Tiene 76 años y le piden 4 de cárcel. ¿El motivo? Plantar marihuana en su huerto. Se llama Fernanda De la Figuera y es una de las figuras más relevantes del cannabis en España. La ‘abuela de la marihuana’ es un rostro conocido y respetado dentro de la escena cannábica nacional. Lleva 50 años plantando en su huerto. Ahora, por ese motivo, se enfrenta a 4 años de prisión

Fernanda, nacida en Madrid pero residente en Málaga desde hace más de 40 años, conoció el cannabis en la década de los 60. Desde entonces se ha convertido en una de las mayores activistas del cáñamo en nuestro país. Su lucha logró hitos a mediados de los 90, cuando se convirtió en la primera cultivadora legal de España. También participó en la creación de los primeros clubes cannábicos de España, basados en Barcelona. Nunca ha traficado. Los fines de su cultivo, esencialmente medicinales. Ahora le acusan de exceso de producción y eso puede llevarla a la cárcel. 

“Que no, que no. Que si yo hubiera querido ganar dinero con la marihuana me hubiera hecho narco. Que no soy ningún narco. No es mi caso y lo sabe todo el mundo. Yo no trafico. Yo planto marihuana por razones médicas; porque gracias a ella puedo vivir en condiciones dignas. A mí me diagnosticaron de pequeña una serie de problemas de salud, como artrosis, reuma… Me destrocé el coxis con una caída. Si no fuera por la marihuana yo iría en silla de ruedas. Eso no lo digo yo, eso me lo han diagnosticado doctores”, relata en una conversación con EL ESPAÑOL.

Tomates, maíz, marihuana...

En 1995 consiguó que le permitieran cultivar legalmente plantas de marihuana con fines medicinales tras una sentencia pionera en España. “Tuve un abogado excelente y me gané mi derecho a plantar en mi huerto. Tenía una hilera de tomates, otra de marihuana, otra de maíz…”. Básicamente estaba cultivando su medicina. “Y la de mi hija, por ejemplo, que no ha fumado en su vida y padecía dolores menstruales fortísimos. Le daba una friega con aceites de cannabis y le calmaba todo el dolor”, asegura. 

Si le han permitido cultivar legalmente, ¿dónde está el problema? En la cantidad. Fernanda abrió asociaciones cannábicas con un fuerte componente feminista. Las llamó “Marías x María”. “Yo he sido feminista cuando el movimiento en España todavía no era importante. Fui madre soltera y abogué por la maternidad responsable sin necesidad de casarse”, recuerda. Con sus asociaciones buscaba acercar a las mujeres a la cultura cannábica de una forma responsable y con información. “Pero en las asociaciones también hay hombres, yo me llevo muy bien con ellos, los quiero trabajando y peleando a mi lado”, resume.

En estas asociaciones, todos los afiliados colaboraban para tener una planta por socio. La fama de la figura de la ‘abuela cannábica’ y la filosofía de sus clubes hizo que el número de socios creciera más y más. “Al principio éramos 25, pues cultivabábamos 25 plantas. Al final éramos más de 100, que no sé decirte si éramos 120, 150 o 180. Pues una para cada uno, que es lo justo”, dice Fernanda, que añade que “a veces no salen las cuentas. Algunas plantas no llegan a madurar, otras no sacan rendimiento… Acabas haciendo equilibrio para que todo el mundo tenga al menos algo de cannabis. Ya me dirás si eso es traficar”.

Juicio suspendido

Pues en ese incremento de la producción está el presunto delito.  El incremento de socios ha provocado un incremento lógico de la producción, y por ahí la han denunciado. A Fernanda le han intentado quitar la producción por todos lados. Legal e ilegalmente. Desde las fuerzas de seguridad hasta los ladrones.  Y al final, aunque llegó a convertirse en la primera cultivadora legal de cannabis de España, volverá a verse en los tribunales por esta cuestión. Porque por ahí vino todo lo demás: está denunciada por un exceso de producción. La legislación española tiene un gran vacío legal en materia de producción de cannabis y ahora le acusan de estar produciendo más de la cuenta. En total, 4 años de prisión le piden.

El juicio tenía que haberse celebrado el jueves 25 de abril en la Audiencia Provincial de Málaga, pero se ha suspendido. “Lo han aplazado hasta octubre por una cuestión de documentos que faltaban. Temas burocráticos”. Así, su incertidumbre se prolonga hasta después de verano. Sin embargo, Fernanda mantiene una actitud positiva al respecto: “No seamos pesimistas. Vamos a esperar. Si al final hubiera sentencia condenatoria, pues hay otros tribunales por encima para recurrir”, dice Fernanda.

El siglo de la medicina cannábica

“Esta va a ser el siglo de la medicina cannábica y lo saben en países como Israel, donde se está aplicando a personas mayores que encuentran una mejoría absoluta con tratamientos de marihuana. No tiene que ser fumada, hay aceites, tinturas, formatos comestibles…”.  

Lo dice una persona con más de 50 años de experiencia como consumidora, “y lo único que me ha hecho es bien. Yo nací en el seno de una familia muy conservadora, muy machista, de militares. Pero fue precisamente el contacto con los militares de la legión, los que venían a Málaga con el kifi (el nombre del polen de marihuana en Marruecos) el que me puso en contacto con el cannabis. Mis padres, al final, que vivieron en Larache (Marruecos) y nunca fumaron, acabron por comprender por qué consumía yo”, recuerda. Lleva toda la vida consumiendo paramejorar su salud. Y ni la amenaza de la cárcel la va a hacer cambiar su filosofía: “No soy narcotraficante. Nunca he vendido. Sólo cultivo por salud. El cannabis lleva toda la vida conmigo, pero ojalá lo hubiera conocido antes”.

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