Murcia

Antonio solía bromear con su familia y sus amigos que Portuguesa, una mula castellana, de pelaje marrón, con una característica línea blanca que le cruza la cara, “iba a ser más famosa que Belén Esteban”. Y al final, el chascarrillo se ha cumplido: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha difundido un vídeo en su página web y en Youtube en el que elogia el trabajo que desarrollan medio centenar de mulas para la Brigada de Infantería de Montaña del Ejército alemán, y entre esos cuadrúpedos milicianos se encuentra Portuguesa. “El gerente de mi empresa vio el vídeo de la OTAN, me lo pasó y cuando lo abrí grité: ¡Ostia, si es mi mula!”, relata con un tono desenfadado este lorquino, de 67 años, propietario de la empresa Grúas Ruiz Rojo. 

Desde aquel día Antonio respira tranquilo porque por fin tuvo la certeza de que estaban sanas y salvas las dos mulas que le vendió hace una década a una comitiva de las milicias germanas que se desplazó a Lorca. “Cuando las vi en el vídeo me dio mucha alegría comprobar que el Ejército alemán las tenía bien cuidadas”. Es lógico que se sienta aliviado porque en estos años esos animales se han jugado el tipo participando en operaciones internacionales de alta montaña, en destinos tan peligrosos como Afganistán. “Pensaba que se las habían llevado a la guerra y que habrían acabado cayendo por algún barranco”, admite a EL ESPAÑOL. “Yo las vi nacer y crecer en mi casa”. Cuidó con dedicación y con mimo a Portuguesa y Sevillana hasta que una calurosa mañana de julio de 2009, estando en el trabajo, recibió una inquietante llamada del CIFEA.

Los técnicos del Centro Integrado de Formación y Experiencias Agrarias (CIFEA) de Lorca le explicaron que la Brigada de Infantería de Montaña del Ejército alemán se había puesto en contacto con ellos para solicitarles animales con los que transportar mercancías pesadas por montañas empinadas e inaccesibles para cualquier vehículo militar. “En el CIFEA preguntaron a herreros de la zona quién tenía mulas y se pusieron en contacto conmigo”. Un teniente, un veterinario, unos soldados y un traductor se presentaron en su casa de la calle Camino Viejo de la pedanía lorquina de La Hoya, en la que también tiene la sede de su empresa y un recinto de 1.500 metros cuadrados donde las mulas campan a sus anchas. “Vinieron unos señores vestidos de militares a los que no entendía nada de lo que hablaban”. 

Antonio con sus mulas en la Romería del Rocío.

El traductor explicó a Antonio Ruiz Rojo que querían comprarle alguna de sus doce mulas y tras realizarles un minucioso examen veterinario y ponerlas a correr para comprobar que ninguna estaba coja: de la criba salieron victoriosas Portuguesa y Sevillana. “Son dos castellanas, el híbrido nace del cruce de un burro o un asno con una yegua”, explica de forma didáctica. “Ni me acuerdo del precio por el que les ajusté las dos mulas; yo soy empresario, no ganadero, para mí la cría es un hobby, no un negocio”, aclara. De la expedición alemana en la Región se hico eco ese año la revista Interviu, con un reportaje que narraba cómo el 19 de octubre de 2009 pusieron fin a la expedición y se llevaron a un cuartel de adiestramiento de Munich un total de seis acémilas adquiridas en Lorca. 

En la ciudad lorquina, por aquel entonces, algunos vecinos criaban mulas para emplearlas en el campo y llevárselas a las romerías porque en plena crisis, su crianza era más económica –unos 300 euros mensuales- que el coste de un caballo. En el caso de Antonio, la afición por estos animales le viene de su niñez, cuando ayudaba a su progenitor en la finca de los condes de San Julián, situada cerca de la Venta del Chicharra conocida en la zona por su pan casero y el embutido. “Mi padre era agricultor y con 12 años me subía a las balas de paja para ayudarle a ponerles las colleras a las mulas antes de labrar la tierra”, rememora emocionado. De aquel tiempo le viene esta pasión por estos animales: “Él siempre me decía que las tratase con cariño, porque las mulas, una vez domadas, son fuertes y dóciles”. Así lo cree también la OTAN, puesto que en su vídeo los soldados germanos resaltan que “son fuertes, son serviciales y honestas. Si eres bueno con ellas, las mulas serán buenas para ti”, afirman. 

La pedanía está revolucionada

La grabación tiene revolucionados a los cerca de 4.000 vecinos de La Hoya y ha situado en el mapa internacional no solo a la pedanía lorquina, sino a los 397 ejemplares de mula que actualmente hay en la Región, ya que en Youtube se afirma literalmente: "La OTAN ensalza a la mula murciana, el arma secreta de la infantería de montaña alemana". De hecho, el vídeo expone que estos animales son capaces de cargar 120 kilos de suministros, bajo todas las condiciones meteorológicas y en cualquier tipo de terreno, para hacer llegar a las tropas agua, comida, munición y armamento pesado. En el reportaje de la OTAN se ve cómo el Ejército alemán las asea, limpia sus herraduras, les da de comer y un veterinario les hace revisiones antes de protagonizar ascensos y descensos con material por montes escarpados. 

Reportaje en 'Interviú' de las mulas castellanas de Antonio Ruiz

La clave de esa potencia y destreza está en sus patas, “la caña fina”, aclara Antonio tirando de tecnicismos ganaderos. La grabación en la que aparece ‘Portuguesa’ guiada por una soldado y ‘Sevillana’ en un papel secundario, ha despertado también el interés de los políticos de la Región. El alcalde de Lorca, Fulgencio Gil, y el consejero de Agricultura, Miguel Ángel del Amor, se desplazaron ayer a La Hoya para felicitar al empresario por sus dotes ganaderas. 

Antonio, ¿cuál es la receta para criar una mula con dotes militares?

Cuando se crían bestias, se busca que sean atléticas para que puedan pasar por todos los sitios. Mis mulas no comen pienso, todo es natural: su comida lleva un 25% de avena, un 10% de maíz, un 25% de cebada, un 10% de soja, un 15% de guisantes y un 15% de ‘habín’. También comen alfalfa, paja y les doy paseos.

Durante la visita, Antonio mostró al consejero y al alcalde los últimos ejemplares que está criando: cuatro mulas castellanas, dos de romo y dos muletas de nueve meses cada una. En su casa, donde también tiene un huerto con lechugas y tomates, sigue una rutina espartana para la crianza de ganado. “Cada mañana, a las ocho en punto, les doy de comer, y luego me voy a trabajar”. Tiene que tener en forma a sus mulas porque cada año se las lleva de maniobras para cubrir la Romería del Rocío, el Bando de la Huerta... 

Usted tiene dos hijos, ¿seguirá alguno con la tradición familiar de criar mulas?

Ellos no. El que seguirá la saga es mi nieto, de 6 años, porque le gustan a rabiar.