Pablo Iglesias, pese a lo que pueda parecer –a veces–, no elige la ropa al azar. No coge cualquier camisa o pantalón. No, no lo hace. El atuendo, como bien sabe, importa. Y el pasado miércoles, cuando abrió el armario, se decantó por un jersey negro con un logo reconocible (una cabeza laureada, símbolo de la victoria del pueblo); pero, sobre todo, por una marca, 198, de izquierdas y republicana –como reconoce abiertamente en su página web–. “No vino a por él a la tienda. Antes sí que lo hacía. Supongo que lo compraría por Internet”, cuenta Eduardo Garrido, copropietario de 198, en conversación con EL ESPAÑOL. 

Pablo Iglesias acude al debate con un jersey de la marca republicana 198.

Con su elección, Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos, colocó su mensaje (de izquierdas y republicano) y se puso frente a Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Casado –todos ellos en traje–. Volvió a situarse, de nuevo, en un plano diferente respecto a sus rivales. Él, como imagen del pueblo, con pantalones grises de pinzas, camisa y jersey; el resto, como ‘casta’. Así de sencillo. No necesitó hacer nada más. Llegó al debate en taxi –en apoyo a este colectivo–, entró al plató, se quitó la chaqueta y acudió al atril con su ‘revolucionario’ atuendo. Dio su apoyo al 198 y rechazó el 155. 

“Paralelamente, a nosotros se nos cayó la página web. Yo no estaba viendo el debate. Pero, claro, me empezaron a llegar mensajes de amigos y familiares…”, cuenta Eduardo Garrido. Pablo, una vez más, les había ofrecido publicidad gratuita. Ya acostumbraba a llevar su ropa en ‘La Tuerca’. Y, en 2015, se la puso en plena jornada de reflexión. Apareció jugando al fútbol vestido con una camiseta de la selección con los colores republicanos. Nadie sabía de su existencia. Ni siquiera la marca que la había fabricado. Pero, de repente, el líder de Unidas Podemos puso en el mapa a 198 y la metió en el armario de los ‘influencers’ y políticos de izquierdas: Cayo Lara, Willy Toledo… 

Pablo Iglesias, con la camiseta republicana de la selección.

Pero la marca, antes de que Pablo Iglesias le diera un ‘empujón’ mediático, ya llevaba años comercializando ropa de izquierdas. Eduardo Garrido y su socio Eduardo del Amo contemplaron la posibilidad de empezar con el proyecto en 2008. “La selección no paraba de ganar cosas. Aquel año, la Eurocopa. Después, el Mundial. Total, que nos dio por crear una camiseta de España con los colores de la República. Lo hicimos y tuvo mucho éxito”, recuerda. 

Primero, fueron los amigos los que les compraron sus productos. Más tarde, lo hizo toda la comunidad de izquierdas. El año del Mundial, vendieron en torno a 10.000 camisetas republicanas. ¿Y qué hicieron? Dejar sus trabajos. Eduardo Garrido, su empleo en una cooperativa de comunicación, marketing y publicidad; y Eduardo del Amo volvió del extranjero para ‘meterse’ en el negocio. “Empezamos a vender a través de Internet y una cosa llevó a la otra. Llegó un momento en el que necesitábamos tener una oficina, un almacén… y abrimos la tienda en Malasaña”, recuerda. 

Su catálogo, entonces, no era muy extenso. Pero, eso sí, en la tienda se podía comprar una guillotina. ¿El motivo? Protestar por la situación en la que se encontraba España. “Estábamos en la época más dura de los recortes y lo lanzamos como un símbolo. Pensábamos que podíamos poner las cartas sobre la mesa. Las empezamos a vender, pero sin cuchillo, era como una especie de broma con trasfondo político”, explica Eduardo, que siempre ha estado muy vinculado a los movimientos sociales. 

Eduardo Garrido, dueño de la tienda 198.

A partir de ahí, vino el resto. Lo que era un pequeño catálogo se ha convertido en una oferta muy variada de todo tipo de productos. En la página web de 198 se pueden comprar camisetas republicanas (la primera que sacaron, pero también una actualizada), zapatillas con un estilo muy british, polos ‘pijillos’, chaquetas, mochilas… y muchas prendas reivindicativas. Por ejemplo, la que pide la libertad del Sahara. O la de palestina. O la que hicieron con los papeles de Bárcenas y la nomenclatura de M. Rajoy. 

Todo eso les sirvió para facturar, en 2016, por ejemplo, 256.000 euros, y para que la tienda, ahora mismo, sea sostenible. “Tenemos dos empleados y trabajamos nosotros. Nos da para vivir”, cuenta Eduardo, que no pretende hacerse rico con la tienda, pero sí vivir de ello con una filosofía muy particular: toda su ropa se fabrica en España o en Europa, se vende como sostenible. “Es la forma que nosotros tenemos de saber que, en efecto, se cumple con los derechos laborales. Entendemos que si se hace aquí estamos ofreciendo unas condiciones mínimas a las personas que hacen nuestras prendas”, explica a EL ESPAÑOL. 

Tienen además, el certificado Fair Trade, que garantiza las condiciones laborales, y bebe de una ideología, obviamente, de izquierdas y republicana. De ahí que sus precios no sean populares. El jersey que Iglesias se puso en el debate, por ejemplo, se vende a casi 40 euros. Prefieren que las prendan sean de calidad a fabricarlas en Asia. Esa es su filosofía y la de Iglesias. ¿Y también la de la derecha? “Conozco algunas personas que son republicanas a pesar de ser de derechas. Por qué no se las van a poner". Dicho queda. 

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