todavía no había alcanzado los 35 años de servicio efectivo para jubilarlo. "Tenía que regresar este mes y no sabían qué hacer con él". La preocupación de la Concejalía también se hacía extensiva a la plantilla porque el agente 3906 había protagonizado diversas situaciones surrealistas estando de servicio, como olvidar dónde tenía su arma reglamentaria, lo que le valió un expediente disciplinario.

El Naranjo también había sido denunciado por sus compañeros por no llevar los papeles en regla de su Mercedes ML. “Sabíamos que tenía problemas con las drogas y estábamos muy pendientes de él, de que no causara ningún accidente, por eso, un día, tenía estacionado su coche en la vía pública y unos agentes se acercaron a pedirle la documentación y comprobaron que circulaba con un vehículo sin tenerlo asegurado”, tal y como detallan fuentes policiales. En otra ocasión, en una intervención policial contra la presencia de menores en unos salones de juego situados en la avenida Juan Carlos I de la localidad totanera, los agentes se toparon durante la redada con su compañero.

Antes de su detención, 'El Naranjo' ya llevaba una vida que le causaba problemas profesionales. G.C.

A todo esto se suma el hecho de que los presuntos excesos de su vida personal le afectaban supuestamente en su trabajo diario en la Policía Local: “Solía llegar a trabajar con aspectos muy desaliñado y con unos ojos que evidenciaban que se había pasado toda la noche de fiesta”. De hecho, en una ocasión era tal el supuesto estado de embriaguez con el que se incorporó a su turno que su pareja policial le pidió que se quedase en la Sala del 092 y cuando regresó se lo encontró durmiendo. El último destino que tuvo en Totana el agente 3906 antes de cogerse la baja médica fue la centralita: de este modo se evitaba que patrullara por las calles de la localidad. “El arma reglamentaria se le habían retirado por seguridad y estaba guardada en el armero desde que se cogió la baja”.

Su detención por su supuesta actividad delictiva como narco ha caído como una bomba en el Consistorio, pero en el seno de la plantilla policial diversos agentes aplauden la labor de la Unidad de Investigación que ha destapado a esta presunta oveja negra para preservar el buen nombre de la Policía Local de Totana. A partir de ahora Andrés El Naranjo no precisará una pistola porque su nuevo destino es una celda.

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