El pasado 24 de mayo, una niña de cinco años murió en un comedor escolar de Palma debido a una alergia alimentaria. La pequeña comió un sándwich de helado sin lactosa (ya que era intolerante), pero al cabo de unos minutos entró en parada cardiorrespiratoria y falleció. Mientras se van aclarando los detalles del suceso, el juzgado acaba de imputar a una doctora del 061 que atendió la llamada del colegio.

Además, ya están imputadas tanto una monitora como una empleada del comedor del centro escolar.

Según cuenta el diario Última Hora, la médica recomendó no inyectar adrenalina a la menor, vital en casos así, debido a que interpretó que no presentaba los síntomas propios de una crisis de alergia.

Según su versión, ofrecida este martes en el juzgado como investigada, era preferible que los responsables del centro escolar esperasen a la llegada de la ambulancia.

A su llegada, se encontraron a la joven en parada cardiorrespiratoria y permanecieron una hora y media tratando de reanimarla sin éxito, ya que finalmente perdió la vida.

Los investigadores aguardan por el momento a que concluya el informe final para conocer con exactitud el motivo del fallecimiento y así esclarecer la trágica muerte. Por el momento, además de esta médica, hay otras dos personas imputadas por si el fallecimiento se debió a un error humano.

La niña, tal y como informaron sus padres, se sentaba siempre en una silla que lucía una etiqueta señalando su intolerancia. Aun así, comió el helado. También, la investigación baraja si no se debió a un error humano de los trabajadores del centro, sino a un error nutricional.