La juez ha desestimado el informe que acusaba a los bomberos de matar a Julen, el pequeño de dos años que se cayó a un pozo en Totalán (Málaga). El abogado de la defensa, el que representa a David Torres, el dueño de la finca, argumentaba que los rescatadores le habrían causado un traumatismo craneoencefálico al golpearle con una piqueta utilizada para saber de qué profundidad era el tapón de tierra. 

A partir de ahí, la magistrada no quiere pedir más pruebas para probar la tesis del abogado del dueño de la finca. Todo indica a que se trataría de una defensa a la desesperada para tratar de evitar el homicidio imprudente del que se le acusa a David Torres. Además, en el sumario del caso queda reflejado que en la piqueta no había rastros de sangre. Es decir, no golpeó en ningún momento al pequeño. 

Por otro lado, tras conocerse el informe preliminar de la autopsia, el menor podría haber muerto por diversas contusiones en el cuello y la cabeza. El niño, a su vez, tenía tierra en el estómago, el esófago y en las manos. Todo certifica, como se había apuntado desde el principio, a que el pequeño cayó en el pozo y se fue golpeando y arrastrando tierra hasta quedar ‘enterrado’ a más de 70 metros de profundidad con un tapón de tierra de 33 kilos. 

Se contempla, también, tras la autopsia realizada por el Instituto de Medicina Legal, que el fallecimiento se habría producido el mismo día. Aún así, para confirmar todo hay que esperar a que esté y sea remitido al juzgado el informe definitivo para concretar aspectos como la data de la muerte. 

En dicho procedimiento, abierto por el Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga, se encuentra como investigado únicamente el dueño de la finca donde se encuentra el pozo en el que cayó el pequeño por un presunto delito de homicidio imprudente. 

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